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“NO PODEMOS CALLAR”

Description

 Sábado 23 de Abril

 

“NO PODEMOS CALLAR”

 

Liturgia de la Palabra

Primera Lectura: Hch 4,13-21

     Pedro y Juan no encubren su fe, y la misión a la que los mueve su fe, frente a quienes quieren prohibirles dar testimonio de Jesús Resucitado. No pueden callar lo que han visto y oído.  

Hch 4,13-21: No podemos callar lo que hemos visto

En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y escribas estaban sorprendidos al ver la seguridad de Pedro y Juan y notando que eran hombres simples y sin instrucción, se admiraban; también sabían que habían sido compañeros de Jesús 14pero, viendo junto a ellos al hombre que había sido sanado, se quedaron sin réplica. 15Ordenaron entonces que salieran del tribunal y se pusieron a deliberar: 16¿Qué hacemos con estos hombres? Han hecho un milagro evidente, todos los vecinos de Jerusalén lo saben y no podemos negarlo. 17Pero, para que no se siga divulgando entre el pueblo, los amenazaremos para que no vuelvan a mencionar ese nombre a nadie. 18Los llamaron y les prohibieron terminantemente hablar y enseñar en nombre de Jesús. 19Pedro y Juan les replicaron: ¿Juzguen ustedes si es correcto a los ojos de Dios que les obedezcamos a ustedes antes que a él? Júzguenlo. 20Nosotros, no podemos callar lo que hemos visto y oído. 21Repitiendo sus amenazas los dejaron en libertad, ya que no encontraban la manera de castigarlos, por temor al pueblo, que daba gloria a Dios por lo sucedido. 22El hombre beneficiado con la señal de la sanación tenía más de cuarenta años.

 

Salmo 118: Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste

 

Evangelio: Mc 16,9-15

     Hoy, como ayer, Jesús se hace presente en personas y situaciones. Pero muchas veces los que nos decimos sus discípulos no lo reconocemos. Cuando aprendemos a mirar con los ojos de la fe, él nos envía. Reconocerlo y anunciarlo van de la mano. Por eso nos dice: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación".

Mc 16,9-15: Proclamen la Buena Noticia 

El primer día de la semana por la mañana resucitó Jesús y se apareció a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. 10Ella fue a contárselo a los suyos, que estaban llorando y haciendo duelo. 11Ellos, al oír que estaba vivo y se le había aparecido, no le creyeron. 12Después se apareció con otro aspecto a dos de ellos que iban paseando por el campo. 13Ellos fueron a contárselo a los demás, pero tampoco a ellos les creyeron. 14Por último se apareció a los Once cuando estaban a la mesa. Les reprendió su incredulidad y obstinación por no haber creído a los que lo habían visto resucitado. 15Y les dijo: Vayan por todo el mundo proclamando la Buena Noticia a toda la humanidad.

 

Oración Colecta

Oh Dios y Padre nuestro:

Tu Hijo Jesús vivió entre nosotros,

carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre;

por amor murió por nosotros

y tú lo resucitaste a una nueva vida.

Queremos fervientemente experimentar

su amor y su presencia

hasta tal punto que, como los apóstoles,

no podamos nunca parar de proclamar

lo que hemos visto y oído,

y que por ello los hombres

te den gloria y alabanza a ti, Dios nuestro.

Te lo pedimos en nombre de Jesucristo, el Señor.

 

Oración de los Fieles

     Rogamos a nuestro Padre del Cielo por nuestras comunidades llamadas a la profecía aun cuando eso suponga seguir hasta el fin las huellas del Maestro. Y le decimos: R/Danos el valor que nos falta, Señor, para anunciarte.

  • Para que la Iglesia no dude nunca en proclamar al mundo verdades, valores y estilos de vida inspirados en Jesús y en su Evangelio, que seguramente al mismo mundo no le agrada oír, roguemos al Señor.
  • Para que los misioneros, y, de hecho, todos los cristianos sigamos proclamando con nuestro estilo de vida que Cristo vive y es importante para todos, roguemos al Señor.
  • Para que perseveremos siempre en el seguimiento del Resucitado y conservemos el entusiasmo y la necesidad de anunciarlo, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Dígnate aceptar este pan y este vino

y mira con agrado el que tu Hijo Jesús

esté vivo y presente entre nosotros

en estos signos humildes,

frutos de la tierra y del trabajo del hombre.

Que él nos dé un poco de su fortaleza

para mantenernos firmes

en las tormentas de la vida,

y para vivir con la alegría

propia de personas redimidas,

ya que el Señor está vivo

y nosotros también lo estamos gracias a él,

ahora y ojalá por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Oh Padre de nuestro Señor Jesucristo:

Tu Hijo nos ha escogido

para ser sus compañeros y compañeras.

Que los hombres lo reconozcan en nosotros

y que ellos lo acepten a él

cuando nuestra conducta y nuestro obrar los convenzan

de que él efectivamente está con nosotros

y de que tú eres nuestro Dios,

que vives en la unidad del Espíritu Santo

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Bendición

     Hermanos: Durante toda esta Semana después de Pascua nos hemos empapado de la fe en el Señor Resucitado. Que esta fe, desde luego, sea el núcleo de nuestra creencia y de nuestra vida. El Señor ha resucitado. Nosotros también resucitamos con él, incluso ahora, poco a poco, a una vida nueva y más hermosa, en Cristo Jesús. Permanezcamos en esta bella certeza y alegría. Y para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

 

 

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