Viernes 14 de Marzo, 2025
Primera Semana de Cuaresma
RESPONSABILIDAD PERSONAL
Oración Colecta
Dios de misericordia y compasión:
Tú nos animas a ser responsables
por el bien y el mal que hacemos,
y nos llamas a la conversión.
Oh Dios, ayúdanos a enfrentarnos a nosotros mismos,
para que no recurramos a excusas poco convincentes
para encubrir nuestros fallos.
Haznos honestos con nosotros mismos,
y conscientes de que siempre podemos contar con Jesucristo,
como nuestro guía y nuestra fuerza en el camino hacia ti,
ahora y por los siglos de los siglos.
Primera Lectura: Ezra 18,21-28: Dios desea que el malvado se convierta
Con frecuencia echamos la culpa a la comunidad y al “sistema” por los males de la sociedad y por los pecados que cometemos. Ese encogerse de hombros y excusarnos de nuestra responsabilidad personal es el vicio escapista de siempre. Por eso Ezequiel nos dice: Ustedes son personalmente responsables por sus pecados y tienen que arrepentirse. Si así lo hacen, Dios los acogerá de nuevo en su amor.
Evangelio: Mt 5,20-26: Ve a reconciliarte con tu hermano
Jesús, que vino a dar cumplimiento a la ley de Dios y a engrandecerla, nos dice que lo que cuenta es la actitud personal y la intención con que vivimos y damos cumplimiento a su mayor mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo. Porque el verdadero culto a Dios no consiste en prácticas religiosas privadas y centradas en nosotros sino en estar realmente comprometidos con nuestra comunidad y entregados a la reconciliación, a la paz que brota de justicia y al servicio a los hermanos.
Enseñó Jesús: «Les digo que si el modo de obrar de ustedes no supera al de los letrados y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos. 21Han escuchado que se dijo a los antiguos: “No matarás; el homicida responderá ante el tribunal”. 22Pues yo les digo que todo el que se enoje contra su hermano responderá ante el tribunal. Quien llame a su hermano imbécil responderá ante el Consejo. Quien lo llame renegado incurrirá en la pena del fuego. 23Si mientras llevas tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene queja de ti, 24deja la ofrenda delante del altar, anda primero a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu ofrenda. 25Con el que te pone pleito busca rápidamente un acuerdo, mientras vas de camino con él. Si no, tu rival te entregará al juez, el juez al comisario y te meterán en la cárcel. 26Te aseguro que no saldrás hasta haber pagado el último centavo».
Oración de los Fieles
Pidamos al Señor Jesús en esta eucaristía que perdone nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, diciéndole: R/Derrama tu amor y tu reconciliación sobre nosotros, Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Padre misericordioso:
Tu Hijo Jesús viene a nosotros
para reconciliarnos contigo.
Te pedimos confiadamente
que permanezca siempre con nosotros
para llevar a cabo en el mundo
tu misión de reconciliar a los hombres
contigo y los unos con los otros.
Danos la valentía de la humildad,
para buscar perdón y paz
de aquél a quien hayamos ofendido,
con la fuerza de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro
por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Tú nos pides que seamos personalmente responsables
de nuestras propias obras
Y de nuestra participación activa
en las obras de la comunidad.
Que esta celebración eucarística
sea una fuente de convicción profunda y de fortaleza
para tomar en serio nuestras tareas
como seguidores de Jesús.
Que nuestras obras se ajusten a nuestras palabras
Y así podamos expresar nuestra gratitud y nuestro amor a ti,
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Resentimiento y rencor no hablan bien de nosotros, los cristianos, por mucho que nos hayan herido. Somos “pueblo perdonado” y, por lo tanto, tendríamos que ser, generosamente, “pueblo perdonador”. Que el Señor nos dé fuerza y entereza para ello. Por eso, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
Sabemos lo difícil que resulta pedir perdón, reconciliarnos, estar en paz, si nos han o hemos ofendido. Jesús nos recuerda que el equilibrio personal, familiar y comunitario se alcanza manteniendo la armonía en nuestras relaciones. Alimentar el orgullo nos conduce a vivir ofendidos y distanciados. El camino de la reconciliación pasa por el reconocimiento de mi propia fragilidad, pues lo que muchas veces rechazo en las personas conecta con mis inseguridades y prejuicios. Perdonar y pedir perdón es un camino no exento de dolor u obstáculos, pero su recorrido nos hace personas más comprensivas y humanas. Aprendamos a madurar el amor que no se fija sólo en las diferencias o deficiencias sino, ante todo, en las oportunidades de crecimiento y tolerancia. Hagamos un momento de oración personal en el que podamos reconciliarnos con nosotros mismos; luego pidamos a Dios la gracia de comprender y aceptar a los demás y que también sea su gracia la que nos enseñe a saber convivir en armonía y en paz.