Somos misioneros
sin fronteras, en misión compartida para la formación de evangelizadores en China y el resto del mundo.
El Espíritu Santo, a través de la respuesta y mediación histórica de San Antonio María Claret, nos ha señalado un estilo especial de santidad y apostolado. Por eso, cada vez que queremos aclarar y promover la fidelidad a nuestra misión, volvemos la mirada hacia el Fundador en quien, por primera vez, resplandeció la luz de esta nueva comunidad, de esta vocación y misión en la Iglesia (Cfr. Juan Pablo II, 10 de noviembre de 1978).