Miércoles 16 de Marzo
EL SUFRIMIENTO DEL PROFETA
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: Jer 18,18-20
Jeremías ruega a Dios lo proteja de la conspiración que persigue a todos los profetas por ser personas “molestas”, porque su misión es precisamente denunciar lo que nadie se atreve, ser la voz de los que no tienen voz y ponerse al servicio de la verdad cueste lo que cueste.
Jer 18,18-20: Lo heriremos con su propia lengua
Dijeron: Vamos a tramar un plan contra Jeremías, porque no nos faltará la instrucción de un sacerdote, el consejo de un sabio, el oráculo de un profeta; vamos a herirlo en la lengua, no hagamos caso de lo que dice. 19Hazme tú caso, Señor, escucha a mis rivales, 20¿es que se pagan bienes con males? Me han cavado una fosa. Recuerda que estuve ante ti intercediendo por ellos para apartar de ellos tu enojo.
Salmo 31: Sálvame, Señor, por tu misericordia
Evangelio: Mt 20,17-28
Jesús, el Hijo de Dios, es también el más grande de los profetas que vivió en la tierra, y un ejemplo acabado y completo de lo que supone entregar la vida por el Evangelio. Desacomodarse, desinstalarse y estar dispuestos incluso a conspiraciones y sufrimientos. Cuando nos llama a seguirlo, también a nosotros Jesús nos pregunta: ¿Están dispuestos a beber la copa que yo beberé?
Mt 20,17-28: Lo condenarán a muerte
En aquel tiempo, cuando Jesús subía hacia Jerusalén, tomó aparte a los Doce discípulos y por el camino les dijo: 18Miren, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los sumos sacerdotes y letrados que lo condenarán a muerte. 19Lo entregarán a los paganos para que lo maltraten, lo azoten y lo crucifiquen. Al tercer día resucitará. 20Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacer una petición. 21Él le preguntó: ¿Qué deseas? Ella contestó: Manda que, cuando reines, estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda. 22Jesús le contestó: No saben lo que piden. ¿Son capaces de beber la copa que yo he de beber? Ellos contestan: Podemos. 23Jesús les dijo: Mi copa la beberán, pero sentarse a mi derecha e izquierda no me toca a mí concederlo; esos lugares son para quienes se los ha destinado mi Padre. 24Cuando los otros diez lo oyeron, se enojaron con los dos hermanos. 25Pero Jesús los llamó y les dijo: Saben que entre los paganos los gobernantes tienen sometidos a sus súbditos y los poderosos imponen su autoridad. 26No será así entre ustedes; más bien, quien entre ustedes quiera llegar a ser grande que se haga servidor de los demás; 27y quien quiera ser el primero, que se haga sirviente de los demás. 28Lo mismo que el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tus profetas nos recuerdan,
a tiempo y a destiempo,
nuestras responsabilidades hacia ti
y hacia el mundo de nuestros hermanos.
Te pedimos que, cuando esos profetas
nos molesten y disgusten,
lo tomemos como una sana molestia,
y que su profecía suscite en nosotros
inquietud y deseo sincero de hacer tu voluntad
y de crear justicia y amor alrededor nuestro.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Oración de los Fieles
Con toda la Iglesia, te rogamos, Señor, que tu Espíritu nos sostenga y anime día y noche nuestra misión. Así te pedimos: R/Pon tu palabra en nuestros labios y tu amor en nuestras manos, Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo Jesús se acerca a nosotros y nos pregunta:
“¿Pueden ustedes beber mi copa conmigo?”
Danos valor y fortaleza
para aceptar con Jesús cualquier sufrimiento,
a causa de tu reino,
porque sabemos que el sufrimiento
es la firma de autenticidad
en la vida del verdadero discípulo de Jesús.
Que nuestro sufrimiento nos traiga vida,
a nosotros y a nuestros hermanos.
Y ésta es la mejor ofrenda
que hoy te presentamos,
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Tu Hijo Jesús emprendió el camino hacia la cruz
sabiendo el sufrimiento que le esperaba,
pero consciente también de que su pasión y muerte
significaría vida y alegría para muchos.
Danos, Señor, un poco de su coraje y valor
para que no seamos ni evasivos ni miedosos en la vida,
sino que hablemos con energía y actuemos con firmeza
cuando se nos pida entrega y servicio
o cuando esté en juego tu reino.
Que tu Hijo permanezca con nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Se nos ha dicho que “el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir”. ¿Cómo seguiremos a nuestro Señor como discípulos que se comprometen a servir? Que él mismo nos dé conciencia y fuerza para ello. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.