Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

16 Domingo en Tiempo Ordinario

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Domingo 20 de Julio, 2025

 

DECIMOSEXTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO

 

“Siéntanse como en su casa”

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

En esta asamblea cristiana

se nos proclama el misterio de Dios.

Ese misterio es Cristo en medio de nosotros.

Él nos proclama su Palabra de sabiduría.

Sepamos escucharla

y que él, Jesús, el Señor, esté con ustedes.

 

Introducción

Bienvenidos de corazón, todos ustedes, en este domingo de la hospitalidad. Es sorprendente cómo personas pobres y humildes pueden ser con frecuencia muy hospitalarias con otros. Ofrecen a sus huéspedes comida y bebida que ellos mismos no pueden permitirse. ¿Somos nosotros acogedores para el huésped, para el extraño? Abramos nuestras puertas y nuestros corazones. Es quizás Jesús mismo quien viene a nuestro hogar. San Benito aconsejaba a sus monjes: “Viene el huésped, viene Cristo; acójanlo”. Seamos atentos para con él. Y recordemos lo acogedor que es Jesús para con nosotros, precisamente aquí, en la eucaristía.

 

Acto Penitencial

Jesús es nuestro anfitrión y nuestro huésped.

Con frecuencia dejamos de reconocerlo

cuando se acerca a nosotros

como nuestro huésped

en la persona de nuestros hermanos.

Pidámosle sinceramente que nos perdone.

                         (Pausa)

Señor Jesús, no permitas

que nos olvidemos de ti

en medio del bullicio y ajetreo loco de nuestra vida:

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, danos la gracia de ver que eres tú

a quien acogemos

cuando recibimos a nuestros huéspedes.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, danos también la gracia de escucharte

cuando nos hablas por medio de nuestros hermanos.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Señor, cúranos con tu mano sanadora

y perdona todos nuestros pecados.

Sé nuestro huésped y compañero

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que seamos hospitalarios y acogedores

de Dios y de los hermanos.

                          (Pausa)

Oh Dios nuestro y Padre amoroso,

tú nos has invitado a estar contigo en esta eucaristía,

a escuchar el mensaje de Jesús, tu Hijo,

y a aceptar de él tu paz y tu amor.

Que sepamos nosotros acogerlo con entusiasmo

y aprendamos de él también a recibirlo y acogerlo

en los que acuden a nosotros

buscando perdón, un poco de calor humano,

paciencia, esperanza y alegría.

Que no pasen de largo ante nosotros

estos hermanos necesitados.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura Génesis 18,1-10a: “No pases de largo ante tu siervo”

Abrahán acoge al extraño con exquisita hospitalidad, sin saber, al principio, que está recibiendo a Dios mismo. Dios da a Abrahán más de lo que Abrahán pudiera dar a Dios: el hijo de la promesa.

El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de su carpa a la hora de más calor. 2Alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la carpa e inclinándose en tierra 3dijo: Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. 4Haré que traigan agua para que se laven los pies y descansen bajo el árbol. 5Mientras tanto, ya que pasan junto a este siervo, traeré un pedazo de pan para que recobren fuerzas antes de seguir. Contestaron: Bien, haz lo que dices. 6Abrahán entró corriendo en la carpa donde estaba Sara y le dijo: Pronto, toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y haz una torta. 7Luego corrió al corral, eligió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo preparase enseguida. 8Luego buscó cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Él los atendía bajo el árbol mientras ellos comían. 9Después le dijeron: ¿Dónde está Sara, tu mujer? Contestó: –Ahí, en la tienda de campaña. 10Y añadió uno: Para cuando yo vuelva a verte, en un año, Sara habrá tenido un hijo.

 

Salmo Responsorial 15: ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

R. (1a) ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
El hombre que procede honradamente
y obra con justicia;
el que es sincero en sus palabras
y con su lengua a nadie desprestigia.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien no hace mal al prójimo
ni difama al vecino;
quien no ve con aprecio a los malvados
pero honra a quienes temen al AltÍsimo.  
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
Quien presta sin usura
y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes.
Quienes vivan así
serán gratos a Dios eternamente.
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?

 

Segunda Lectura Colosenses 1,24-28: “Háganse perfectos en Cristo”

Pablo está contento de sufrir por Cristo y de darlo a conocer a muchos otros. Quiere que Cristo habite en todos, que todos se hagan perfectos en Cristo.

Hermanos: Me alegro de sufrir por ustedes, porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo, lo que falta a los sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo que es la Iglesia. 25Por disposición de Dios he sido nombrado ministro de ella al servicio de ustedes, para dar cumplimiento al proyecto de Dios: 26al misterio escondido por siglos y generaciones y ahora revelado a sus consagrados. 27A ellos quiso Dios dar a conocer la espléndida riqueza que significa ese secreto para los paganos: Cristo para ustedes, esperanza de gloria. 28Noso­tros le anunciamos, aconsejando y enseñando a cada uno la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.

 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Lucas 8,15

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor
con un corazón bueno y sincero,
y perseveran hasta dar fruto.
R. Aleluya.

 

Evangelio Lucas 10,38-42: María ha escogido la mejor parte

Marta y María acogen a Jesús en su casa como su huésped. María se preocupa por dar a su huésped todo lo que necesita; María está atenta a él como persona; le da su atención personal y recibe su Palabra.

Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo. Una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. 39Tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras; 40Marta ocupada en los quehaceres de la casa dijo a Jesús: Maestro, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en los quehaceres? Dile que me ayude. 41El Señor le respondió: Marta, Marta, te preocupas y te inquietas por muchas cosas, 42cuando una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y no se la quitarán.

 

Oración de los Fieles

Abrahán acogió a los tres desconocidos, y Marta y María fueron hospitalarias con el Señor. Todos los visitantes los transformaron... Roguemos para que nosotros también seamos acogedores, y digamos: R/ Quédate con nosotros, Señor.

  • Para que la Iglesia de Jesús sea un hogar acogedor para todos los pueblos y culturas y se enriquezca por ellos, roguemos al Señor.
  • Para que aprendamos a reconocer al Señor en los rasgos de un extraño o desconocido, y lo acojamos como recibiríamos al Señor mismo, roguemos al Señor.
  • Para que, como María, sepamos acoger con sumo interés la Palabra del Señor que nos habla, y transmitir a otros su Buena Nueva de Salvación, roguemos al Señor.
  • Para que sepamos acoger lo mejor que nos dan nuestros hermanos y hermanas, aun antes de compartir con ellos lo mejor que tenemos, roguemos al Señor.
  • Para que en ésta, y en todas las demás comunidades cristianas, los hermanos se sientan cómodos, unos con otros, y se sirvan mutuamente con bondad y generosidad, roguemos al Señor.

Señor Dios nuestro, danos a cada uno de nosotros un corazón atento a ti y que sepa oír lo que los hermanos necesitados intentan decirnos incluso cuando no hablen. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios, Padre nuestro:

Queremos acoger a Jesús, tu Hijo,

en estas ofrendas de pan y vino.

Ábrenos a su Palabra, y a su mentalidad y actitudes.

Prepáranos para acogerlo en nuestros hermanos

y para encontrarlo en sus personas,

aun cuando él venga en diferente tiempo

y de diferente forma a como lo esperamos

Enriquécenos al dar y al recibir los unos de los otros

tu don más valioso para todos nosotros,

Jesucristo nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

En la eucaristía Jesús es nuestro anfitrión y a nosotros, sus huéspedes, nos colma con su fortaleza y su amor. Alabemos y demos gracias al Padre por ello.

 

Invitación al Padre Nuestro

Con Jesús, Señor nuestro,

oremos a nuestro Padre del cielo

para que estemos siempre abiertos a su voluntad

y a los valores del Reino.

R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males

y concédenos la paz en nuestros días.

Líbranos de todo pecado

y ayúdanos a reservar tiempo

para escuchar, atender y servir generosamente

a nuestros hermanos.

Protégenos de toda ansiedad

mientras nos preparamos con gozosa esperanza

para la venida en gloria

de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

R/ Tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión (Ver Ap 3,20)

Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice:

“Mira que estoy a la puerta llamando.

Si uno escucha mi llamada

y abre la puerta,

entraré en su casa

y cenaré yo con él y él conmigo”.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:

Tú has venido a nosotros en la persona de tu Hijo

para ser nuestro huésped.

En nuestra vida cotidiana,

haz que estemos siempre abiertos

a cualquier hermano necesitado;

ayúdanos a reconocerte y a acogerte

como encarnado en todos los que se nos acerquen.

En cada encuentro humano

ofrécenos tu gracia y amor,

por medio de Jesucristo, tu Hijo,

que vive contigo y también permanece con nosotros

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: En esta celebración eucarística hemos sido los huéspedes del Señor. Él ha sido muy acogedor escuchándonos, repitiéndonos sus cálidas palabras de amistad. Él nos envía ahora en misión para que seamos a la vez huéspedes y anfitriones los unos de los otros. Y reciban ustedes ahora la bendición del Señor. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.

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