Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

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23 de Enero - Domingo

 

TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Proclamando libertad a los cautivos

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

Nosotros, aunque seamos muchos,

formamos un solo Cuerpo en Cristo,

y a todos se nos ha dado el mismo Espíritu.

Que el Señor Jesús esté siempre con ustedes.

 

Introducción del Sacerdote

     En la Iglesia oímos con frecuencia la palabra “salvación” o “redención”. Estas palabras técnicas suenan difíciles y lejanas. Jesús, cuyo nombre significa “Dios Salva”, nos aclara hoy lo que significa esta palabra “salvar”: Vino para traernos libertad, liberación, de todo lo que nos aliena de Dios y de la gente, y vino también para hacernos capaces de liberarnos unos a otros. Ciertamente hemos sido creados y hemos nacido para ser libres. Ésta es la Buena Noticia que él nos trae. Dejemos que Jesús, que está aquí en medio de nosotros, nos haga libres, hijos e hijas de Dios.

 

Acto Penitencial

Estamos todavía muy lejos de ser libres,

porque somos cautivos del pecado.

                          (Pausa)

Señor Jesús, danos la libertad prometida

a los que vivimos todavía cautivos del pecado.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, haz que nos unamos profundamente a ti,

para proclamar tu Buena Noticia de Salvación a los pobres.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, haznos capaces de alzar y liberar a los oprimidos.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Señor, por tu bondad, líbranos de todo pecado,

para que podamos ser libres, vivos y totalmente humanos.

Y un día llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que podamos aceptar y vivir

hoy la Buena Noticia de Dios.

                        (Pausa)
Oh Dios, Padre nuestro:

Por medio de Jesús

nos hablas hoy tu mensaje

de la Buena Nueva de Salvación.

Te pedimos que sepamos aceptar hoy

el día de gracia que Jesús proclama.

Envíanos tu Santo Espíritu

para que nos ilumine y nos haga libres

y así podamos servirte

a ti y a nuestros hermanos.

Y, con su ayuda, ojalá sepamos

llevar tu Buena Noticia a los pobres y a los presos,

a los ciegos y a los oprimidos,

para que todos puedan disfrutar de tu felicidad.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura (Neh 8:2-6.8-10): La Palabra de Dios movía e inspiraba al Pueblo

     El Pueblo de Dios se reúne en unidad por y para la Palabra de Dios. El mensaje de Dios les disgusta y contraría y, aun así, ellos se regocijan en el Señor.

Nehemías 8,2-6.8-10: Leían el libro de la Ley

El sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era a mediados de septiembre. 3En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la ley. 4Esdras, el letrado, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. 5Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo, ya que se encontraba en un puesto elevado, y cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. 6Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: Amén, amén. Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. 8Leían el libro de la ley de Dios traduciéndolo y explicándolo para que se entendiese la lectura. 9El gobernador Nehemías, el sacerdote y letrado Esdras y los levitas que instruían al pueblo, viendo que la gente lloraba al escuchar la lectura de la ley, le dijeron: Hoy es un día consagrado al Señor, su Dios. No estén tristes ni lloren. 10Después añadió: Ya pueden retirarse, coman bien, beban vinos generosos y envíen porciones a los que no tienen nada, porque hoy es día consagrado a nuestro Dios. No ayunen, que al Señor le gusta que estén fuertes.

 

Salmo 19: Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

 

Segunda Lectura (1Cor 12,12-30 ó 12,12-14.27): Cada uno tiene su papel en el Cuerpo

     Por el Bautismo hemos llegado a ser partes constituyentes del Cuerpo de Cristo. Cada parte debe contribuir al bien del todo.

1 Corintios 12,12-30: Ustedes son el cuerpo de Cristo

Como el cuerpo, que siendo uno, tiene muchos miembros, y los miembros, siendo muchos, forman un solo cuerpo, así también Cristo. 13Todos nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo, y hemos bebido un solo Espíritu. 14El cuerpo no está compuesto de un miembro, sino de muchos… 18Dios ha dispuesto los miembros en el cuerpo, cada uno como ha querido. 19Si todo fuera un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20Ahora bien, los miembros son muchos, el cuerpo es uno… 26Si un miembro sufre, sufren con él todos los miembros; si un miembro es honrado, se alegran con él todos los miembros. 27Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese cuerpo…

 

Evangelio (Lc 1,1-4; 4,14-21): Hoy la Buena Nueva se cumple en Jesús

     Jesús presenta al Pueblo, en la Sinagoga, su programa liberador de Salvación. En Jesús se cumple la Buena Noticia de Dios.

Lucas 1,1-4; 4,14-21: Hoy se cumple esta escritura

Ya que muchos emprendieron la tarea de relatar los sucesos que nos han acontecido, 2tal como nos lo transmitieron los primeros testigos presenciales y servidores de la palabra, 3también yo he pensado, ilustre Teófilo, escribirte todo por orden y exactamente, comenzando desde el principio; 4así comprenderás con certeza las enseñanzas que has recibido. 4,14Impulsado por el Espíritu, Jesús volvió a Galilea, y su fama se extendió por toda la región. 15Enseñaba en sus sinagogas, y era respetado por todos. 16Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. 17Le entregaron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y encontró el texto que dice: 18El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, 19para proclamar el año de gracia del Señor. 20Lo cerró, se lo entregó al ayudante y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. 21Él empezó diciéndoles: Hoy, en presencia de ustedes, se ha cumplido este pasaje de la Escritura.

 

 

 

Oración de los Fieles

     Oremos a nuestro Señor Jesucristo que nos está hablando a todos y cada uno de nosotros ahora en esta eucaristía. Pidámosle que su Palabra se haga vida en nuestros corazones y en nuestras obras. Y digámosle: R/ Habla, Señor, que te escuchamos.

  • Señor, da valor y fortaleza a los pastores y maestros en la Iglesia, para que nos ayuden a comprender tu Palabra y proclamarla a todos como Buena Noticia de Salvación. Y así te decimos.
  • Señor, une en tu Palabra y en tu persona a todos los que se llaman cristianos. Convócalos y reúnelos como hermanos y hermanas para formar tu único Cuerpo. Y así te decimos.
  • Señor, inspira con tu Palabra a todos los poderosos de esta Tierra. Ayúdalos a unir fuerzas para llevar paz duradera, alimento necesario y dignidad humana para todos. Y así te decimos.
  • Señor, abre nuestros ojos a las miserias de nuestros hermanos; haznos sensibles y preocupados por los que se encuentran encarcelados en sus miedos o agarrotados por la injusticia. Haz que seamos luz para los que viven en oscuridad y tiniebla. Y así te decimos.
  • Señor, haznos receptivos a tu Palabra. Líbranos de la mediocridad y del miedo; también de nuestras certezas y autocomplacencias. Danos una nueva comprensión de tu mensaje, para que podamos vivir conforme a lo que creemos. Y así te decimos.

 

Señor, aquí estamos reunidos en tu nombre. Permanece vivo entre nosotros; escucha nuestra oración y dirígenos tu Palabra poderosa que cambie nuestras vidas, pues eres nuestro Dios y Señor por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro:

Con pan y vino, y con palabras de alabanza,

te damos gracias por tu Hijo Jesucristo,

que es tu Palabra Viviente,

dicha y encarnada aquí en medio de nosotros.

Que su Palabra de consagración

cambie estos nuestros sencillos dones

en su propio Cuerpo y Sangre.

Haz también, por el poder de su Espíritu,

que nuestras palabras vacías y vanas

se conviertan en carne y sangre

de bondad y servicio

para los hermanos que nos rodean y para ti,

Dios nuestro, por los siglos de los siglos.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

     Con corazones agradecidos, alabemos a Dios nuestro Padre por enviar a su Hijo, Jesús, para proclamarnos su Buena Noticia de Salvación, y para quedarse con nosotros en nuestra vida de cada día.

 

Invitación al Padre Nuestro

Que Jesús revista nuestras palabras balbucientes

con el poder de su Palabra,

al rezar a nuestro Padre del cielo:

R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de palabras mentirosas

que no portan la verdad

o que no nos comprometen con lo que afirmamos.

Líbranos de toda clase de pecado

y ayúdanos a vivir más radicalmente

la Buena Noticia de tu Hijo, el Evangelio,

mientras oramos y trabajamos en esperanza y alegría

por la venida plena entre nosotros

de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

R/ Porque tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, Palabra viva del Padre,

que se expresó y reveló a sí mismo en lo que decía

y vivió tal como hablaba.

Dichosos nosotros al recibirlo ahora en la comunión

para que vivamos siempre conforme a su voluntad.

R/ Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión

Tú has hablado tu Palabra, Señor,

que se ha encarnado de nuevo

aquí en medio de nosotros.

Tú nos has fortalecido

con su Palabra y con su Cuerpo.

¿Podríamos acaso pedirte algo mejor

que hacer posible que nuestra conducta y nuestra vida

lleguen a ser también Buena Noticia de Salvación

para quien encontremos en nuestro camino?

Haznos libres con la libertad que nos trajo Jesucristo,

Hijo tuyo y Señor nuestro,

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

     Hermanos: El mensaje de nuestro Señor Jesucristo será Buena Noticia para nosotros solamente si somos conscientes de nuestra propia pobreza y vaciedad. Y lo haremos Buena Noticia de esperanza y alegría para todos los que nos rodean solamente si el Espíritu de verdad habla por nuestras palabras, y si con nuestra conducta nos comprometemos a llevar a la realidad lo que decimos y proclamamos con nuestra boca. Que el Señor les dé a ustedes ésta fuerza y compromiso, y los bendiga abundantemente: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

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