Jueves 17 de Marzo
“EL PUEBLO SUFRE. MIRA SUS NECESIDADES”
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: Jer 17,5-10
Dios nos aclara que los que, con autosuficiencia, ponemos nuestra fe en nosotros mismos y en los medios o recursos materiales que poseemos, estamos lejos de él y de su Reino.
Jer 17,5-10: Bendito quien confía en el Señor
Así dice el Señor... 7¡Bendito quien confía en el Señor y busca en él su apoyo! 8Será un árbol plantado junto al agua, arraigado junto a la corriente; cuando llegue el calor, no temerá, su follaje seguirá verde, en año de sequía no se asusta, no deja de dar fruto… 10Yo, el Señor, penetro el corazón, examino las entrañas, para pagar al hombre su conducta, lo que merecen sus obras.
Salmo 1: Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor
Evangelio: Lc 16,19-31
En el evangelio de hoy, Jesús profundiza el mensaje de la Primera Lectura con la parábola del rico y Lázaro para instruirnos acerca de que los que más poseen no son condenados precisamente porque tengan más que los demás sino por ser insensibles a las necesidades de sus hermanos, las más evidentes y también las otras, las que muchos cargan calladamente.
Lc 16,19-31: Recibiste bienes y Lázaro males
En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: Había un hombre rico, que vestía de púrpura y lino y todos los días hacía espléndidos banquetes. 20Echado a la puerta del rico había un pobre cubierto de llagas llamado Lázaro, 21que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamerle sus heridas. 22Murió el pobre y los ángeles lo llevaron junto a Abrahán. Murió también el rico y lo sepultaron. 23Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, alzó la vista y divisó a Abrahán y a Lázaro a su lado. 24Lo llamó y le dijo: Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua; pues me torturan estas llamas. 25Respondió Abrahán: Hijo, recuerda que en vida recibiste bienes y Lázaro por su parte desgracias. Ahora él es consolado y tú atormentado. 26Además, entre ustedes y nosotros se abre un inmenso abismo; de modo que, aunque se quiera, no se puede atravesar desde aquí hasta ustedes ni pasar desde allí hasta nosotros. 27Insistió el rico: Entonces, por favor, envíalo a casa de mi padre, 28donde tengo cinco hermanos; que les advierta no sea que también ellos vengan a parar a este lugar de tormentos. 29Le dice Abrahán: Tienen a Moisés y los profetas: que los escuchen. 30Respondió: No, padre Abrahán; si un muerto los visita, se arrepentirán. 31Le dijo: Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque un muerto resucite, no le harán caso.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Muchos de nosotros
nunca disfrutamos tanto como ahora
del bienestar y la vida,
y por eso nos hemos vuelto
engreídos y satisfechos de nosotros mismos,
felices en nuestro pequeño mundo egoísta.
Oh Dios, haz que nuestros oídos
permanezcan abiertos a tu Palabra
y nuestros corazones abiertos a ti
y también a nuestros hermanos.
No permitas que, en nuestra situación de bienestar,
nos olvidemos de ti y de los hermanos,
o que pongamos nuestra esperanza solo en nosotros mismos.
Danos la sana inquietud de buscarte a ti, siempre y en todo,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración de los Fieles
Oremos a Dios, nuestro Padre, para que nos haga perceptivos, atentos y dispuestos a involucrarnos con Esperanza en los dolores de nuestro tiempo diciendo: R/Sálvanos de la indiferencia y el egoísmo, Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú sabes lo que hay en nosotros, en nuestro corazón,
y dónde está nuestro tesoro.
Danos fe no en nosotros mismos
o en lo que nuestra creatividad y nuestras manos han hecho,
sino en lo que podemos construir
todos juntos, contigo y con tu Hijo,
para que todo lo que somos y hacemos
sea a la vez un don que procede de tu generosa bondad
y fruto de nuestro trabajo y creatividad,
y que todo contribuya a construir
un mundo más digno, más humano; un mundo mejor,
en Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Abre nuestros oídos
a las palabras que Jesús nos dirige
para que creamos en tu designio salvador
y construyamos entre todos un mundo mejor.
Abre nuestros ojos y corazones
a las necesidades de los que sufren,
para que, en tu nombre,
podamos cuidarnos fraternalmente de ellos.
Y abre definitivamente nuestros corazones a ti
para que sin cesar te amemos y alabemos
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Lo que todos necesitamos son ojos para ver las necesidades de nuestros hermanos, oídos para escuchar su estruendoso clamor que reclama justicia, misericordia y una participación equitativa de los bienes de la tierra, tanto materiales como espirituales. Que el Dios de bondad sea bueno, nos dé un corazón grande y compasivo, y lleve a cabo todo ese bello sueño en nosotros. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.