Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

DIOS DE VIVOS, NO DE MUERTOS

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Miércoles 7 de Junio

 

DIOS DE VIVOS, NO DE MUERTOS

 

Liturgia de la Palabra

Primera Lectura: Tb 3,1-11.16

 Dios está cerca de los que confían en él y le gritan su angustia cuando se encuentran en necesidad. Ésta es una de las lecciones que la historia edificante de Tobías intenta transmitir.

  

Evangelio: Mc 12,18-27

 Jesús sostiene la resurrección de los muertos. Dios es un Dios de vivos; no hace promesas en vano. Su Resurrección, el centro de nuestra fe, es garantía de la nuestra.

 

Oración Colecta

Señor, tú eres el Dios vivo

y el Dios de la alianza de la vida,

del amor leal.

Guárdanos en tu amor

y guarda la promesa de vida

que nos has dado por medio

de tu Hijo Jesucristo.

Que su vida brote en nosotros a borbotones,

fuerte y con plena riqueza,

hasta que florezca y dé

frutos ubérrimos de vida eterna.

Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo,

nuestro Señor.

 

Tb 3,1-11.16-17: Llegaron sus oraciones a la presencia de Dios

 

Sal 25: «A ti, Señor, levanto mis ojos»

 

Mc 12,18-27: No es Dios de muertos, sino de vivos

 

En aquel tiempo, se acercaron unos saduceos –que niegan la resurrección– y le dijeron a Jesús: 19«Maestro, Moisés nos dejó escrito que cuando uno muera sin hijos, su hermano se case con la viuda para dar descendencia al hermano difunto. 20Eran siete hermanos: el primero se casó y murió sin descendencia; 21el segundo tomó a la viuda y murió sin descendencia; lo mismo el tercero. 22Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos murió la mujer. 23En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete estuvieron casados con ella». 24Jesús les respondió: «¿No están equivocados por esto, por no conocer la Escritura ni el poder de Dios? 25Cuando resuciten de entre los muertos, los hombres y las mujeres no se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo. 26Y a propósito de que los muertos resucitarán, ¿no han leído en el libro de Moisés el episodio de la zarza? Dios le dice: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”. 27No es un Dios de muertos, sino de vivos. Ustedes están muy equivocados.»

 

Oración de los Fieles

  • Para que sigamos luchando valerosamente contra todos los signos de muerte de nuestra sociedad humana: violencia, atropello, mentira, venganza, injusticia, codicia, esclavitud, etc. Roguemos al Señor.
  • Que nuestros queridos difuntos puedan pervivir en nosotros: en la vida que recibimos de ellos, en el bien que hacemos, y sobre todo en nuestro amor a Dios. Roguemos al Señor.
  • Que todos los que sufren y están agonizando participen en nuestra fe en la Resurrección y encuentren fortaleza al saber que Dios les ama aquí en la vida y más allá de la muerte. Roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Dios y Señor nuestro,

tu Hijo Jesucristo nos trajo

la Buena Noticia de vida e inmortalidad.

Que, por medio de tu Espíritu Santo,

Espíritu de poder y de vida,

este pan y este vino se conviertan

en el Cuerpo y en la Sangre de tu Hijo,

para que nosotros venzamos a la muerte

con Jesús y vivamos su vida de resucitado

hasta que nos llames a participar

en la plenitud de tu gloria y felicidad,

por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios de los vivos:

por la fuerza de esta eucaristía,

aviva en nosotros la llama de tus dones.

Cámbianos –tímidos como somos–

en miembros valientes de tu Iglesia,

llenos de vida, audaces,

sin miedo ni vergüenza

para dar testimonio

ante todos los que quieran ver y oír

tu Buena Noticia acerca

de nuestro Señor Jesucristo,

Hijo tuyo y Salvador nuestro,

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

 Algunos grupos de la primitiva comunidad cristiana se llamaban a sí mismos “Los Vivientes”. Que nuestra fe y nuestra participación en la resurrección de Cristo nos hagan a nosotros “Pueblo vivo”, siempre a favor de la vida. Que Dios los bendiga, el Padre, y el Hijo y el Espíritu Santo.

 

 

De nuevo se evidencia la autoridad de Jesús y su conocimiento de la Sagrada Escritura frente a los cuestionamientos de los saduceos. Estamos frente a un tema legal de la época relacionado con el cumplimiento de la Ley del Levirato, por el que, al morir el esposo, la mujer debía casarse con el hermano del difunto para darle descendencia (Dt 25, 5-10); además buscan ridiculizar la creencia en la resurrección de los muertos, en la que Jesús creía. La primera respuesta de Jesús es que la mujer no pertenece a nadie; se pertenece a sí misma y a Dios. Ella es un ser con dignidad a pesar de que en muchas sociedades se la reduzca a objeto. Dios nos regala la posibilidad de sembrar en esta vida lo que cosecharemos para la eternidad. Pensemos si estamos sembrando bondad, respeto, corresponsabilidad e igualdad. Dios nos ha puesto en este mundo a hombres y mujeres para complementarnos y así alcanzar la plenitud. Fomentemos el respeto a la dignidad humana, especialmente de las mujeres.

 

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