Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

LA LUZ SE PRUEBA A SÍ MISMA: SAL y LUZ

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Martes 7 de Junio

 

LA LUZ SE PRUEBA A SÍ MISMA: SAL y LUZ

 

Liturgia de la Palabra

Primera Lectura: 1 Re 17,7-16

 Para probar qué gran profeta era Elías, esta Primera Lectura muestra cómo premió a la viuda procurando que ella no sufriera en tiempo de la hambruna por falta de alimento. Más tarde devolverá la vida a su hijo difunto.

 

Evangelio: Mt 5,13-16

 Cristo nos hace luz del mundo. Atraviesa con su luz todo nuestro ser, remueve nuestra oscuridad y, si lo dejamos, brilla en nosotros para que, incluso sin nombrarlo, todos lo reconozcan a nuestro paso por nuestra forma de ser y de hacer. Es su luz, no la nuestra, la que llama a sí a todos los seres humanos. Es su luz. Es su presencia.

 

Oración Colecta

Dios, Señor nuestro,

Tu Hijo le pide a cada discípulo

ser la sal y la luz del mundo.

Condimenta nuestras vidas y nuestras palabras

con la sal de tu Evangelio,

y llénanos de tu luz

de tal modo que todos los que se encuentren con nosotros

vean qué bueno es vivir en tu amor

y trabajar alegres y esperanzados

por un cielo y una tierra nuevos

donde reine la justicia, la amistad y la paz.

Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.

 

1Re 17,7-16: El cántaro de harina no se vació, como lo había dicho el Señor

 

En aquellos días, el torrente se secó, porque no había llovido en la región. 8Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías: 9Levántate y vete a Sarepta de Fenicia a vivir allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida. 10Elías se puso en camino hacia Sarepta, y al llegar a la entrada del pueblo encontró allí a una viuda recogiendo leña. La llamó y le dijo: Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para beber. 11Mientras iba a buscarla, Elías le gritó: Por favor, tráeme en la mano un trozo de pan. 12Ella respondió: ¡Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan; sólo me queda un puñado de harina en el jarro y un poco de aceite en la aceitera. Ya ves, estaba recogiendo cuatro astillas: voy a hacer un pan para mí y mi hijo, nos lo comeremos y luego moriremos. 13Elías le dijo: No temas. Ve a hacer lo que dices, pero primero prepárame a mí un panecillo y tráemelo; para ti y tu hijo lo harás después. 14Porque así dice el Señor, Dios de Israel: El cántaro de harina no se vaciará, la aceitera de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra. 15Ella marchó a hacer lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo durante mucho tiempo. 16El cántaro de harina no se vació ni la aceitera se agotó, como lo había dicho el Señor por Elías.

 

Salmo 4: Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro

 

Mt 5,13-16: Ustedes son sal de la tierra y luz del mundo

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra: si la sal se vuelve sosa, ¿con qué se le devolverá su sabor? Sólo sirve para tirarla y que la pise la gente. 14Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad construida sobre un monte. 15No se enciende una lámpara para meterla en un cajón, sino que se pone en el candelero para que alumbre a todos en la casa. 16Brille igualmente la luz de ustedes ante los hombres, de modo que cuando ellos vean sus buenas obras, glorifiquen al Padre de ustedes que está en el cielo.

 

Oración de los Fieles

  • Que en la Iglesia haya hoy hombres y mujeres que nos muestren algo del rostro de Dios; que sean luz por su bondad e interés por los pobres y pequeños,
  • Que en nuestras comunidades podamos ser como la sal que preserva entre nosotros el sentido del servicio y del compromiso hacia los otros,
  • Que no seamos ciegos a las necesidades de los pobres y de los que sufren, y que les ayudemos generosamente a llevar sus pesadas cargas,

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro,

tú das sabor a nuestras vidas

por medio del pan y el vino de tu Hijo,

pues nos empapan en su fidelidad y amor.

No permitas que perdamos nuestro sabor

 sino, al revés, dale más fuerza todavía

para usarlo con el fin de preservar en este mundo

la bondad y el amor entregado

que nos has mostrado en tu Hijo

Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro,

 las palabras pronunciadas por tu Hijo

han sido luz en el camino de la vida;

y su Cuerpo ha sido fuente de renovación.

No permitas que nosotros ocultemos la luz

de su amor fiel que se olvida de sí mismo,

sino que brille resplandeciente

para que los otros puedan ver en nosotros

un resplandor o reflexión de su bondad;

y así alabarte a ti, Dios nuestro,

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

 “Yo soy la luz del mundo”, dice Jesús, y nos dice también a nosotros: “Ustedes son, deben ser, la luz del mundo.” Que nuestra fe brille e inspire a todos, con la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

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