Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

¡Hay alegría en dar!

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Miércoles 6 de Junio, 20245

 

Séptima Semana de Pascua

 

¡HAY ALEGRÍA EN DAR y EN SER UNO!

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:

Tu Hijo Jesús se dio totalmente a sí mismo

a los que amaba –es decir, a todos.

Danos un poco de ese amor generoso

para que nosotros también aprendamos por experiencia

que sentimos mayor alegría al darnos a nosotros mismos

que al recibir honores o favores.

Que, además, el Espíritu Santo

de tal forma nos haga sentirnos uno

que compartamos generosamente unos con otros

nuestras riquezas y dones

recibidos de Dios como personas.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Hechos 20,28-36 «Cuiden del rebaño»

Pablo, modelo de pastor, pide a sus sucesores que cuiden sus ovejas porque fueron ganadas con la sangre de Cristo y profetiza que no hay, ni habrá nunca, alegría más grande que la de dar: Hay alegría más grande en dar que en recibir.

En aquellos días, Pablo dijo a los presbíteros de la comunidad cristiana de Éfeso: “Miren por ustedes mismos y por todo el rebaño, del que los constituyó pastores el Espíritu Santo, para apacentar a la Iglesia que Dios adquirió con la sangre de su Hijo.

Yo sé que después de mi partida, se introducirán entre ustedes lobos rapaces, que no tendrán piedad del rebaño y sé que, de entre ustedes mismos, surgirán hombres que predicarán doctrinas perversas y arrastrarán a los fieles detrás de sí. Por eso estén alerta. Acuérdense que durante tres años, ni de día ni de noche he dejado de aconsejar, con lágrimas en los ojos, a cada uno de ustedes.

Ahora los encomiendo a Dios y a su palabra salvadora, la cual tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida. Yo no he codiciado ni el oro ni la plata ni la ropa de nadie. Bien saben que cuanto he necesitado para mí y para mis compañeros, lo he ganado con mis manos. Siempre he mostrado que hay que trabajar así, para ayudar como se debe a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más felicidad en dar que en recibir’ ”.

Dicho esto, se arrodilló para orar con todos ellos. Todos se pusieron a llorar y abrazaban y besaban a Pablo, afligidos, sobre todo, porque les había dicho que no lo volverían a ver. Y todos lo acompañaron hasta el barco.

 

Salmo Responsorial 68: Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.

R. (33a) Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.
Señor, despliega tu poder,
reafirma lo que has hecho por nosotros,
desde Jerusalén, desde tu templo,
a donde vienen los reyes con sus dones. R.
R. Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.
Cántenle al Señor, reyes de la tierra,
denle gloria al Señor,
que recorre los cielos seculares,
y que dice con voz como de trueno:
 “Glorifiquen a Dios”. R.
R. Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.
Sobre Israel su majestad se extiende
y su poder, sobre las nubes.
Bendito sea nuestro Dios. R.
R. Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.

 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Jn 17, 17

R. Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad;
santifícanos en la verdad.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Juan 17,11-19 «Que sean uno, como nosotros»

Escucharemos hoy el discurso de despedida de Jesús, antes de partir de este mundo al Padre. Un discurso de envío en el que ofrece a su Padre la vida de sus discípulos, y de cuantos lo seguirán en la historia, para que sean santificados en la verdad y en la misión a la que los envía en su Nombre.

 

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.

Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad’’.

 

Oración de los Fieles

Buen Pastor nuestro, queremos cuidar y cuidarnos como nos cuidas tú. Cuidar la vida, toda vida sin distinción, a todos los seres vivos y a toda tu Creación. Por eso te pedimos: R/ Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor y tu cuidado.

  • Oh Dios y Padre nuestro, que nos amas a todos en Jesús tu Hijo: para que el Espíritu Santo nos una como personas que nos aceptemos, nos cuidemos y nos amemos profundamente unas a otras, te rogamos.
  • Oh Dios y Padre nuestro, para que en tu Hijo Jesús reúnas a todas las Iglesias que lo proclaman como su Señor y Salvador, te rogamos.
  • Oh Dios, para que el Espíritu Santo nos conceda una actitud de total aceptación, cuidado y aprecio mutuo de todos los miembros de nuestras comunidades cristianas, te rogamos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Tu Hijo Jesús era cercano a la gente

como lo es ahora íntimo tuyo en la eucaristía.

Danos su Espíritu

para que nosotros también nos hagamos cercanos

a los que nos has confiado,

plenamente atentos y comprensivos,

sin llamar la atención sobre nosotros mismos,

sino sobre aquél que está en medio de nosotros

y que nos hace a todos uno

respetando nuestra diversidad,

Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios de bondad:

Estamos convencidos que no es motivo de vergüenza

ser humano y sensible para con los demás.

Así fue tu Hijo; ojalá seamos también así nosotros.

Danos una profunda simpatía por los hermanos

para que les escuchemos,

aprendamos a comprenderlos

y a tomarlos tal como ellos son,

como tu Hijo nos toma a nosotros tal como somos

para alzarnos sobre nosotros mismos

y para llevarnos a ti,

que eres nuestro Dios por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: El salmo 133 dice: “¡Vean qué bueno, qué grato convivir los hermanos (y hermanas) unidos!”. Jesús rogó para que nosotros pudiéramos convivir así. ¿Podemos hacerlo? ¿Lo queremos y estamos dispuestos? Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de llegar a ser y a formar todos un solo corazón y una sola alma. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

Para realizar la misión se necesita docilidad al Espíritu Santo por encima de los planes personales, por muy efectivos que parezcan. Muchos esfuerzos misioneros son poco fructíferos porque no han sido discernidos en la comunidad a la que son dirigidos.  Jesús ora al Padre para que el don del Espíritu capacite a su comunidad discipular a proseguir con su mensaje de Salvación por la fe en Jesús, viviendo y conviviendo de una manera totalmente nueva a impulso del Espíritu Santo. Para que seamos comunidades de fe que fomentemos el cuidado del Cuerpo y su salud integral, en armonía y respeto con el resto de la Creación. Para que demos uso inteligente y moderado a las nuevas tecnologías y nos comprometamos un poco más cada día con la justicia y la defensa de los derechos humanos siendo cada vez más personas apasionadas por la vida y su cuidado. Ni fuera del mundo ni absorbidos por él, pero ojalá a contracorriente de un mundo que, sin piedad, excluye y mata.

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