Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

30 Domingo en Tiempo Ordinario

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Domingo 26 de Octubre, 2025

 

TRIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Pobres y humildes ante Dios

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

El Señor está a nuestro lado y nos fortalece.

El Señor nos librará de todo mal

y nos llevará con toda seguridad a su reino celestial.

Que el Señor esté siempre con ustedes.

 

Introducción

Con demasiada frecuencia pretendemos ser mejores de lo que realmente somos. Nos ponemos máscaras y no nos atrevemos a mostrar nuestra verdadera identidad, ni siquiera ante Dios. Hoy, en la parábola del fariseo y del publicano, el Señor nos da el siguiente mensaje: “Pónganse ante Dios tal como son; sean humildes y honestos con ustedes mismos, y así aprenderán a vivir sin pretensiones ante Dios y ante la gente que los rodea.” Tal actitud nos acerca más, sin falsedad, a Dios, a nosotros mismos y a nuestros hermanos. Pidamos al Señor que escuche hoy nuestra oración.

 

Acto Penitencial

Examinémonos ante el Señor

para ver quiénes somos realmente

y en qué aspectos tenemos que cambiar.

                         (Pausa)

Señor Jesús, sé misericordioso con nosotros

ya que somos pecadores

y necesitamos conversión.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, tú siempre oyes

los gritos de los pobres.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, tú estás cerca

de los que tienen el corazón destrozado,

y escuchas la plegaria de los humildes.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Señor, ten misericordia de nosotros, pecadores.

Renuévanos, haznos libres, danos nueva vida

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos a Dios,           

pues esperamos de él todo lo bueno.

             (Pausa)

Oh Padre amable y misericordioso,

con las manos vacías nos presentamos ante ti.

Perdónanos por las veces que presumimos

por el bien que sólo con tu gracia pudimos hacer.

Llena nuestra pobreza con tus dones,

líbranos de despreciar a ninguno de nuestros hermanos

y danos un corazón agradecido

por todo lo que hemos recibido de ti.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Sirac 35,15b-17.29-22a: La oración de los humildes atraviesa las nubes

Dios oye la oración de los humildes que son conscientes de su pobreza ante Dios.

Dios es justo y trata a todos por igual; 14no favorece a nadie contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; 16mientras le corren las lágrimas por las mejillas 17y el gemido se añade a las lágrimas, sus penas consiguen su favor y su grito alcanza las nubes; 18el reclamo del pobre atraviesa las nubes y hasta alcanzar a Dios no descansa; no se detiene hasta que Dios lo atiende, y el juez justo le hace justicia.

 

Salmo Responsorial: El Señor no está lejos de sus fieles

Salmo 34, 2-3. 17-18. 19 y 23

R. (7a) El Señor no está lejos de sus fieles.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.
R. El Señor no está lejos de sus fieles.
En contra del malvado está el Señor,
para borrar de la tierra su recuerdo.
Escucha, en cambio, al hombre justo
y lo libra de todas sus congojas.
R. El Señor no está lejos de sus fieles.
El Señor no está lejos de sus fieles
y levanta a las almas abatidas.
Salve el Señor la vida de sus siervos.
No morirán quienes en él esperan.
R. El Señor no está lejos de sus fieles.
 

Segunda Lectura: 2 Timoteo 4,6-8.16-18: “He combatido bien mi combate hasta el fin”

Pablo sabe que se acerca ya el fin de su vida. Ha permanecido fiel a Dios, su esperanza. Profesa su fe y su confianza en Dios, que le ha sido fiel hasta el fin.

En cuanto a mí, ha llegado la hora del sacrificio y el momento de mi partida es inminente. 7He peleado el buen combate, he terminado la carrera, he mantenido la fe. 8Sólo me espera la corona de la justicia, que el Señor como justo juez me entregará aquel día. Y no sólo a mí, sino a cuantos desean su manifestación. 16En mi primera defensa nadie me asistió, todos me abandonaron; espero que Dios no se lo tome en cuenta. 17El Señor, sí, me asistió y me dio fuerzas para que por mi medio se llevase a cabo la proclamación, de modo que la oyera todo el mundo; así, el Señor me arrancó de la boca del león. 18 Él me librará de toda mala partida y me salvará en su reino celeste. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Aclamación antes del Evangelio

2 Corintios 5, 19

R. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo,
y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 18,9-14: Dios escucha a los que son conscientes de su pobreza

Dios rechaza la oración de la persona pagada de sí misma, con aires de superioridad moral, pero escucha la del pecador consciente y reconocedor de su pobreza interior.

En aquel tiempo, por algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola: 10Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, el otro recaudador de impuestos. 11El fariseo, de pie, oraba así en voz baja: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres, ladrones, injustos, adúlteros, o como ese recaudador de impuestos. 12Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de cuanto poseo. 13El recaudador de impuestos, de pie y a distancia, ni siquiera alzaba los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Oh Dios, ten piedad de este pecador. 14Les digo que éste volvió a casa absuelto y el otro no. Porque quien se alaba será humillado y quien se humilla será alabado.

 

Oración de los Fieles 

     Oremos al Padre del cielo que oye el grito de los humildes, y digámosle: R/ Señor, escucha a tu Pueblo.

  • Por la Iglesia, que somos nosotros, el Pueblo salvado por el amor de Dios. Para que no rechacemos o alejemos a nadie con actitudes de superioridad moral, roguemos al Señor.
  • Por todos aquellos a quienes se ha encomendado de manera especial en la Iglesia el ministerio de Reconciliación. Para que sean intransigentes con el mal y, sin embargo, sepan acoger a los pecadores penitentes con respeto, bondad y compasión, roguemos al Señor.
  • Por los gobernantes de las naciones y por los servidores públicos. Para que, como Dios mismo, estén atentos y atiendan especialmente a los pobres y marginados, roguemos al Señor.
  • Por los que son ricos en posesiones y en talentos recibidos de Dios. Para que no miren con desprecio a los menos privilegiados sino que inviertan su riqueza y sus cualidades para el crecimiento y el bienestar del país y de su pueblo, roguemos al Señor.
  • Por cada uno de nosotros en esta nuestra comunidad. Para que nos percatemos de lo pobres que somos ante Dios y ante los hermanos, y estemos abiertos a una renovación y conversión constantes, roguemos al Señor.

Señor Dios nuestro, sabemos que las palabras bonitas significan poco si no brotan de corazones humildes y sinceros. Ayúdanos a poner en práctica lo que decimos y a vivir conforme a nuestra oración, para que tú escuches nuestra súplica por medio de Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios, Señor nuestro, Padre misericordioso:

Sabemos que tú eres parcial y prefieres a los pobres.

De tus mismos dones

te presentamos pan y vino.

Danos la gracia de ser tan humildes y auténticos

como estos dones,

para que experimentemos tu perdón y tu amor

por medio de Aquel que se humilló por nosotros,

Jesucristo nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Ofrezcamos nuestra alabanza a Dios y roguemos para que su nombre sea conocido y adorado por la humanidad toda.

 

Invitación al Padre Nuestro

Por la gracia de Dios nos atrevemos a orar

con la oración del humilde Jesús.

R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males

y concédenos tu paz en nuestros días.

Líbranos de nuestra soberbia autosuficiente,

que nos ciega y no nos deja ver nuestra pobreza interior,

que endurece nuestros corazones

y nos induce a despreciar a los demás.

Ayúdanos a buscarte a ti y a tu Reino

para que podamos acelerar

la venida gloriosa entre nosotros

de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

R/ Tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Señor, Cordero de Dios

que se humilló para estar con nosotros

y para librarnos de nuestros pecados.

Dichosos nosotros, invitados al banquete

que él ha preparado para los pobres,

los pequeños y los pecadores.

R/ Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios, Padre nuestro misericordioso:

Nos damos cuenta de que somos pecadores,

constantemente necesitados de tu misericordia.

En la pobreza de nuestros corazones

te damos gracias

por habernos permitido tomar parte

en el banquete de Jesús,

a pesar de nuestra poca fe

y de nuestro tibio amor.

Continúa aceptándonos tal como somos,

ayúdanos a ser y a obrar mejor,

y recibe nuestra sincera acción de gracias

por todo el bien que has hecho en favor nuestro

y de nuestros hermanos y hermanas.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: En esta eucaristía hemos dado gracias a Dios por habernos enriquecido con la gracia de Jesús y su Evangelio. Que Dios nos colme con sus buenos dones y con su bendición. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

 

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