Martes 24 de Mayo
EL ESPÍRITU NOS HACE TESTIGOS
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: Hch 16,22-34
Pablo será apresado por dar testimonio de Cristo. Pero Dios conmoverá los cimientos de la cárcel que lo aprisionaba a él y a su carcelero. Y lo convertirá y lo liberará. Y habrá libertad para todos.
Evangelio: Jn 16,5-11
El momento de la partida de Jesús ha llegado. La tristeza llena el corazón de los que lo aman… Pero él, que ve bien su corazón, los hace parte del plan del Padre para que la Salvación sea perfecta. Es preciso que él se vaya para que venga su Espíritu. Con su Espíritu, también nosotros seremos sus testigos. No tendremos miedo y no podremos callar lo que hemos visto y oído…
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú nos exiges mucho, a nosotros, tu Iglesia,
al llamarnos a ser testigos
de tu Hijo y de su mensaje salvador,
aunque seamos hombres y mujeres
que participamos también en el pecado del mundo.
Envíanos tu Santo Espíritu
para abrirnos siempre a la renovación y conversión,
para que tu Iglesia muestre al mundo
el verdadero rostro de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
por los siglos de los siglos.
Hch 16,22-34: Cree en el Señor y te salvarás
En aquel tiempo, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que los desnudaran y los azotaran. 23Después de una buena paliza, los metieron en la cárcel y ordenaron al carcelero que los vigilara con mucho cuidado. 24Recibido el encargo, los metió en el último calabozo y les sujetó los pies al cepo. 25A media noche Pablo y Silas recitaban un himno a Dios, mientras los demás presos escuchaban. 26De repente sobrevino un terremoto que sacudió los cimientos de la prisión. En ese instante se abrieron todas las puertas y se les soltaron las cadenas a los prisioneros. 27El carcelero se despertó, y al ver las puertas abiertas, empuñó la espada para matarse, creyendo que se habían escapado los presos. 28Pero Pablo le gritó muy fuerte: ¡No te hagas daño, que estamos todos aquí! 29El carcelero pidió una antorcha, temblando corrió adentro y se echó a los pies de Pablo y Silas. 30Los sacó afuera y les dijo: Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme? 31Ellos le contestaron: Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú con tu familia. 32Enseguida le anunciaron a él y a toda la familia el mensaje del Señor. 33Todavía de noche se los llevó, les lavó las heridas y se bautizó con toda su familia. 34Después los llevó a su casa, les ofreció una comida y festejó con toda la casa el haber creído en Dios.
Salmo 138: Señor, tu derecha me salva
Jn 16,5-11: Si no me voy, no vendrá el Defensor
Ahora me vuelvo al que me envió y nadie me pregunta adónde voy. 6Lo que les he dicho los ha llenado de tristeza; 7pero les digo la verdad: les conviene que yo me vaya. Si no me voy, no vendrá a ustedes el Defensor, pero si me voy, lo enviaré a ustedes. 8Cuando él venga, convencerá al mundo de un pecado, de una justicia, y de una sentencia: 9el pecado, que no han creído en mí; 10la justicia, que yo voy al Padre y no me verán más; 11la sentencia, que el príncipe de este mundo ya ha sido condenado.
Oración de los Fieles
Oh, Dios, que iluminaste el corazón de tus hijas e hijos con el don del Espíritu Santo, reunidos aquí en oración te pedimos: R/Enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Aquí te ofrecemos ahora pan y vino,
que son tus regalos para nosotros
y nuestra ofrenda para ti,
para que se transformen en Cristo.
Envíanos el Espíritu de tu Hijo,
para que los que nos sentamos a esta mesa santa
lleguemos a ser también
signos de la presencia de Cristo entre nosotros
al compartir unos con otros
y al ofrecer al mundo tu Pan de amor y justicia.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tú nos has confiado a nosotros, tu pueblo,
la tarea de continuar la misión de tu Hijo
de redimir al mundo.
Envíanos el Espíritu Santo de tu Hijo
para que nos haga testigos suyos creíbles:
hombres y mujeres que primero viven
lo que quieren que otros acepten y vivan;
hombres y mujeres
para quienes tu Hijo es
una persona real y un camino de vida.
Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Cristo nos da el Espíritu Santo para guiarnos a cada uno de nosotros y a toda la Iglesia por los caminos del Evangelio. Él nos ayudará a llevar el Evangelio al mundo, aclarándonos el mensaje de Cristo y dándonos el discernimiento y la fortaleza para comunicarlo al mundo de hoy. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.