Lunes 24 de Marzo, 2025
Tercera Semana de Cuaresma
La SALVACIÓN ES PARA TODOS SIN EXCEPCIÓN
Oración Colecta
Señor Dios y Padre nuestro:
Tú quieres que todos se salven
por medio de la fe en Jesucristo, tu Hijo.
Te pedimos que los cristianos no se dejen llevar
por el egoísmo espiritual y del espíritu de clan,
sino que su fe signifique tanto para ellos
que quieran compartirla espontáneamente con otros
para que tu Hijo sea conocido, amado y seguido
en todo el mundo,
ya que él es el Señor de todos
ahora y por los siglos de los siglos.
Primera Lectura: 2 Reyes 5,1-15a: Había muchos leprosos en Israel
Eliseo cura a un alto oficial militar del pueblo sirio que rinde culto a otros dioses. El oficial se resiste; tiene, como nosotros, sus prejuicios, sus propias previsiones de cómo curarse. Y le cuesta que Eliseo no sea de los suyos. Que lo haga en nombre de un Dios en quien no cree. Pero Dios, que no piensa igual que él y rompe todos los moldes, hará maravillas.
Evangelio: Lucas 4,24-30: Jesús no ha sido enviado únicamente a los judíos
Jesús va a asumir y culminar en él el destino de todo profeta. Ya lo dice sabiamente aquel refrán popular: “Nadie es profeta en su tierra”… Sin embargo, a la hora de colgar de la cruz y entregar su vida, lo hará por todos, por todos sin excepción.
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente en la sinagoga de Nazaret: «Les aseguro que ningún profeta es aceptado en su patria. 25Ciertamente, les digo que había muchas viudas en Israel en tiempo de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado tres años y medio y hubo una gran carestía en todo el país. 26A ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta en Sidonia. 27Muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno fue sanado, sino Naamán el sirio». 28Al oírlo, todos en la sinagoga se indignaron. 29Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con intención de despeñarlo. 30Pero él, abriéndose paso entre ellos, se alejó.
Oración de los Fieles
Oremos a nuestro Padre del cielo que, por el agua del bautismo, nos rescató de la muerte y nos llamó a hacer de nuestra vida cristiana una profecía de su Buena Noticia, diciendo: R/Queremos ser instrumentos de salvación en este mundo herido.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Confiadamente te pedimos
que tengamos suficiente fe
para acoger a tu Hijo en medio de nosotros
en estos signos sencillos de pan y vino.
Que nosotros y todos
–dondequiera nos encontremos–
aceptemos que tú vienes a nosotros
con un acercamiento humano
por medio de la humanidad
de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre de todos:
Fortalece con tu Palabra
y con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
a todos los que han dejado su propio país y su cultura
para llevar la Buena Noticia de Salvación
a otras culturas en diferentes pueblos,
como misioneros del Evangelio.
Que ojalá sepan servir humildemente a su nuevo pueblo,
recibir y asumir su amor y sus dones de mente y corazón,
y ayudar a la Iglesia local
a crecer constantemente en Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Salgamos al encuentro de cuantos necesitan saber de Jesucristo, de su Salvación y de su Vida, con gestos animosos, respetuosos, comprometidos y compasivos. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca siempre.
Las palabras de Jesús ponen en evidencia las intenciones del corazón. Nazaret, su pueblo natal, parece una comunidad resignada a vivir en lo mismo, sin generar cambios reales. Las palabras de Jesús revelan la pobre imagen que tienen de sí mismos y la dureza de sus corazones. Los religiosos se indignan rechazando la novedad del mensaje.
Este escenario lo podemos equiparar a esas resistencias que generan los cambios propuestos a partir de la Sinodalidad en la Iglesia. Siempre encontraremos, como le ocurrió a Jesús, resistencia a la Buena Nueva del Reino. Pero esto, en lugar de desanimarnos, nos tiene que impulsar a fomentar nuevas formas de comunión. Hemos oído que la evangelización comienza por casa. El mayor de los retos hoy lo tenemos al interior de la Iglesia. Pidamos ser más dóciles a la voluntad de Dios; que nos conceda su Espíritu para que continúe guiando nuestro caminar. Qué estemos dispuestos a escucharnos como hermanos y hermanas.