Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Dios está donde está el pueblo

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Jueves 31 de Julio, 2025

 

Decimoséptima Semana en Tiempo Ordinario

 

DIOS ESTÁ DONDE ESTÁ EL PUEBLO

 

Oración Colecta

Oh Dios siempre fiel:

Tú estás presente dondequiera te busca la gente

y donde invocan tu Nombre.

Haznos profundamente conscientes

de que te encontraremos también a ti y a Jesús

donde los hombres se entregan los unos a los otros

en genuina amistad y servicio altruista.

Ayúdanos a encontrarte, de persona a persona,

en todos nuestros hermanos y hermanas.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Éxodo 40,16-21.34-38 La gloria del Señor llenó el santuario

En los años del éxodo y del asentamiento en la Tierra Prometida, la Tienda es el signo de la presencia de Dios en medio de su Pueblo. Cuando marchan, Dios marcha con ellos. Cuando mueven la Tienda, Dios se mueve con ellos, porque Dios está donde está su pueblo. Se trata de una presencia salvadora, de una presencia de Alianza, y, por lo tanto, una presencia de Amor.

En aquellos días, Moisés hizo todo lo que el Señor le había ordenado. El día primero del primer mes del año segundo, se construyó el santuario. Moisés lo construyó: colocó los pedestales y los tableros, puso los travesaños y levantó las columnas. Después desplegó la tienda por encima del santuario y sobre ella puso, además, un toldo, como el Señor se lo había ordenado.

Colocó las tablas de la alianza en el arca; puso debajo de ella los travesaños y por encima la cubrió con el propiciatorio. Llevó entonces el arca al santuario y colgó delante de ella un velo para ocultarla, como el Señor se lo había ordenado.

Entonces la nube cubrió la tienda de la reunión y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no podía entrar en la tienda de la reunión, pues la nube se había posado sobre ella y la gloria del Señor llenaba el santuario.

Y en todas las etapas, cuando la nube se quitaba de encima del santuario, los hijos de Israel levantaban el campamento, y cuando la nube no se quitaba, se quedaban en el mismo sitio. Durante el día la nube del Señor se posaba sobre el santuario y durante la noche había un fuego que podían ver todos los israelitas desde sus tiendas.

 

Salmo Responsorial 84: Qué agradable, Señor, es tu morada

R. (2) Qué agradable, Señor, es tu morada.
Anhelando los atrios del Señor
se consume mi alma.
Todo mi ser de gozo se estremece
y el Dios vivo es la causa.
R. Qué agradable, Señor, es tu morada.
Hasta el gorrión encuentra casa
y la golondrina un lugar para su nido,
cerca de tus altares,
Señor de los ejércitos, Dios mío.
R. Qué agradable, Señor, es tu morada.
Dichosos los que viven en tu casa,
te alabarán para siempre;
dichosos los que encuentran en ti su fuerza,
pues caminarán cada vez con más vigor.
R. Qué agradable, Señor, es tu morada.
Pues un día en tus atrios vale más
que mil fuera de ellos, y yo prefiero
el umbral de la casa de mi Dios,
al lujoso palacio del perverso.
R. Qué agradable, Señor, es tu morada.

 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Hechos 16,14

R. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones
para que comprendamos las palabras de tu Hijo.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Mateo 13,47-53 Reúnen los peces buenos en cestos y tiran los malos

Desde Jesús, Dios está con nosotros en el mismo Cristo, el nuevo Templo vivo. Y nos hace, a su vez, templos vivos de Dios. Dios está allí donde la gente pone toda su confianza en él –especialmente en aquellos que sufren–; donde la gente se reúne en el nombre de Cristo, donde el pueblo, en comunión, se alimenta con la Eucaristía; donde las personas se aman unas a otras.

El reino de los cielos se parece a una red echada al mar, que atrapa peces de toda especie. Cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, y sentándose, reúnen los buenos en cestas y los que no valen los tiran. Así sucederá al fin del mundo: separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes. ¿Lo han entendido todo? Le responden que sí, y él les dice: «Pues bien, un letrado que se ha hecho discípulo del reino de los cielos se parece al dueño de una casa que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas». Cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí.

 

Oración de los Fieles

  • Señor Jesús, tú prometiste estar siempre con tu Iglesia hasta el fin de los tiempos. Dale a tu misma Iglesia confianza absoluta en ti y en la guía de tu Espíritu. Por eso te pedimos.
  • Señor Jesús, camino, verdad y vida, haznos profundamente conscientes de que tú caminas con tu pueblo peregrino en el frecuentemente espinoso camino de la vida. Por eso te pedimos.
  • Señor Jesús, haz conscientes a los enfermos y a los que sufren de que tú estás ahí, a su lado. Por eso te pedimos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Tú eres nuestro Emmanuel, Dios-con-nosotros,

en tu Hijo Jesucristo

presente en estos signos de pan y vino.

Que tu Hijo permanezca con nosotros

en días difíciles y en días alegres.

Que Cristo viva en nosotros

y nos haga su cuerpo para el mundo,

para que la gente lo reconozca

como tu Hijo y como su Señor

por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro, siempre cercano:

Tú te revelas bondadosamente a los pequeños.

Ayúdanos a descubrirte

en aquellos en los que estás siempre presente,

en los afligidos, los que sufren en soledad,

los pobres, los que no cuentan para nada.

Haznos humildes y vacíanos de nosotros mismos,

para que tú nos llenes con tu presencia

mientras reconoces en nosotros

el rostro de tu Hijo Jesucristo,

a quien proclamamos como nuestro Señor

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: Dios está en todo momento y lugar junto a nosotros. Que el Todopoderoso, esté siempre con ustedes y los bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

El Reino de Dios es como esa red echada al mar que recoge todo tipo de peces. Se trata de una experiencia de apertura en nuestras vivencias familiares y comunitarias que nos permiten ser inclusivos y tolerantes. Después de la invitación viene la respuesta, porque no hay experiencia vital del Reino sin nuestra implicación corresponsable; no es sólo un portarse bien para ganarse el cielo, sino un estilo de vida liberador que crea lazos de humanidad, de fraternidad y sororidad universales. No pocas veces el Reino entre nosotros queda limitado por nuestras experiencias de grupos reducidos y selectos. El Reino de Dios es participación madura que me impulsa a compartir con quienes son distintos a mí y que a veces no comprendo (las personas de pensamiento y comportamiento liberal, las personas con opciones sexuales diversas o de otras tradiciones religiosas, etc.). Esta es la verdadera experiencia de la mesa del Reino en la que hay lugar para todos y todos tienen lugar . ¿Cuál es mi experiencia del Reino en mi historia concreta?

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