Sábado 24 de Agosto, 2024
20a Semana Ordinario
SAN BARTOLOMÉ, Apóstol
Introducción
Es totalmente probable que el Natanael del evangelio de hoy sea la misma persona que el apóstol Bartolomé. Si es así, era un hombre abierto y honesto, “en quien no había dolo ni engaño,” como dice Jesús.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Ojalá se pudiera decir de cada uno de nosotros
lo que Jesús dijo de Bartolomé:
“Ahí tienen a una persona honesta,
a un cristiano cabal, en quien no hay engaño”,
uno que es digno del nombre de cristiano.
Haznos, Señor, verdaderos discípulos de Jesús,
que vivamos día a día tal como creemos,
y que, con nuestro modo de vida,
cooperemos en atraer a los hermanos
hacia tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
Apocalipsis 21,9b-14: «Te nombraré la esposa del Cordero»
Oración de los Fieles
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Nos has llamado
tanto a santos como a pecadores,
a la mesa de tu Hijo.
Acepta la disponibilidad que te ofrecemos
para llevar a cabo en la vida de cada día
la misión que nos confías.
Que tu Hijo nos haga tu nuevo Pueblo
siempre abiertos a los impulsos de tu Amor.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Dios, Señor nuestro, Padre amoroso:
En esta celebración eucarística
hemos encontrado a tu Hijo
como nuestro Señor y Salvador.
Él nos ha mirado y nos ama.
Te pedimos que sepamos ser coherentes,
viviendo según creemos,
para que no haya en nosotros
ni falsedad ni engaño,
sino que sigamos a tu Hijo
en el camino del amor por el que se da a sí mismo,
porque él es nuestro Señor
por los siglos de los siglos.
Bendición
Hermanos: ¡Qué gran honor para nosotros si el Señor puede afirmar de nosotros, como de Bartolomé, que somos una persona auténtica, alguien en quien no hay engaño! Que el Dios todopoderoso nos bendiga a todos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Comentario:
El evangelio de hoy nos recuerda lo vital que es tener un encuentro personal con Jesús, más allá de heredar la fe; no es lo mismo creer por lo que otros me cuentan de Dios, que aquellas vivencias o experiencias que yo puedo tener si me dejo encontrar por él. No es de extrañar que muchas personas se cansan de practicar la religión porque no han sido invitadas a experimentar el amor de Dios en las pequeñas cosas, donde su Providencia nos sostiene y acompaña. Con Natanael (Bartolomé) recibimos la invitación a descubrir que Dios no se manifiesta en lo grandioso o portentoso, pero nos acompaña en la cotidianidad y en las experiencias más imperceptibles. Ojalá prestemos más atención a sus constantes visitas, buscando liberarnos o salvarnos. ¡Cuántas veces, por estar distraídos, perdemos la oportunidad de recibirlo y abrirle el corazón! Que podamos ser portavoces y testigos de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas compartamos está misma experiencia de fe.