Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

No se dejen engañar

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Martes 26 de Noviembre, 2024

 

34 Semana en Tiempo Ordinario

 

"¡CUIDADO, NO SE DEJEN ENGAÑAR!"

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:

Nuestra fe no es una serena posesión

de la verdad y de ritos religiosos que nos dan seguridad.

Haz que nos percatemos de que la fe sufre pruebas

y de que tú nos llamas

para que seamos testigos creíbles

–en nuestro tiempo y en nuestra situación–

de la Pasión y Resurrección de tu Hijo.

Danos tu Santo Espíritu para que nos guíe

y para que guarde viva nuestra fe y esperanza

de que Jesucristo es Señor nuestro

y tú, nuestro Padre Dios por los siglos de los siglos.

 

Primera lectura: Apocalipsis 14,14-19: Ha llegado la hora de la siega

En este pasaje, se utiliza la metáfora de la cosecha de trigo y el Hijo del Hombre como segador para representar el juicio de Dios. 

Yo, Juan, tuve otra visión: Vi una nube blanca y en ella a alguien que parecía un ser humano, con una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano. Entonces un ángel salió del templo y le gritó con potente voz al que estaba sentado en la nube: “Empuña la hoz y ponte a segar; el tiempo de la cosecha ha llegado ya; la mies de la tierra está madura”. El que estaba sentado en la nube pasó su hoz sobre la tierra y recogió la cosecha de la tierra.

Salió otro ángel del templo celestial, también él con una afilada hoz en su mano. Y salió del templo otro más, el ángel que tiene poder sobre el fuego, y le gritó con potente voz al que tenía la hoz afilada: “Empuña tu hoz afilada y corta los racimos de la viña de la tierra, porque sus uvas ya están maduras”.

El ángel acercó su hoz a la tierra, cosechó la viña de la tierra y echó los racimos en el gran lagar de la cólera de Dios. Pisaron las uvas en el lagar, fuera de la ciudad, y del lagar corrió tanta sangre, que subió hasta los frenos de los caballos, en una extensión de unos trescientos kilómetros.

 

Salmo Responsorial

Salmo 95, 10. 11-12a. 12b-13

R. (13b) Que todo se alegre ante el Señor.
“Reina el Señor”, digamos a los pueblos.
El afianzó con su poder el orbe,
gobierna a las naciones con justicia. R.
R. Que todo se alegre ante el Señor.
Alégrese los cielos y la tierra,
retumbe el mar y el mundo submarino;
salten de gozo el campo y cuanto encierra,
manifiesten los bosques regocijo. R.
R. Que todo se alegre ante el Señor.
Regocíjese todo ante el Señor,
porque ya viene a gobernar el orbe.
Justicia y rectitud serán las normas
con las que rija a todas las naciones. R.
R. Que todo se alegre ante el Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Apoc 2, 10

R. Aleluya, aleluya.
Sé fiel hasta la muerte
y te daré como premio la vida, dice el Señor.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra

En este evangelio, la caída de Jerusalén simboliza el fin de los tiempos. Pero, para nosotros, que no sabemos ni el día ni la hora, el tiempo del Juicio es ahora: lo creamos ahora conforme el modo en que vivimos individualmente y como comunidad. “¡No se dejen engañar!”, dice Jesús. En otras palabras, su mensaje intenta sacudirnos, despertarnos para vivir ahora más radicalmente el Evangelio.

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido”.

Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?”

Él les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin”.

Luego les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles”.

 

Oración de los Fieles

  • Por la Iglesia de Jesucristo. Para que su fe, su confianza y su amor no vacilen en las dificultades y tormentas de nuestro tiempo, roguemos al Señor.
  • Por los que tienen dudas de fe o tienen miedo al futuro. Para que Dios les dé fuerza y valor, y reavivemos nosotros su esperanza, roguemos al Señor.
  • En un mundo atenazado por la guerra y la violencia, por la deshonestidad y el abuso de poder, roguemos para que la gente inspirada por los valores del Evangelio conduzca al mundo por los caminos de la solidaridad, la paz, la justicia y el amor, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Nosotros, tu Pueblo en marcha,

te presentamos este pan y este vino,

por intercesión de Santa Cecilia,

como una ofrenda y una plegaria

para que Jesús venga con nosotros

en nuestro camino duro y agotador

y nos sostenga en la fe y en la esperanza.

Que él llene cada uno de nuestros días

con obras de bondad y sabiduría.

Y que este banquete de la eucaristía

nos prepare para participar en tu fiesta celeste,

que se prolongará por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios de nuestra esperanza y alegría:

Estamos seguros

de que hemos encontrado a tu Hijo Jesús

en esta celebración eucarística.

Hemos reconocido su voz;

él nos ha alimentado con el Pan de sí mismo.

Que el mismo Jesucristo sea la lámpara

que brille con claridad sobre nuestra vida

y que nos haga oír siempre su voz

que nos grita desde nuestros hermanos necesitados,

para que, cuando él venga, nos encuentre dispuestos ya

a reunirnos en la fiesta de tu Reino

y, con Santa Cecilia, a cantar tus alabanzas

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: Somos gente de esperanza. No tendríamos que preocuparnos sobre la cuestión de cuándo llegará el fin del mundo sino vivir como cristianos el Evangelio cada día. Si hacemos esto, no tenemos ningún motivo para temer. Que Dios todopoderoso los guarde seguros y salvos, y los bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

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