Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

La Visitación de María

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Viernes 31 de Mayo, 2025

 

Sexcta Semana de Pascua

 

LA VISITACIÓN DE MARÍA

 

Introducción

Lucas presenta a María como el Arca de la Alianza que va a Jerusalén a manifestar que Dios está presente en medio de su Pueblo para llevarles alegría. Por eso el niño dio un salto (danza de alegría) en el seno de Isabel. Con Cristo, Dios viene a vivir no en un templo de piedra sino en el corazón de los hombres. Por medio de Cristo que vive en María, la victoria de Dios sobre el mal ha comenzado ya. Una persona en la que Cristo viva, lleva a Cristo a los otros, y con él, amor y alegría.

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro, Padre amoroso:

María fue de prisa

a visitar a su prima Isabel

en su hora de especial necesidad.

Que también nosotros

nos regocijemos en el Señor

cuando salgamos presurosos

al encuentro de nuestros hermanos y hermanas

a llevarles al Señor,

al tomar parte en sus necesidades, penas y alegrías.

Con y como María,

ojalá lleguemos a ser para ellos una bendición de Dios.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Sofonías 3, 14-18 : El Señor será el rey de Israel, en medio de ti

Canta, hija de Sión,
da gritos de júbilo, Israel,
gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha levantado su sentencia contra ti,
ha expulsado a todos tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel en medio de ti
y ya no temerás ningún mal.

Aquel día dirán a Jerusalén:
“No temas, Sión,
que no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador,
está en medio de ti.
Él se goza y se complace en ti;
él te ama y se llenará de júbilo por tu causa,
como en los días de fiesta”.
Aparté de ti la desgracia
y el oprobio que pesa sobre ti”.


O bien:
Romanos 12, 9-16

Hermanos: Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y practiquen el bien; ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo. En el cumplimiento de su deber, no sean negligentes y mantengan un espíritu fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los mantenga alegres; sean constantes en la tribulación y perseverantes en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.

Bendigan a los que los persiguen; bendíganlos, no los maldigan. Alégrense con los que se alegran; lloren con los que lloran. Que reine la concordia entre ustedes. No sean, pues, altivos; más bien pónganse al nivel de los humildes.


 

Interlecvcional Isaías 12: El Señor ha hecho maravillas con nosotros.

R. (6b)  El Señor ha hecho maravillas con nosotros.
El Señor es mi Dios y salvador,
con él estoy seguro y nada temo.
El Señor es mi protección y mi fuerza
y ha sido mi salvación.
Sacarán agua con gozo
de la fuente de la salvación.
R.

R. El Señor ha hecho maravillas con nosotros.
Den gracias al Señor
invoquen su nombre,
cuenten a los pueblos sus hazañas,
proclamen que su nombre es sublime.
R.

R. El Señor ha hecho maravillas con nosotros.
Alaben al Señor por sus proezas,
anúncienlas a toda la tierra. 
Griten jubilosos, habitantes de Sión,
porque el Dios de Israel
ha sido grande con nosotros.
R.

R. El Señor ha hecho maravillas con nosotros.
 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Lc 1, 45

R. Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído,
porque se cumplirá cuanto te fue anunciado
de parte del Señor.
R. Aleluya.
 

 

Evangelio: Lucas 1,39-56: «Mi alma canta la grandeza del Señor»

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

Entonces dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.


Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre
y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.


Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes

y a los ricos los despidió sin nada.


Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,

como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia,
para siempre”.


María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.

 

Oración de los Fieles

En unión con María, la Madre de nuestro Señor, oremos juntos a Dios nuestro Padre, y digamos: R/ Señor, anima a tu Pueblo humilde.

  • Por una Iglesia de los pobres que busque su promoción integral y haga de eso su grandeza, roguemos al Señor.
  • Por un corazón que sepa cómo alabar al Señor y cifrar su alegría en Dios nuestro Salvador, roguemos al Señor
  • Por un estilo de vida humilde y servicial, para que el Señor se acuerde de nosotros en su bondad, roguemos al Señor.
  • Por sabiduría para los poderosos de este mundo. Para que respeten la dignidad de los pobres y atiendan a las necesidades de los hambrientos y marginados, roguemos al Señor.
  • Por una confianza firme en la intercesión de la Madre del Señor, que se preocupa por nosotros con su tierno amor de Madre, roguemos al Señor.

Oh Padre nuestro, te presentamos estas súplicas por mediación de María, la Madre de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro, Padre amoroso:

Por medio de tu Hijo Jesucristo

tú nos visitas en esta eucaristía.

Que ésta sea una visita que nos transforme,

porque Jesús haga grandes cosas en nosotros

y nos colme con su Amor y compasión.

Y, como María en el Magnificat,

cantemos nuestra gratitud

alabando tu santo nombre

por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro, Padre amoroso:

Arranca de nuestros corazones toda soberbia y altanería

para que así, con nuestra sencillez,

puedas hacer grandes cosas

en nosotros y por nosotros.

Haznos disponibles y abiertos a ti

y a nuestro prójimo,

especialmente a los pobres y humildes.

Gracias por elegirnos

como discípulos de tu Hijo Jesucristo,

nuestro Hermano y Señor nuestro

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: Al lo largo de esta celebración eucarística nos hemos saludado repetidas veces diciéndonos: “El Señor esté con ustedes”. Dios nos ha visitado de nuevo como a su Pueblo. Sigamos amándolo y llevándolo a los que nos rodean. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

  

El cántico de María es conmovedor y hermoso. Proclamado por una joven judía valiente que, a sabiendas de los peligros del camino y lo contraproducente que era para una mujer caminar sin la compañía de un varón en aquellos parajes, va a la casa de otra mujer suscitando un encuentro solidario de apoyo y mutua compañía. Ellas no se encuentran solas; son portadoras de una vida en sus vientres, en los que se gesta un proyecto de liberación para Israel y ellas se regocijan por el favor de Dios. Ambas comparten la belleza e incertidumbre de la maternidad. Ellas depositan su confianza en Dios y se disponen a colaborar con Él, a pesar de su condición de mujeres marginales para aquella sociedad. Dios las ha dignificado recordándoles que son portadoras de vida especialmente para el pueblo empobrecido del cual forman parte. ¿Reconocemos el papel de la mujer en nuestra comunidad de fe? ¿Podría tu comunidad ayudar a las mujeres embarazadas que están desprovistas de apoyo y con necesidades? ¿Y a las que sufren violencia? ¿Y a las que están solas?

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