Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

El amor gratuito de la alianza

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Sábado 15 de Marzo, 2025

 

Primera Semana de Cuaresma

 

EL AMOR GRATUITO DE LA ALIANZA

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro,

de quien procede la iniciativa de amar:

Tú nos buscas y nos dices:

“Yo soy su Dios; ustedes son mi pueblo”.

Tú nos amas en Jesucristo, tu Hijo.

Señor, que nuestra respuesta de amor

vaya mucho más allá de las exigencias de cualquier ley.

Que sepamos buscarte y estar en comunión contigo

en lo más profundo de nuestro ser

y que te expresemos nuestra gratitud

saliendo de nosotros mismos hacia nuestro prójimo

con un amor sincero y comprometido como el tuyo.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Deuteronomio 26,16-19: Serás el pueblo santo del Señor

Dios le declara su amor a su pueblo a través de Moisés, su profeta. Nosotros seremos su Pueblo y él será nuestro Dios en el cumplimiento de sus mandamientos.

En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: "El Señor, tu Dios, te manda hoy que cumplas estas leyes y decretos; guárdalos, por lo tanto, y ponlos en práctica con todo tu corazón y con toda tu alma.

Hoy has oído al Señor declarar que él será tu Dios, pero sólo si tú caminas por sus sendas, guardas sus leyes, mandatos y decretos, y escuchas su voz.

Hoy el Señor te ha oído declarar que tú serás el pueblo de su propiedad, como él te lo ha prometido, pero sólo si guardas sus mandamientos. Por eso él te elevará en gloria, renombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho y tú serás un pueblo consagrado al Señor, tu Dios, como él te lo ha prometido".
 

Salmo Responsorial

Salmo 119, 1-2. 4-5. 7-8
R. (1b) Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Dichoso el hombre de conducta intachable,
que cumple la ley del Señor.
Dichoso el que es fiel a sus enseñanzas
y lo busca de todo corazón.
R. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Tú, Señor, has dado tus preceptos
para que se observen exactamente.
Ojalá que mis pasos se encaminen
al cumplimiento de tus mandamientos.
R. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
Te alabaré con sincero corazón,
cuando haya aprendido tus justos mandamientos.
Quiero cumplir tu ley exactamente.
Tú, Señor, no me abandones.
R. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.
 

Aclamación antes del Evangelio

2 Cor 6, 2
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Este es el tiempo favorable,
este es el día de la salvación.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
 

Evangelio: Mateo 5,43-48: Sean perfectos como el Padre

Dios toma la iniciativa increíble de ofrecernos su amor gratuito en la persona de Jesús. Nosotros procuramos darle una respuesta de amor fiel y de ofrecer también a nuestro prójimo un amor sincero y gratuito, que brota de lo profundo de nuestro ser y que nos compromete más allá del llamado de la ley. La vida cristiana es, pues, comunión con Dios y comunión con todos –todos– los hermanos sin exclusión.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 43«Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. 44Pero yo les digo: “Amen a sus enemigos, oren por sus perseguidores. 45Así serán hijos de su Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos. 47Si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? También hacen lo mismo los paganos. 48Por tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo”».

 

Oración de los Fieles

Oremos al Padre que amorosamente la vida nos ha dado y digámosle: R/Queremos responder con nuestra vida a tu Alianza de amor.

   

  • Para que el amor sea siempre lo que nutra e inspire nuestra opción por los mandamientos, roguemos al Señor.
  • Para que, imitando el amor que Dios nos da, amemos sin medida; seamos generosos, pacientes y solidarios, roguemos al Señor.
  • Para que amemos incluso a los que no nos aman, a los que sentimos enemigos, tal como nos enseñó Jesús, roguemos al Señor.
  • Para que oremos también por los que nos hieren y ofenden, roguemos al Señor.
  • Para que cada día sea una ofrenda de gratitud a Dios por su amor, que nos da vida, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor, Dios nuestro, Padre bondadoso:

En esta eucaristía

tu Hijo Jesús se da a sí mismo

a ti y a todos nosotros

con una respuesta libre de total entrega.

¡Qué bueno saber que él comparte con nosotros

esta clase de amor!

Que así seamos inventivos y creadores

para comprometernos con la felicidad

de todos los hermanos, cercanos o lejanos,

con el fin de que todos juntos seamos tu Pueblo

y tú seas nuestro Dios por siempre

en Jesucristo, nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Señor, Dios nuestro:

Tú nos has hecho tu pueblo sacerdotal

para que proclamemos al mundo entero

que tú eres un Dios que nos ama y nos salva.

Profundamente agradecidos por tu sincero amor,

queremos ser conscientes de nuestra misión,

y ser para nuestros hermanos

como la presencia viva de Jesús:

palabra que siga alentando y perdonando,

manos que curen y bendigan,

pies que busquen lo que está perdido,

corazón que ame hasta el extremo…

Todo esto con la fuerza del mismo Jesús,

que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: El Señor nos dice: “Amen a sus enemigos y rueguen incluso por los que los hieren y ofenden”. No es una tarea fácil, pero es algo que debería ser la señal y el sello distintivo de los cristianos. Hemos ofendido a Dios y él nos perdona. Nosotros deberíamos hacer lo mismo: perdonarnos los unos a los otros, con la inspiración y la fuerza del Espíritu. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

  

Jesús rompe con la costumbre del “siempre se hizo así”, habilitando un espacio nuevo y desconocido donde el amor recíproco genera relaciones que dignifican. En nuestros días se habla de comunicación no violenta, cultura del cuidado, nuevas vincularidades, reconciliación. Y redescubrimos, tal vez con sorpresa, que el maestro Jesús nos las había propuesto como disposiciones necesarias para hacer presente entre nosotros el Reino de Dios. Con gratitud, reconocemos el testimonio valiente de tantos hombres y mujeres que han sabido perdonar y amar en medio de tantos abusos e injusticias. Lo incómodo, lo contradictorio, lo exigente de la propuesta de Jesús es para aquellos a quienes les cuesta soltar rencores y tienen deseos de venganza. La propuesta de Jesús busca sacudir con fuerza a las comunidades que se olvidan de fomentar la tolerancia y la comprensión. Asumir las consecuencias del amor siendo sinceros y coherentes es una tarea pendiente para quienes  seguimos su ejemplo. Jesús quiere que ores y perdones siempre, para no dejar que las injusticias y abusos de poder endurezcan tu corazón.

 

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