Sábado 28 de Enero
3a Semana Ordinario
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Doctor de la Iglesia
Introducción
Honramos hoy a Santo Tomás de Aquino, que fue uno de los más grandes teólogos en la historia de la Iglesia; sin embargo su vida estuvo marcada por la sencillez. Logró con éxito hacer una síntesis armoniosa entre la filosofía de Aristóteles y el pensamiento teológico de la Biblia y de San Agustín. La oración y la contemplación eran las fuentes de su teología. En su tiempo muchos lo consideraron como un innovador peligroso y sufrió mucha contradicción. Pidamos hoy por su comprensión de la fe, su sabiduría y su espíritu de oración.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias por Santo Tomás,
gran santo y pensador sabio.
Danos sabiduría
para reflexionar sobre la Palabra de la Buena Nueva,
para que ella haga más profunda
nuestra penetración sabrosa de nuestra fe
y haga crecer nuestro amor a ti.
Da también a la Iglesia de nuestro tiempo
grandes profetas y teólogos
que nos ayuden a comprender mejor
lo que significa la fe para la gente de hoy.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Heb 11,1-2.8-19: Esperaba la ciudad cuyo arquitecto sería Dios
Sal Lc 1,69-75: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo
Mc 4,35-41: «¿Aún no tienen fe?»
Aquel día al atardecer Jesús dijo a sus discípulos: «Pasemos a la otra orilla». 36Ellos despidieron a la gente y lo recogieron en la barca tal como estaba; otras barcas lo acompañaban. 37Se levantó un viento huracanado, las olas rompían contra la barca, que se estaba llenando de agua. 38Él dormía en la popa sobre un cojín. Lo despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que naufraguemos?» 39Él se levantó, increpó al viento y ordenó al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento cesó y sobrevino una calma perfecta. 40Y les dijo: «¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?» 41Llenos de temor se decían: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el lago le obedecen?»
Oración de los Fieles
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú das sabor a nuestras vidas
por medio del pan y del vino de tu Hijo,
pues nos empapan de su amor y fidelidad.
No permitas que perdamos el sabor,
sino que seamos personas que intenten preservar,
en este mundo, la bondad y el amor dedicado
que tú nos has mostrado en tu Hijo,
Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:
Te damos gracias por dejarnos participar
en la vida de tu Hijo.
No permitas que escondamos nuestra fe,
sino hazla brillar en cada uno de nosotros
y en todas nuestras comunidades,
como luz resplandeciente que ilumine a todos.
Que no seamos nosotros,
sino el amor y la bondad de tu Hijo
los que animen nuestro mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Ésta ha sido una celebración de aliento y confianza. Jesús nos ha asegurado, y nos dice también hoy: “Yo estoy con ustedes”. No teman. Enfrenten la vida y los problemas como Iglesia y como personas. Confíen en mí. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
La liturgia de este día es una invitación a cultivar la fe. La fe que es “certeza de lo que se espera” se repite para animar a las personas que viven en circunstancias desalentadoras. Hoy son más las familias que viven la marginación y el despojo. Desde estas tempestades es desde donde Jesús nos invita a superar en comunidad aquello que amenaza con hundirnos. A pesar de la violencia y persecución de distintas formas, estamos invitados a construir el Reino cuidando y defendiendo la vida. Se trata de no cansarse de compartir y de luchar, aunque todo parezca empeorar. El desempleo y el hambre aumentan, la violencia sesga vidas inocentes, abusos de poder, condenas injustas; todo está a la orden del día. En circunstancias de este tipo, la enseñanza de la fe como “garantía de lo que no se ve” adquiere un sentido iluminador: nos invita a celebrar los pequeños y sinceros gestos de amor, sabiendo que algún día, con nuestro arduo trabajo comunitario, veremos la sociedad que tanto anhelamos.