Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

“MI PADRE Y YO ESTAMOS AÚN TRABAJANDO…”

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Miércoles 22 de Marzo

 

4a semana de Cuaresma

 

“MI PADRE Y YO ESTAMOS AÚN TRABAJANDO…”

                                                  

Liturgia de la Palabra

Primera Lectura: Is 49,8-15

     Dios declara apasionadamente que está con nosotros, que no nos puede olvidar, que quiere que vivamos en su amor, que él es fiel a la Alianza, aun cuando su pueblo no lo sea.

 

Evangelio: Jn 5,17-30

     Jesús está siempre trabajando. No lo detienen los prejuicios humanos. Él continúa la misión de liberación confortando y amando, proporcionando abundante alimento, dando nueva vida a los cojos y a los muertos. Jesús es el signo palpable del amor de Dios.

 

Oración Colecta

Oh Dios y Padre nuestro:

Tú sigues buscándonos

con un amor tan apasionado como el de una madre,

aun cuando te hayamos abandonado.

Danos esperanza y valor,

especialmente cuando nos sentimos inseguros.

Danos la seguridad de que tú quieres que vivamos

en la certeza y convencimiento de tu amor

y de que tú permaneces siempre con nosotros

por medio de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

 

Is 49,8-15: Te he constituido alianza.

 

Sal 145: El Señor es clemente y misericordioso

 

Jn 5,17-30: También el Hijo da vida

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo». 18Por eso los judíos tenían aún más deseos de matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que además llamaba Padre a Dios, igualándose a Él. 19Jesús tomó la palabra y les dijo: «Les aseguro: El Hijo no hace nada por su cuenta si no se lo ve hacer al Padre. Lo que aquél hace lo hace igualmente el Hijo. 20Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará obras más grandes aún para que ustedes queden maravillados.21Como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, del mismo modo el Hijo da vida a los que él quiere. 22El Padre no juzga a nadie sino que encomienda al Hijo la tarea de juzgar, 23para que todos honren al Hijo como honran al Padre. Quien no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. 24Les aseguro que quien oye mi palabra y cree en aquel que me ha enviado tiene vida eterna y no es sometido a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida… 28No se extrañen de esto: llega la hora en que todos los que están en el sepulcro oirán su voz: 29los que hicieron el bien resucitarán para vivir, los que hicieron el mal resucitarán para ser juzgados. 30Yo no puedo hacer nada por mi cuenta; juzgo por lo que oigo, y mi sentencia es justa, porque no pretendo hacer mi voluntad sino la voluntad del que me envió».

 

Oración de los Fieles

     Te rogamos, Padre nuestro, ser una Iglesia sin límites para el anuncio de tu Salvación, la entrega y la donación de nuestro ser y de nuestro tiempo en favor de los hermanos. Por eso te pedimos: R/Haznos mejores servidores de tu Reino, Señor.

   

  • Para que no descansemos en anunciarte a los que todavía no saben que los amas con el amor de un padre y una madre, te pedimos, Señor.
  • Para que trabajemos por la liberación de tantas personas que viven bajo cruel opresión, te pedimos, Señor.
  • Para que seamos testigos de Esperanza en un mundo amargado y lastimado por el egoísmo, la codicia, la violencia y el individualismo, te pedimos, Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro:

Te presentamos este pan y este vino

como señales de que participamos

en el ofrecimiento y oblación de Jesús, tu Hijo.

Que él nos dé fuerza

para aceptar nuestra misión en la vida.

Así como él fue fiel a tu voluntad,

que nuestras voluntades también

estén en completa armonía con la tuya,

para que vivamos siempre en tu amor,

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

En esta eucaristía

tu Hijo Jesús ha renovado con su sangre

tu Alianza de vida y amor con nosotros

y ha hecho más profundo el lazo de amor contigo

y con todos los miembros del pueblo escogido.

Haz que escuchemos atentamente sus Palabras de vida,

para que pasemos de la muerte a la vida

y crezcamos hasta la plena madurez

del mismo Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,

que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Bendición

     Hermanos: Nadie puede decir: “Dios me ha abandonado.” “El Señor se ha olvidado de mí.” Así como una madre no puede olvidar al bebé de sus entrañas, así Dios nunca podrá olvidarse de nosotros. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

 

 

Llamar a Dios “Padre” era un verdadero atrevimiento para el pueblo judío; en cambio Dios fue, en la experiencia de Jesús, un “Padre” de verdad, amoroso y cercano, no sólo en sentido metafórico sino real. La paternidad experimentada lo condujo a vivir un amor entrañable, sin juzgar a nadie;a trabajar por la consolación y la dignificación de toda vida. Lo de Jesús no es un simple ejercicio piadoso de contemplación silenciosa del misterio de Dios, a quien se debía obedecer y temer, sino la encarnación de un compromiso público y político de un Dios amigo de los empobrecidos y de las causas justas. No siempre es comprendido por sus oyentes y seguidores, pues la novedad del Reino rompía los esquemas y la interpretación de antiguas tradiciones. Nuestro seguimiento de Jesús debe empaparse de este compromiso allí donde nos encontramos, siendo continuadores de la misión de un Dios que sirve, dignifica, da sentido, compromete, humaniza. ¿En que acciones o con quiénes sientes estar cumpliendo la voluntad de Dios en tu propia vida?

 

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