Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Bienaventuranzas

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Lunes 30 de Junio, 2025

 

Décima Tercera Semana en Tiempo Ordinario

 

BIENAVENTURANZAS

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro,

cuando tu Hijo proclamó su Buena Noticia

a los pobres y ciegos, ellos lo entendieron,

porque sabían bien lo que significa

no estar satisfechos de la vida y no poder ver.

Desde el Evangelio,

concédenos sentirnos pobres con los hambrientos,

andar a tientas con los ciegos,

sentirnos impotentes con los indefensos,

con los pequeños, con los que no cuentan,

para que experimentemos bien adentro,

hasta en la médula de nuestros huesos,

el mensaje de tu Palabra

 y lo compartamos como Buena Noticia

con todos los que nos rodean,

en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Génesis 18,16-33 ¿Es que vs a destruir al inocente con el culpable?

Un pequeño número de justos puede salvar a muchos pecadores, a causa de la solidaridad, no solo en el pecado, sino también en la bondad y la gracia. Pero solo una sola persona puede salvar a todos: El Siervo Sufriente, Cristo Jesús.

Los tres hombres que habían estado con Abraham se pusieron de pie y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham los acompañaba para despedirlos. El Señor dijo entonces: “¿Acaso le voy a ocultar a Abraham lo que voy a hacer, siendo así que se va a convertir en un pueblo grande y poderoso y van a ser benditos en él todos los pueblos de la tierra? Yo lo he escogido para que enseñe a sus hijos y a sus descendientes a cumplir mi voluntad, haciendo lo que es justo y recto, y así cumpliré lo que le he prometido”.

Después el Señor dijo: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré”.

Los hombres que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma. Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: “¿Será posible que tú destruyas al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no puede ser. ¿El juez de todo el mundo no hará justicia?” El Señor le contestó: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”.

Abraham insistió: “Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?” Y le respondió el Señor: “No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos”.

Abraham volvió a insistir: “Quizá no se encuentren allí más que cuarenta”. El Señor le respondió: “En atención a los cuarenta, no lo haré”.

Abraham siguió insistiendo: “Que no se enoje mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si hubiera treinta?” El Señor le dijo: “No lo haré, si hay treinta”.

Abraham insistió otra vez: “Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?” El Señor le respondió: “En atención a los veinte, no la destruiré”.
Abraham continuó: “No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más. ¿Y si se encuentran sólo diez?” Contestó el Señor: “Por esos diez, no destruiré la ciudad”.

Cuando terminó de hablar con Abraham, el Señor se fue y Abraham volvió a su casa.

 

Salmo Responsorial

Del Salmo 103

R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento para enojarse y generoso para perdonar.
El Señor no estará siempre enojado,
ni durará para siempre su rencor.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
No nos trata como merecen nuestras culpas
ni nos paga según nuestros pecados.
Como desde la tierra hasta el cielo,
así es de grande su misericordia.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.

 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Salmo 94, 8

R. Aleluya, aleluya.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice:
“No endurezcan su corazón”.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Mateo 5,1-12

Lo que Jesús propone en las Bienaventuranzas es una revolución, una vuelta del revés de los valores. Pero no nos sentimos demasiado deseosos de tomarlas en serio; las Bienaventuranzas son demasiado molestas y desagradables... Muchos afirman que son utópicas, pero eso mismo se puede decir de muchas partes del Evangelio, a no ser que se tenga verdadera fe. Los seguidores de Cristo son soñadores: sueñan en una fraternidad universal de todos los hombres, en una tierra y un mundo mejores.

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así:

"Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.
Dichosos los sufridos,
porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes".

 

Oración de los Fieles

  • Señor, que llamas bienaventurados a los pobres, suscita entre nosotros muchos hermanos que sepan cómo vivir sobriamente, y que encuentren alegría en las cosas modestas y en la vida sencilla, te rogamos.
  • Señor, Dios de quienes son amables y sensibles, haznos pacíficos, misericordiosos y compasivos, para que, como tú nos prometes, poseamos tu Reino, te rogamos.
  • Señor, fortaleza de los perseguidos, dales perseverancia a todos los que sufren persecución, te rogamos.

 

Oración sobre las ofrendas

Señor, Dios nuestro,

desde la pobreza y el vacío de nuestros corazones

colocamos sobre este altar

un trozo de pan y un sorbo de vino.

No es mucho, Señor,

pero sabemos que tú puedes liberar,

con cosas sencillas

y con gente consciente, de su indigencia.

Por eso te rogamos:

Cambia este pan y este vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo,

y cámbianos a nosotros en hombres y mujeres

beneficiados con tu vida

y que se enriquezcan a sí mismos

entregando sin medida a los demás

su tiempo, atención y amor.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Señor, Dios nuestro,

tú escribes derecho con líneas torcidas.

Haz que las desconcertantes palabras de tu Hijo

en las Bienaventuranzas

nos despierten y nos permitan ver

dónde podemos encontrar tu felicidad,

ya que es la única que dura y permanece.

Y que tu Hijo, aquí ahora con nosotros,

sea nuestro alimento para el camino hacia ti,

Dios nuestro, por los siglos de los siglos.

 

Bendición

A los discípulos de Jesús nos llaman “bienaventurados”, es decir dichosos y felices, si estamos tan abiertos a Dios que le permitimos llenarnos con algo de su propia felicidad. Para ello tenemos que ser pobres, vacíos de nosotros mismos. Entonces obtendremos la felicidad del Reino de Dios como un saboreo anticipado de la felicidad celestial. Pongámonos en las manos de Dios y pidámosle que nos bendiga bondadosamente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

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