Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Dios, pródigo en misericordia

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Sábado 22 de Marzo, 2025

 

Segunda Semana de Cuaresma

 

DIOS, PRÓDIGO EN SU MISERICORDIA

 

Oración Colecta

Oh Padre bondadoso, siempre fiel:

Tú eres nuestro Dios de gracia, misericordia y perdón.

Cuando en estos tiempos modernos

las palabras “misericordia y perdón”

suenan como actitudes paternalistas,

haz, Señor, que nos percatemos

de que tú nos desafías

a confrontarnos con nosotros mismos

y a ser hombres y mujeres nuevos,

responsables de nuestro propio destino

y también de la felicidad de otros.

Danos la gracia de corresponder a tu amor

por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Miqueas 7,14-15.18-20: El Señor volverá a compadecerse

El profeta Miqueas anuncia a un Dios que se deleita en su amor, que se complace en su misericordia. Un Dios que echa a lo profundo del mar todos nuestros pecados.

Señor, Dios nuestro, pastorea a tu pueblo con tu cayado,
al rebaño de tu heredad,
que vive solitario entre malezas
y matorrales silvestres.
Pastarán en Basán y en Galaad,
como en los días de antaño,
como cuando salimos de Egipto
y nos mostrabas tus prodigios.

¿Qué Dios hay como tú, que quitas la iniquidad
y pasas por alto la rebeldía de los sobrevivientes de Israel?
No mantendrás por siempre tu cólera,
pues te complaces en ser misericordioso.

Volverás a compadecerte de nosotros,
aplastarás con tus pies nuestras iniquidades,
arrojarás a lo hondo del mar nuestros delitos.
Serás fiel con Jacob y compasivo con Abraham,
como juraste a nuestros padres en tiempos remotos,
Señor, Dios nuestro.

 

Salmo Responsorial

Salmo 102, 1-2. 3-4. 9-10. 11-12

R. (8a) El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga su santo nombre.
Bendice al Señor, alma mía,
y no te olvides de sus beneficios.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor perdona tus pecados
y cura tus enfermedades;
él rescata tu vida del sepulcro
y te colma de amor y de ternura.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor no estará siempre enojado,
ni durará para siempre su rencor.
No nos trata como merecen nuestras culpas,
ni nos paga según nuestros pecados.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.
Como desde la tierra hasta el cielo,
así es de grande su misericordia;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
R. El Señor es compasivo y misericordioso.

 

Aclamación antes del Evangelio

Lucas 15, 18

R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Me levantaré, volveré a mi padre y le diré:
"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti."
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

 

Evangelio: Lucas 15,1-3.11-32: "Este hermano tuyo estaba muerteo y ha revivido"

Hoy la bella Parábola del Hijo pródigo nos toca el corazón. Porque entre nosotros no siempre es fácil ni rápido sanar las heridas. Pero el corazón amante y misericordioso del Padre se abre de par en par y nos muestra el camino de regreso a casa anticipándonos la fiesta que siempre nos espera.

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos".

Jesús les dijo entonces esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.

Se puso entonces a reflexionar y se dijo: '¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'.

Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo'.

Pero el padre les dijo a sus criados: '¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'. Y empezó el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.

Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: '¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'.

El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado' ".

 

Oración de los Fieles

Dios nuestro, Padre de todos y de toda misericordia, oramos para que tu amor incondicional se derrame sobre nosotros y así te decimos: S/Danos, Señor, un corazón semejante al tuyo.

  • Por los que todavía no han aprendido a perdonar. Para que descubran la alegría y la paz que trae consigo la fiesta del perdón, roguemos al Señor.
  • Por los sacerdotes de la Iglesia. Para que aprendan de Dios Padre a ser alegres, compasivos, pacientes y animadores cuando administran el Sacramento de la Reconciliación, roguemos al Señor
  • Por los que se sienten con remordimiento y culpables de pecado. Para que tengan el valor de buscar el perdón y la reconciliación, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios, Padre nuestro:

Por medio de Jesucristo,

en esta eucaristía

tú te adelantas a acogernos

para la fiesta y alegría del perdón y de la paz.

Que tu Hijo nos dé fuerza

para ser misericordiosos, como tú Padre lo eres,

para que podamos construir y acoger

–más que rechazar y condenar–,

porque nosotros también necesitamos tu perdón

por medio de Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Padre nuestro que estás en el cielo:

Tu amor nos re-crea, nos crea de nuevo

cuando hemos fallado y fracasado.

Que nuestros corazones salgan al encuentro

de los pecadores y de todos los necesitados

sin condescendencia alguna.

Mantennos firmes en nuestro deseo

de llevar a cabo nuestra tarea

de reconciliar y unir a todas las razas,

lenguas y clases sociales,

y de construir puentes de paz

para que caminemos juntos

hacia las alegrías de tu Casa Acogedora en el cielo.

Te lo pedimos por medio de Aquel

cuyo sacrificio y reconciliación compartimos,

tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Tenemos que celebrar y regocijarnos porque muchos de nuestros hermanos y hermanas estaban muertos y ahora han vuelto a la vida por medio del perdón y reconciliación. Estaban perdidos y los hemos encontrado. Alegrémonos, con la bendición de Dios. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

Ambos hijos en la parábola se mueven en el terreno de la libertad y esta tiene consecuencias. Sus proyectos de vida parecen muy diferentes, con experiencias que los terminan separando. En la búsqueda de nuevos horizontes, el hijo menor incurriré en grandes excesos y llega a experimentar la carencia, la derrota y el arrepentimiento. El mayor, en cambio, elige la permanencia y la estabilidad.Está orgulloso de haber sido obediente y haber cumplido los mandatos de su Padre. Se siente , por eso, merecedor dereconocimiento. Su posición de ventaja y superioridad lo vuelve incompresivo e inclemente  con el el hermano menor. Por su parte, el Padre, con actitudes más bien maternas, no se cansa de amar respetando la libertad de sus dos hijos. El amor que gesta la vida es capaz de esperar, abrazar, sostener, celebrar. Quien ama de verdad reconoce que toda vida es valiosa, única, y necesita ser acompañada con ternura. Hoy recibimos una clara invitación a vencer la rigidez y las actitudes condenatorias. Pide en tu oración por aquellas personas a quienes te cuesta tolerar y perdonar.

 

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