R. Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús,
pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.
R. Aleluya.
Domingo 12 de Octubre, 2025
VIGESIMOCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Gritando a todo pulmón nuestra acción de gracias
Introducción del Celebrante
Nosotros apreciamos enormemente a las personas agradecidas pero a veces nos olvidamos nosotros mismos de agradecer. Muchos, por desgracia, nos olvidamos incluso del Señor. Miremos todo lo que debemos a Dios: nuestra vida, nuestro cuerpo con sus ojos para ver las maravillas de la naturaleza y nuestros oídos para oír los cantos de la Creación. ¡Tenemos en nuestro entorno tanta belleza y tanta buena gente a quien apreciar y amar! Y, sobre todo, Dios mismo se nos ha hecho cercano y ha venido a nosotros en Jesús. Él nos trajo continuo perdón y la capacidad de perdonar y de amar. Gritando a todo pulmón, demos gracias y alabanza a Dios.
Acto Penitencial
Pidamos al Señor que nos cure
de la terrible enfermedad del pecado.
(Pausa)
Señor Jesús, divino Maestro,
ten misericordia de nosotros
y cúranos de nuestros pecados.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, divino Maestro,
ten misericordia de todos los marginados y excluidos
y dispón nuestro corazón para acogerlos
como tú lo hiciste.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, Divino Maestro,
ten misericordia de todos los que tienen que sufrir
por seguirte a ti con fidelidad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
e impúlsanos a levantarnos
desde el abismo de nuestros pecados.
Acepta nuestra acción de gracias y nuestra alabanza
y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Demos gracias a nuestro Dios amoroso
por toda su bondad.
(Pausa)
Oh Dios y Padre nuestro:
Nosotros somos tu graciosa obra de arte.
Cuando estábamos condenados a la muerte
por el pecado, tú nos llamaste a la vida,
por medio de la muerte y Resurrección de Jesús.
Ábrenos a tu vida y a tu amor,
concedidos como don gratuito y generoso.
Danos corazones agradecidos.
Que aprendamos de ti y de tu Hijo
a darnos a nosotros mismos
a nuestras hermanas y hermanos.
Acepta nuestra acción de gracias
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura: 2 Reyes 5,14-17: Un extranjero agradecido
Naamán, extranjero, había venido a pedir al profeta Eliseo que lo curara de la lepra en nombre del Dios de Israel. Cuando se sintió curado, lleno de gratitud, prometió honrar al Dios de Israel.
Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta, y su carne quedó limpia, como la de un niño. 15Volvió con su comitiva y se presentó al hombre de Dios, diciendo: Ahora reconozco que no hay Dios en toda la tierra más que el de Israel. Acepta un regalo de tu servidor. 16Eliseo contestó: ¡Por la vida del Señor, a quien sirvo! No aceptaré nada. Y aunque le insistía, lo rehusó. 17Naamán dijo: Entonces que a tu servidor le dejen llevar tierra, la carga de un par de mulas; porque en adelante tu servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios de comunión a otros dioses fuera del Señor.
Salmo Responsorial: El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad
Salmo 98
R. (cf. 2b) El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria.
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
El Señor ha dado a conocer su victoria,
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios
su amor y su lealtad hacia Israel.
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.
R. El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad.
Segunda Lectura: 2 Tim 2,8-13: “¡Acuérdate de Jesucristo!”
El mayor don que Dios nos ha dado es Jesucristo, que resume en sí todos los dones. La gratitud nos impulsa a serle leales y a vivir su vida.
Acuérdate de Jesucristo, resucitado de la muerte, y descendiente de David. Ésta es la Buena Noticia que yo predico 9por la que sufro y estoy encadenado como malhechor, pero la Palabra de Dios no está encadenada. 10Yo todo lo sufro por los elegidos de Dios, para que, por medio de Cristo Jesús, también ellos alcancen la salvación y la gloria eterna. 11Esta doctrina es digna de fe: Si morimos con él, viviremos con él; 12si perseveramos, reinaremos con él; si renegamos de él, renegará de nosotros; 13si le somos infieles, el se mantiene fiel, porque no puede negarse a sí mismo.
R. Aleluya, aleluya.
Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús,
pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.
R. Aleluya.
Evangelio: Lucas 17,11-19: Otro extranjero agradecido
Jesús curó a diez leprosos sencillamente porque creyeron en él. Pero solamente uno regresó a darle gracias. Era extranjero, y, además, samaritano.
En aquel tiempo, yendo Jesús de camino hacia Jerusalén, atravesaba Galilea y Samaria. 12Al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos, que se pararon a cierta distancia 13y alzando la voz, dijeron: Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros. 14Al verlos, les dijo: Vayan a presentarse a los sacerdotes. Mientras iban, quedaron sanos. 15Uno de ellos, viéndose sano, volvió glorificando a Dios en voz alta, 16y cayó a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Era samaritano. 17Jesús tomó la palabra y dijo: ¿No recobraron la salud los diez? 18¿Ninguno volvió a dar gloria a Dios, sino este extranjero? 19Y le dijo: Ponte de pié y vete, tu fe te ha salvado.
Oración de los Fieles
Oremos a nuestro Padre en el cielo, que nos ha amado mucho antes de que nosotros pudiéramos amarlo y que nos ha hecho libres en Jesucristo, y digámosle: R/ Señor, guárdanos en tu Amor.
Oh Dios amoroso y generoso, así como hemos recibido gratuitamente todo de ti, que nosotros también demos y compartamos gratis lo que somos y tenemos, para que crezcamos más a tu imagen y semejanza y a la de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
En esta eucaristía celebramos
la acción de gracias de tu Hijo Jesucristo.
Por estos signos de pan y vino,
dígnate aceptar nuestra acción de gracias y nuestra alabanza.
Por su Pasión podemos vencer nuestras luchas,
y por su Resurrección
alcanzamos el coraje de vivir
y colmar todo lo que hacemos
del amor infinito y profundo
de Jesucristo nuestro Señor.
Introducción a la Plegaria Eucarística
En la plegaria eucarística damos gracias a Dios nuestro Padre por su Hijo, Jesús. Unimos hoy nuestra acción de gracias y alabanza a la del leproso del evangelio, que, gritando a todo pulmón, dio gracias a Dios.
Invitación al Padre Nuestro
Con Jesús nuestro Señor,
oremos con confianza y gratitud
a nuestro Padre del cielo:
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concédenos la paz en nuestros días.
Líbranos siempre de todo resentimiento escondido
por tener que depender de ti
y de las personas que nos rodean.
Enséñanos a decir un sencillo y sincero “¡Gracias!”
por todo lo que hemos recibido,
mientras esperamos con gozosa esperanza
la venida de nuestro Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino…
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Cordero de Dios
que nos ha traído perdón y vida.
Aceptemos con gratitud
su invitación a participar en su banquete de Salvación.
R/ Señor, no soy digno…
Oración después de la Comunión
Oh Padre amoroso:
¿Qué otra cosa podemos hacer
–y lo hacemos con gozo y alegría–
que darte gracias
por revelarnos tu Palabra por medio de Jesucristo
y por renovar nuestra fuerza
con su Pan de Vida en esta eucaristía?
Que todo lo que digamos y hagamos,
y toda nuestra vida,
sean un don para los que nos rodean
y un acto de gratitud para ti,
Dios y Señor nuestro, por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Esta eucaristía ha sido una fiesta de acción de gracias al Señor. Seamos siempre agradecidos por los dones de la vida, y por el don que somos unos para otros. Transformemos todo lo que hacemos en un acto de acción de gracias a Dios. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.