Jueves 20 de Marzo, 2025
Segunda Semana de Cuaresma
“EL PUEBLO SUFRE. MIRA SUS NECESIDADES”
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Muchos de nosotros
nunca disfrutamos tanto como ahora
del bienestar y la vida,
y por eso nos hemos vuelto
engreídos y satisfechos de nosotros mismos,
felices en nuestro pequeño mundo egoísta.
Oh Dios, haz que nuestros oídos
permanezcan abiertos a tu Palabra
y nuestros corazones abiertos a ti
y también a nuestros hermanos.
No permitas que, en nuestra situación de bienestar,
nos olvidemos de ti y de los hermanos,
o que pongamos nuestra esperanza solo en nosotros mismos.
Danos la sana inquietud de buscarte a ti, siempre y en todo,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura: Jeremías 17,5-10: Bendito quien confía en el Señor
Dios nos aclara que los que, con autosuficiencia, ponemos nuestra fe en nosotros mismos y en los medios o recursos materiales que poseemos, estamos lejos de él y de su Reino.
Evangelio: Lucas 16,19-31: Recibiste bienes y Lázaro males
En el evangelio de hoy, Jesús profundiza el mensaje de la Primera Lectura con la parábola del rico y Lázaro para instruirnos acerca de que los que más poseen no son condenados precisamente porque tengan más que los demás sino por ser insensibles a las necesidades de sus hermanos, las más evidentes y también las otras, las que muchos cargan calladamente.
En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que vestía de púrpura y lino y todos los días hacía espléndidos banquetes. 20Echado a la puerta del rico había un pobre cubierto de llagas llamado Lázaro, 21que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamerle sus heridas. 22Murió el pobre y los ángeles lo llevaron junto a Abrahán. Murió también el rico y lo sepultaron. 23Estando en el lugar de los muertos, en medio de tormentos, alzó la vista y divisó a Abrahán y a Lázaro a su lado. 24Lo llamó y le dijo: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y envía a Lázaro, para que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua; pues me torturan estas llamas”. 25Respondió Abrahán: “Hijo, recuerda que en vida recibiste bienes y Lázaro por su parte desgracias. Ahora él es consolado y tú atormentado. 26Además, entre ustedes y nosotros se abre un inmenso abismo; de modo que, aunque se quiera, no se puede atravesar desde aquí hasta ustedes ni pasar desde allí hasta nosotros”. 27Insistió el rico: “Entonces, por favor, envíalo a casa de mi padre, 28donde tengo cinco hermanos; que les advierta no sea que también ellos vengan a parar a este lugar de tormentos”. 29Le dice Abrahán: “Tienen a Moisés y los profetas: que los escuchen”. 30Respondió: “No, padre Abrahán; si un muerto los visita, se arrepentirán”. 31Le dijo: “Si no escuchan a Moisés ni a los profetas, aunque un muerto resucite, no le harán caso”».
Oración de los Fieles
Oremos a Dios, nuestro Padre, para que nos haga perceptivos, atentos y dispuestos a involucrarnos con Esperanza en los dolores de nuestro tiempo diciendo: R/Sálvanos de la indiferencia y el egoísmo, Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú sabes lo que hay en nosotros, en nuestro corazón,
y dónde está nuestro tesoro.
Danos fe no en nosotros mismos
o en lo que nuestra creatividad y nuestras manos han hecho,
sino en lo que podemos construir
todos juntos, contigo y con tu Hijo,
para que todo lo que somos y hacemos
sea a la vez un don que procede de tu generosa bondad
y fruto de nuestro trabajo y creatividad,
y que todo contribuya a construir
un mundo más digno, más humano; un mundo mejor,
en Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Abre nuestros oídos
a las palabras que Jesús nos dirige
para que creamos en tu designio salvador
y construyamos entre todos un mundo mejor.
Abre nuestros ojos y corazones
a las necesidades de los que sufren,
para que, en tu nombre,
podamos cuidarnos fraternalmente de ellos.
Y abre definitivamente nuestros corazones a ti
para que sin cesar te amemos y alabemos
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: Lo que todos necesitamos son ojos para ver las necesidades de nuestros hermanos, oídos para escuchar su estruendoso clamor que reclama justicia, misericordia y una participación equitativa de los bienes de la tierra, tanto materiales como espirituales. Que el Dios de bondad sea bueno, nos dé un corazón grande y compasivo, y lleve a cabo todo ese bello sueño en nosotros. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre. 
En la comunidad lucana, generaba tensión e indignación la desigualdad entre sus miembros. Había quienes eran muy ricos y también muchos empobrecidos. El ideal de vida propuesto por Jesús invitaba al no apego a las riquezas para evitar actitudes de indiferencia e indolencia frente a quienes pasaban necesidad. Este magnífico y dramático relato de Lázaro y el rico resume y visibiliza con claridad el desinterés con el que algunas personas viven su vínculo con los empobrecidos. Por distintos motivos no llegan ni a ver o, viendo el empobrecimiento de muchos, no les interesa ni les conmueve su situación. De la empatía hay que pasar a la compasión, ya que no basta con tener gestos de caridad o asistencia puntual; la fe nos ha de volver personas solidarias, capaces de acompañar las historias de sufrimiento y esperanza. Pidamos a Dios que nuestros pequeños mundos no nos encierren ni vuelvan indiferentes. En la comunidad a la que pertences, ¿de qué manera se lleva esperanza y solidaridad a los más vulnerables?