Luns 14 de Abril, 2025
LUNES DE LA SEMANA SANTA
Servidor de los pobres
Introducción
La Semana Santa es para nosotros el tiempo en que meditamos sobre la muerte salvadora de nuestro Señor. Los días de su sufrimiento se acercan. La Primera Lectura nos ofrece el primero de los famosos cánticos de Isaías sobre el Siervo de Yahvé. La liturgia de la Semana Santa caracteriza a Jesús como el Siervo Sufriente de Yahvé. Este primer cántico habla, quizás directamente, sobre la actitud y la misión del pueblo de Dios, pero encontramos esas actitudes plenamente ejemplificadas en Jesús, el perfecto Siervo de Dios y siervo del pueblo. En esta lectura se nos muestra cómo el Siervo de Dios vino a servir a los pobres y a los que sufren, trayéndoles justicia y libertad, y luz en la oscuridad para todos; él será la Alianza viviente para nosotros, el pueblo, uniéndonos con Dios y con nuestras hermanas y hermanos. Todo esto lo hizo por nosotros por medio de su muerte salvadora.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú has llamado a los hombres
a ser servidores unos de otros
en la causa por la justicia y la misericordia.
Tú nos mostraste en Jesús, tu Hijo,
qué significa servir
y cuánto nos puede costar el servicio.
Llénanos con el Espíritu de Jesús,
para que no quebremos a los débiles
ni rechacemos a los que andan a tientas en la oscuridad.
Que él nos enseñe a servir y a amar,
con compasión hacia los desamparados
y respeto hacia los más pobres y pequeños,
juntamente con Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura: Isaías 42,1-7: Sobre Él he puesto mi espíritu
El primero de los famosos cánticos de Isaías profetiza que el sacrificio del Siervo de Yahvé limpiará la tierra, hará soplar su viento abrasador y justiciero y tenderá para nosotros una tienda que será sombra y refugio de salvación.
Así dice el Señor: Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi Espíritu, para que promueva el derecho en las naciones. 2No gritará, no clamará, no voceará por las calles. 3No romperá la caña quebrada, no apagará la mecha vacilante. Promoverá fielmente el derecho, 4no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y su ley que esperan las islas… 6Yo, el Señor, te he llamado para la justicia, te he tomado de la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. 7Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la cárcel a los que habitan en tinieblas.
Salmo 27: El Señor es mi luz y mi salvación
Evangelio: Juan 12,1-11: María ungió a Jesús
La Semana Santa nos invita una vez más a actualizar y dejarnos interpelar por la Pasión, muerte y Resurrección salvadora de nuestro Señor Jesús. Los días de su sufrimiento se acercan. La liturgia de la Semana Santa caracteriza a Jesús como el Siervo de Yahvé que vino a servir a los pobres y a los que sufren, trayéndoles justicia, libertad y luz. Él será la Alianza viviente para nosotros.
Seis días antes de la Pascua Jesús fue a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. 2Le ofrecieron un banquete. Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. 3María tomó una libra de perfume de nardo puro, muy costoso, ungió con él los pies a Jesús y se los enjugó con los cabellos. La casa se llenó del olor del perfume. 4Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: 5¿Por qué no han vendido ese perfume en trescientas monedas para repartirlas a los pobres? 6Lo decía no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón; y, como llevaba la bolsa, robaba de lo que ponían en ella. 7Jesús contestó: Déjala que lo guarde para el día de mi sepultura. 8A los pobres los tendrán siempre entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán. 9Un gran gentío de judíos supo que estaba allí y acudieron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. 10Los sumos sacerdotes habían decidido dar muerte también a Lázaro, 11porque por su causa muchos judíos iban y creían en Jesús.
Oración de los Fieles
La indiferencia y la rutina son quizás más paralizantes y corrosivas para la vida cristiana que las calamidades y sufrimientos agudos, ya que muchas veces no somos conscientes de ellas. Pidamos a nuestro Padre del cielo que sepamos luchar para ganar de nuevo nuestra libertad, que Cristo nos recuperó con su vida, y digamos: R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.
Señor, Dios nuestro, la muerte leal de tu Hijo hizo posible para nosotros llegar a ser personas libres y descubrir la alegría en su plenitud. Que, a través de su muerte y resurrección, las penas y tormentas de la vida se conviertan en instrumentos de la libertad, la alegría y la felicidad prometidas a nosotros por Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Con tu Hijo en medio de nosotros,
nosotros, tu Pueblo, te pedimos hoy:
que nos otorgues, bondadoso,
la justicia de tu amor y tu perdón
y que nos ayudes
a establecer una verdadera justicia en la tierra,
para que nosotros, el pueblo de tu eterno amor,
nunca seamos escándalo para nuestro prójimo,
sino siervos humildes
y signos de esperanza y alegría para todos.
Que ésta sea nuestra ofrenda para ti hoy,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Por el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
nos llamas a servir a la causa de lo justo y bueno.
Te pedimos que aliente en nosotros, tu pueblo,
el Espíritu de justicia de tu Hijo,
y que él mismo, Jesús, nos tome de la mano
y nos haga fuente de unidad y de luz
para los pobres y ciegos de hoy,
y para los que sinceramente buscan amor y verdad.
Quédate con nosotros, tu pueblo.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Sabemos que en estos días de Semana Santa, Jesús el Señor nos conducirá de la muerte a la vida, si aprendemos de él a amarnos y a servirnos unos a otros y a vivir los unos para los otros, aun a costa de sacrificio. Que el Señor nos dé valor para ello. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.