Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Description

Domingo 1 de Junio, 2025

 

ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 

Glorioso, pero todavía con nosotros

 

Saludo

Jesús, el Señor Resucitado, vive ahora en la gloria del Padre.

Por medio del Espíritu de fortaleza y amor,

que él esté siempre con ustedes.

 

Introducción

Glorioso, pero todavía con nosotros

Cuando muere alguna persona bondadosa y cercana a nosotros, tenemos el sentimiento de que ella permanece todavía aquí y sigue inspirándonos y guiándonos. Cuando, en la Ascensión, Jesús dejó a sus discípulos y pasó a la gloria del cielo, él fue para sus discípulos más que una memoria de una gran persona que había muerto: está vivo. Es el Resucitado. Se fue físicamente de este mundo pero permanece con nosotros con su Espíritu de fortaleza, sabiduría y amor, y de esta forma es nuestro compañero en nuestra vida. Él pronuncia todavía para nosotros su Palabra, todavía se nos da como nuestra bebida y alimento en la Eucaristía, habita en nosotros y vive en nuestras comunidades. Escuchémoslo presente aquí entre nosotros y alimentémonos con su Palabra y con su Amor hecho Pan para la vida del mundo.

 

Acto Penitencial

Con demasiada frecuencia el Señor no ha estado presente

en nuestras palabras y acciones.

Pidámosle confiadamente que nos perdone.

                          (Pausa)

Señor Jesús, tú vives en la gloria del Padre,

una gloria que justamente es tuya:

¡Toda alabanza a ti, Señor!                

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, vida y gloria nuestra,

tú nos enviarás el Santo Espíritu:

¡Toda alabanza a ti, Señor!

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, tú volverás un día

para colmar todas nuestras esperanzas:

¡Toda alabanza a ti, Señor!

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Señor, sé paciente con nosotros

y otórganos tu perdón.

Que tu Espíritu nos guíe a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que Jesús, el Señor, glorioso y resucitado,

esté siempre con nosotros por medio de su Espíritu.

                         (Pausa)

Señor Dios nuestro:

Tu Hijo Jesucristo vive en tu gloria

para estar más cerca de nosotros

por medio de su Espíritu Santo

y cercano a la humanidad

a través nuestro.

Danos tu Santo Espíritu,

para que tengamos el valor

de ayudarte a salvar el mundo

sirviéndolo y construyendo en él

tu Reino de justicia, verdad y amor,

en nombre de Aquel a quien esperamos,

Jesucristo, nuestro Señor Resucitado

y Salvador nuestro

por los siglos de los siglos.

 

Primera Lectura: Hechos 1,1-11: Lo vieron levantarse

En su Ascensión, Jesús confía su trabajo y misión a los apóstoles. El Espíritu Santo les concederá la fortaleza necesaria para dar testimonio de Cristo, el Señor, al mundo entero.

En mi primer libro, querido Teófilo, conté todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio 2hasta el día que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones, por medio del Espíritu Santo, a los apóstoles que había elegido. 3Después de su pasión, se les había presentado vivo durante cuarenta días, dándoles muchas pruebas, mostrándose y hablando del reino de Dios. 4Mientras comía con ellos, les encargó que no se alejaran de Jerusalén, sino que esperaran lo prometido por el Padre: la promesa que yo les he anunciado, les dijo: 5que Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados dentro de poco con Espíritu Santo. 6Estando ya reunidos le preguntaban: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar la soberanía de Israel? 7Él les contestó: No les toca a ustedes saber los tiempos y circunstancias que el Padre ha fijado con su propia autoridad. 8Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre ustedes, y serán testigos míos en Jerusalén, Judea y Samaria y hasta el confín del mundo.9Dicho esto, los apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista. 10Seguían con los ojos fijos en el cielo mientras él se marchaba, cuando dos personas vestidas de blanco se les presentaron 11y les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este Jesús, que les ha sido quitado y elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir.

 

Salmo Responsorial 47: Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.

R. (6) Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Aplaudan, pueblos todos,
aclamen al Señor, de gozos llenos;
que el Señor, el Altisimo, es terrible
y de toda la tierra, rey supremo. R. 
R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Entre voces de júbilo y trompetas,
Dios, el Señor, asciende hasta su trono.
Cantemos en honor de nuestro Dios,
al rey honremos y cantemos todos. R. 
R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya.
Porque Dios es el rey del universo,
cantemos el mejor de nuestros cantos.
Reina Dios sobre todas las naciones
desde su trono santo. R. 
R. Entre voces de júbilo, Dios asciende a su trono. Aleluya

 

Segunda Lectura: Efesios 1,17-23 Cristo cabeza de la Iglesia

Hermanos: Pido al  Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, que les conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo.

Le pido que les ilumine la mente para que comprendan cuál es la esperanza que les da su llamamiento, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que son suyos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros, los que confiamos en él, por la eficacia de su fuerza poderosa.

Con esta fuerza resucitó a Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por encima de todos los ángeles, principados, potestades, virtudes y dominaciones, y por encima de cualquier persona, no sólo del mundo actual sino también del futuro.

Todo lo puso bajo sus pies y a él mismo lo constituyó cabeza suprema de la Iglesia, que es su cuerpo, y la plenitud del que lo consuma todo en todo.

O bien:
Hebreos 9,24-28; 10,19-23: Cristo fue delante de nosotros al cielo

Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros.

En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.

Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para la salvación de aquellos que lo aguardan y en él tienen puesta su esperanza.

Hermanos, en virtud de la sangre de Jesucristo, tenemos la seguridad de poder entrar en el santuario, porque él nos abrió un camino nuevo y viviente a través del velo, que es su propio cuerpo. Asimismo, en Cristo tenemos un sacerdote incomparable al frente de la casa de Dios.

Acerquémonos, pues, con sinceridad de corazón, con una fe total, limpia la conciencia de toda mancha y purificado el cuerpo por el agua saludable. Mantengámonos inconmovibles en la profesión de nuestra esperanza, porque el que nos hizo las promesas es fiel a su palabra.

 

Aclamación antes del Evangelio

Mateo 28, 19. 20

R. Aleluya, aleluya.
Vayan y enseñen a todas las naciones, dice el Señor,
y sepan que yo estaré con ustedes todos los días,
hasta el fin del mundo.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 24,46-53: Mientras les bendecía, iba subiendo al cielo

Los apóstoles, y toda la Iglesia con ellos, son enviados a llevar al mundo entero la Buena Noticia de Cristo, que murió por nosotros y resucitó de entre los muertos.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día; 47que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de pecados a todas las naciones, empezando por Jerusalén. 48Ustedes son testigos de todo esto. 49Yo les enviaré lo que el Padre prometió. Por eso quédense en la ciudad hasta que sean revestidos con la fuerza que viene desde el cielo.50Después los condujo [fuera,] hacia Betania y, alzando las manos, los bendijo. 51Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. 52Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén muy contentos. 53Y pasaban el tiempo en el templo bendiciendo a Dios.

 

Oración de los Fieles

Nuestro Señor Jesucristo vive ahora en la gloria del Padre, pero sabemos que él está atento a nuestras necesidades y puede simpatizar con nosotros después de haber compartido nuestra condición humana. Y así le pedimos: R/ Señor, envíanos tu Espíritu.

  • Señor, por medio de tu Espíritu de fortaleza inspira al Papa, a los obispos y a todo el Pueblo de Dios para que marchen por el camino de la renovación sin miedo alguno y tengan confianza en el futuro. Y así te pedimos…
  • Señor, acompáñanos y muévenos por medio de tu Santo Espíritu a vivir tu Evangelio como noticia gozosa de amor, justicia y paz. Y así te pedimos…
  • Señor, ábrenos a la acción de tu Espíritu, haznos uno de alma y corazón, para que sepamos construir comunidad todos juntos y hacer unos por otros lo que tú has hecho por todos. Y así te pedimos…
  • Señor, derrama tu Espíritu sobre los gobernantes y líderes de las naciones; hazlos hombres y mujeres de gran visión, para que su primera preocupación sea el pueblo a ellos encomendado, y para que sepan crear un clima de respeto a la dignidad humana y a la libertad en el que todos puedan desarrollar sus talentos y su potencial humano. Y así te pedimos…
  • Señor, danos tu Espíritu de compasión, para que respetemos la vida y sostengaos a nuestros hermanos y hermanas en necesidad; quédate con nosotros, Señor, para también estar con ellos y que de este modo recuperen su esperanza. Y así te pedimos…

Señor Jesucristo, a ti se te ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vive en nosotros por medio de tu Espíritu, para que seamos tu palabra y tu presencia en el mundo, pues tú eres nuestro Señor vivo y resucitado, ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

En los signos de este pan y de este vino

tu Hijo Jesús se hará presente enseguida con nosotros.

Que él nos dé el Espíritu de fortaleza,

para que no nos quedemos mirando pasivamente al cielo.

Que miremos más bien al mundo

y nos entreguemos a la tarea

de transformarlo en el mundo que tú sueñas,

por el poder del Espíritu de Jesucristo,

Hijo tuyo y Señor nuestro,

que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Demos gracias al Padre con alegría, porque Jesús, aunque ascendido al cielo, está todavía con nosotros por medio del Espíritu Santo, aquí en la eucaristía, en la Iglesia y en la gente que nos rodea.

 

Invitación al Padre Nuestro

Jesús, el Señor, vive ahora

en la gloria del Padre en el cielo;

allí intercede por nosotros.

Por medio de él, y con sus mismas palabras,

rogamos a Dios nuestro Padre.

R/ Padre nuestro…

 

Invitación a la Comunión

Éste es el Señor, que dijo:

“Sepan que estoy con ustedes siempre

hasta el fin de los tiempos.”

Éste es su Cuerpo glorioso y resucitado.

Dichosos nosotros porque él es nuestro Pan de Vida

en nuestro camino hacia el Padre.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:

Te damos gracias

por confiar tanto en nosotros

que nos has encomendado

continuar la misión misma de tu Hijo:

ser su memoria viva

y su presencia visible para el mundo.

Danos la gracia de reinar con él

aprendiendo de él a servir,

para que la gente perciba que él vive

porque nosotros somos

su Cuerpo visible para el mundo.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición solemne

Jesús, el Señor, nos dice como les dijo a los apóstoles: “Sean mis testigos en el mundo entero”. No nos quedemos mirando pasivamente al cielo; seamos su mensaje de esperanza por el modo en que vivimos su Evangelio. Y pidamos la solemne bendición de Dios:

  • Que sepamos llevar el mensaje del Señor

a nuestro tiempo y a nuestros hermanos

en este nuestro mundo.

  • Que el Señor continúe haciendo el bien por medio de nosotros,

y que nosotros hagamos visible hoy a Jesús

a nuestros hermanos.

  • Que él permanezca con nosotros por medio de su Espíritu
  • ahora y hasta el fin de los tiempos.

     Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

 

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