Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Corrección fraterna

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Miércoles, 13 de Agosto, 2025

 

19 Semana en Tiempo Ordinario

 

CORRECCIÓN FRATERNA

 

Oración Colecta

Dios de misericordia y compasión:

Tu Hijo Jesucristo nos ha convocado

aunque somos pecadores.

Nosotros sabemos con gozo que tú nos has perdonado.

Cuando nuestras debilidades amenazan nuestra unidad,

recuérdanos nuestra responsabilidad recíproca.

Que tu Santo Espíritu, creador de unidad,

nos dé la fuerza para cuidarnos unos a otros

y hacer todo lo que esté de nuestra parte

para permanecer como una comunidad viva,

acogedora, y que saber perdonar,

en la que seguimos encontrándonos como hermanos

en el nombre de Jesús, Señor nuestro,

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Primera Lectura: Deuteronomio 34,1-12: Ya no surgió otro profeta como él

Dios muestra a Moisés la tierra que había prometido a su pueblo. Entrarán y la ocuparán bajo el liderazgo de Josué.

En aquellos días, Moisés subió del valle de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisgá, que mira hacia Jericó. Desde ahí le mostró el Señor todo el país: la región de Galaad hasta Dan; el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés; todo el territorio de Judá hasta el mar Mediterráneo; las tierras del sur; el amplio valle que circunda a Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Soar, y le dijo: "Esta es la tierra que les prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciéndoles que se la daría a sus descendientes. A ti te la he dejado ver con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella".

Y Moisés, siervo del Señor, murió ahí, en Moab, como había dicho el Señor. Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Fegor, pero hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba. Moisés murió a la edad de ciento veinte años y no había perdido la vista ni las fuerzas. Los israelitas estuvieron llorando a Moisés en el valle de Moab treinta días, tiempo señalado para el duelo de Moisés.

Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos. Los israelitas lo obedecieron, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

No ha vuelto a surgir en Israel ningún profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en las señales y prodigios que el Señor le mandó realizar en Egipto, contra el faraón, su corte y su país; ni por su poder y los grandes portentos que hizo en presencia de todo el pueblo de Israel.

 

Salmo Responsorial

Salmo 66, 1-3a. 5 y 16-17

R. (cf 20a y 9a) Bendito sea el Señor.
Que aclame al Señor toda la tierra.
Celebremos su gloria y su poder,
cantemos un himno de alabanza,
digamos al Señor: "¡Tu obra es admirable!"
R. Bendito sea el Señor.
Admiremos las obras del Señor,
los prodigios que ha hecho por los hombres.
Naciones, bendigan a nuestro Dios,
hagan resonar sus alabanzas.
R. Bendito sea el Señor.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen,
y les diré lo que ha hecho por mí.
A él dirigí mis oraciones
y mi lengua le cantó alabanzas.
R. Bendito sea el Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

2 Corintios 5, 19

R. Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo,
y nos ha encomendado a nosotros
el mensaje de la reconciliación.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Mateo 18,15-20: «Si te hace caso, has salvado a tu hermano»

El Señor nos enseña la corrección fraterna como un gesto de amor al prójimo que replica el que él tiene con cada uno de nosotros. Pero no una corrección de cualquier manera. Sus consejos son de toda discreción y de toda bondad para evitarnos incurrir en habladurías maliciosas. Y que la corrección parta de una sana autocrítica y del ejemplo personal que ofrecemos a los demás.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.

Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.

Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos''.

 

Oración de los Fieles

  • Por todos los que Dios nos ha confiado en nuestras familias, en nuestros pueblos y ciudades, en nuestros lugares de trabajo y en todas nuestras comunidades cristianas. Para que el amor nos inspire siempre a tratarnos mutuamente con tacto fino y sincero y con delicado respeto brindándonos corrección fraterna, roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros. Para que creamos en la bondad de cada persona y sepamos ser pacientes los unos con los otros, roguemos al Señor.
  • Por nuestras comunidades. Para que nos encontremos frecuentemente rogando, en el nombre de Jesús, por las necesidades del mundo y de la Iglesia, ya que Cristo nos asegura que nuestra plegaria será escuchada, roguemos al Señor.

 

Oración sobe las Ofrendas

Oh Dios, Padre nuestro:

Tú nos llamas a la mesa de tu Hijo

unidos por la Eucaristía:

los débiles con los fuertes, los enfermos con los sanos,

los pobres con los ricos...

Que tu Hijo nos colme aquí

con la plenitud de su presencia

y así sepamos aceptarnos mutuamente

para vivir en paz y amistad

los unos con los otros.

Te ofrecemos nuestra buena voluntad

y te pedimos la fuerza necesaria

para acogernos cordialmente unos a otros

en el amor de Cristo Jesús, Señor nuestro.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios, Padre nuestro:

Tu Hijo Jesús ha estado en medio de nosotros

en esta eucaristía,

y nos ha fortalecido con su Cuerpo y su Sangre.

Él asumió nuestras heridas del pecado y las curó.

Que nosotros también sepamos apropiarnos

de las heridas –los sufrimientos– de nuestros hermanos,

como también de sus alegrías y felicidad.

Que tu Hijo Jesús nos enseñe el arte

de atraer de nuevo hacia ti y hacia la comunidad

a los que se alejaron

sin amargarlos ni humillarlos,

sin ningún sentimiento de superioridad hacia ellos

sino con bondad acogedora,

simplemente porque son hermanos nuestros

en Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Sabemos que somos responsables los unos de los otros. Nuestra comunidad debe ser un lugar en el que podamos hablarnos libre, amable y sinceramente y un “hogar” inclusivo que sale al camino a buscar los que se encuentran perdidos para anunciarles la alegría y comunicarles la Vida de la Buena Noticia. Con la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

  

Una característica esencial del seguimiento de Jesús es la vida de comunidad; el primer testimonio que un cristiano da al mundo es la capacidad de vencer su ego para salir al encuentro de sus “próximos”. En una sociedad que promueve la exaltación de la individualidad hasta convertirla en individualismo excluyente, necesitamos de personas que, saliendo de sí, susciten encuentros que humanizan y salvan. El aislamiento y el distanciamiento en el propio hogar crean personalidades inmaduras, incapacitándolas para amar y perdonar. En este sentido se va perdiendo la común-unión discipular, con la tentación de volver el cristianismo algo personal y privado; se reduce la participación comunitaria a la misa dominical y casi siempre sin saber quién es el que está sentado delante o detrás. Somos Iglesia, “comunidad de comunidades”, invitada a un reconocimiento humilde de su fragilidad, a ser puente y mediación que reconcilia a las personas. Una comunidad que excluye y margina se aleja del ideal del Evangelio. ¿Cuál es mi experiencia de comunidad cristiana? ¿Cómo es mi participación?

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