Martes 21 de Marzo
4a semana de Cuaresma
“LEVANTATE Y CAMINA”
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: Ez 47,1-9.12
En la lectura de Ezequiel, aparece hoy el agua que fluye desde el Templo y convierte a la tierra en un fértil paraíso. Agua de Dios, Agua de vida…
Evangelio: Jn 5,1-3.5-16
Cristo es el Templo del que fluye el agua que nos restaura, nos pone de pie y nos invita a seguir en el camino.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú has saciado nuestra sed de vida
con el agua del Bautismo.
Sigue transformando
en un paraíso de paz y alegría
el desierto de nuestras vidas áridas,
para que demos frutos
de santidad, justicia y amor.
Señor, escucha nuestra oración
que confiadamente te presentamos
por medio de Jesucristo, nuestro Señor.
Ez 47,1-9.12: Manaba agua del Templo
Sal 46: El Señor de los ejércitos está con nosotros
Jn 5,1-3.5-16: Aquel hombre quedó sano
En aquel tiempo, celebraban los judíos una fiesta, y Jesús subió a Jerusalén. 2Hay en Jerusalén, junto a la puerta de los Rebaños, una piscina llamada en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. 3Yacía en ellos una multitud de enfermos, ciegos, cojos y lisiados, que aguardaban a que se removiese el agua. 5Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. 6Jesús lo vio acostado y, sabiendo que llevaba así mucho tiempo, le dice: «¿Quieres sanarte?» 7Le contestó el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando yo voy, otro se ha metido antes». 8Le dice Jesús: «Levántate, toma tu camilla y camina». 9Al instante aquel hombre quedó sano, tomó su camilla y empezó a caminar. Pero aquel día era sábado, 10por lo cual los judíos dijeron al que se había sanado: «Hoy es sábado, no puedes transportar tu camilla». 11Les contestó: «El que me sanó me dijo que tomara mi camilla y caminara». 12Le preguntaron: «¿Quién te dijo que la tomaras y caminaras?» 13Pero el hombre sanado lo ignoraba, porque Jesús se había retirado de aquel lugar tan concurrido. 14Más tarde lo encuentra Jesús en el Templo y le dice: «Mira que has sanado. No vuelvas a pecar, no te vaya a suceder algo peor». 15El hombre fue y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. 16Por ese motivo perseguían los judíos a Jesús, por hacer tales cosas en sábado.
Oración de los Fieles
Renovamos hoy con Cristo la memoria de nuestro bautismo, que nos dio la vida de los hijos de Dios y nos hizo parte de la Iglesia, comunidad de hermanos en camino diciendo: R/Levántanos, Señor, con tu Agua viva.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo, Jesús, viene a nosotros
en estos signos de pan y vino.
Que él sea para nosotros
la fuente de agua viva
de la que podamos beber
hasta saciarnos,
para que transformemos esta tierra nuestra
en un lugar acogedor y fraterno
que nos dé como un gusto anticipado
de tu paraíso eterno.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
En esta celebración eucarística
hemos encontrado gozosamente a tu Hijo.
Que él nos diga resueltamente a nosotros también:
“Toma tu camilla y anda”.
Y que efectivamente caminemos
al escuchar su Palabra,
y vayamos hacia ti siguiendo su camino
de bondad, justicia y paz.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Jesús pregunta al paralítico, y también a nosotros: “¿Quieres sanarte?” Naturalmente, respondemos sí. Y como el paralítico, ojalá también nosotros encontremos hermanos que nos ayuden a confiar en Dios y a dejarlo que nos haga mejores personas y mejores cristianos. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.
¡Cuántas veces nuestras aguas interiores se agitan fuertemente haciendo que nuestro corazón, corporalidad y pensamientos se vean envueltos en un remolino emocional! Si se trata de una situación de enfermedad que nos impide desarrollar nuestra vida normal, todas las fuerzas, tiempo y recursos se dedican exclusivamente a atender esta situación de modo permanente. La pregunta y el diálogo que inicia Jesús con el enfermo pretende sacar a luz todas sus frustraciones. Aunque es sábado y la ley impide hacer muchas cosas en el día de descanso, la sanación que se produce demuestra que para Dios no hay nada más importante que la vida y la salud de sus hijos e hijas. Los estilos de vida que hoy vivimos nos están enfermando cada vez con mayor prontitud y gravedad. La cuestión no sólo está en manos de Dios; depende también de nuestras decisiones y de aquello que hagamos con el don de la vida y la salud otorgada. Fomentemos estilos de vida más saludables y rechacemos aquello que nos enferma. ¡Cuídate!