Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Un pastor compasivo

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Sábado 8 de Febrero, 2025

 

Cuarta Semana Ordinario

 

UN PASTOR COMPASIVO

 

Oración Colecta

Oh Dios nuestro, siempre amoroso:

Tu Hijo Jesús nos ha revelado que tú eres

un Dios más afectuoso, tierno y compasivo

que lo que cualquier madre pudiera ser

con su hijo pequeño.

Hazte cercano a todos los heridos por la vida dura;

cuida de los pequeños y de los oprimidos.

Haz que todos los que siguen a tu Hijo

sean personas que sepan perdonar y curar,

que se hagan a sí mismos como pan nutritivo

para todos los que están hambrientos de cualquier manera.

Enséñanos a amarnos, a ser sensibles

y a cuidar los unos de los otros

como tú cuidas de nosotros por medio de Jesús,

Hijo tuyo y Señor nuestro, que vive y reina

por los siglos de los siglos.

 

Primera Lectura: Hebreos 13,15-17.20-21: «No olviden hacer el bien»

En una exhortación final, el autor de la Carta a los Hebreos resume lo que había dicho para la vida práctica de los cristianos. Ésta es la bendición que desea para su pueblo.

Hermanos: Ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, el sacrificio de alabanza, es decir el homenaje de los labios que bendicen su nombre.

No se olviden nunca de practicar la generosidad y de compartir con los demás los bienes de ustedes, porque estos son los sacrificios que agradan a Dios. Obedezcan con docilidad a sus pastores, pues ellos se desvelan por ustedes, sabiendo que tienen que rendir cuentas a Dios. Así podrán ellos trabajar con alegría y sin quejarse, pues lo contrario no sería para ustedes de ningún provecho.

Que el Dios de la paz, el que, mediante la sangre de una alianza eterna, resucitó de entre los muertos al pastor eterno de las ovejas, Jesucristo, nuestro Señor, los enriquezca a ustedes con toda clase de dones para cumplir su voluntad y haga en ustedes todo lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Salmo Responsorial

Salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

R. (1) El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
y hacia fuentes tranquilas me conduce
para reparar mis fuerzas.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Por ser un Dios fiel a sus promesas,
me guía por el sendero recto,
así, aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú estás conmigo.
Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tú mismo me preparas la mesa,
a despecho de mis adversarios;
me unges la cabeza con perfume,
y llenas mi copa hasta los bordes.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán
todos los días de mi vida,
y viviré en la casa del Señor
por años sin término.
R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

 

Aclamación antes del Evangelio

Juan 10, 27

R. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;
yo las conozco y ellas me siguen.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Marcos 6,30-34: Estaban como ovejas sin pastor

Dios nos manifiesta en Jesús que él se preocupa por nosotros con un amor más profundo y tierno que el de una madre por su hijo, a quien dio vida. Dios se hace particularmente cercano a los que más lo necesitan: los débiles, los que sufren, los abandonados, y los que no cuentan para nada. Ése es el amor que Dios nos mostró en Jesús. Ése es el amor al que nos invita, para que nos amemos así unos a otros: un amor profundo, tierno, duradero, y sin miedo de manifestarse abiertamente.

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.

Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

 

Oración de los Fieles

  • Para que seamos agradecidos a Dios por toda la misericordia y compasión que nos muestra constantemente, roguemos al Señor.
  • Para que el Pueblo de Dios aprenda a ser una comunidad compasiva especialmente para con todos los que sufren y se sienten oprimidos, roguemos al Señor.
  • Para que nosotros seamos gente de paz, que intentemos sinceramente comprendernos unos a otros y que busquemos reconciliación cuando estemos divididos, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios y Señor nuestro, Padre compasivo:

En estos sencillos signos de pan y vino

acogemos a tu Hijo Jesucristo

como nuestro Buen Pastor que murió por nosotros

para dar norte y dirección a nuestra vida.

Sentimos consuelo y nos da confianza saber

que él conoce muy bien y tan de cerca

nuestro cansancio y nuestras miserias humanas.

Que ojalá él nos escuche cuando nos volvamos a él,

y que esté muy presente cuando lo necesitemos.

Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios nuestro, que nos amas y cuidas de nosotros:

Te damos gracias de todo corazón

por darnos un guía seguro,

tu Hijo Jesucristo,

que siente con nosotros

y sabe a dónde nos lleva.

Sigue dando hoy a tu Iglesia pastores

a imagen y semejanza de tu Hijo.

Que estén llenos de visión y compasión,

que sean sensibles al pueblo y a sus necesidades,

abiertos a las exigencias y a la capacidad

del Evangelio y de nuestros tiempos.

Fórmalos como buenos pastores

a imagen del Buen Pastor,

tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Según la Biblia “tener compasión” significa literalmente “sentir en lo profundo de nuestras entrañas”. Nosotros diríamos “en el hondón de nuestro corazón”; sentirse cercano e íntimo a otros con fidelidad y compasión. Ése es el modo cómo se relaciona Dios con nosotros. Que sea también nuestro modo de relacionarnos unos con otros. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

¿Cómo se identifica a una persona que construye el reino de Dios? El autor de Hebreos recuerda: «No se olviden de hacer el bien y de ser solidarios: ésos son los sacrificios que agradan a Dios». La enseñanza de este maestro cristiano se sustenta en la tradición de amor al prójimo relacionada con la misión de Jesús, que entrañablemente se compadeció del pueblo extenuado. ¿Cómo traducir ese amor solidario en nuestro tiempo? Al Papa Francisco le preocupa la indolencia del mundo de hoy donde «no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas, si “todavía no son útiles” —como los no nacidos—, o si “ya no sirven” —como los ancianos—. Nos hemos hecho insensibles a cualquier forma de despilfarro, comenzando por el de los alimentos, que es uno de los más vergonzosos» (FT 18). Hagamos de nuestras comunidades espacios para compartir, sensibles y atentos al dolor, no encerrándonos o alejándonos de las principales situaciones que nos afectan.

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