Miércoles 23 de Agosto
UN DIOS GENEROSO
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura: Jue 9,6-15
La Primera Lectura nos relata un primer intento de establecer un Reino para dar a Israel más estabilidad que el sistema de los Jueces. Pero el supuesto futuro rey es rechazado con una alegoría que lo pone en ridículo.
Evangelio: Mt 20,1-16
La parábola de los trabajadores en la viña nos dice, en contra de lo que frecuentemente se oye, que Dios no es como un contador de libros. Naturalmente, él ama a los que llevan una vida ejemplar cristiana. Pero en su corazón hay también espacio para los que luchan, y para los que llegan tarde, lo mismo que para los pioneros. Dios nos ama y es generoso con nosotros, no porque nosotros seamos buenos sino porque él es bueno.
Oración Colecta
Oh Dios, tú te elevas por encima de nosotros:
y sin embargo, estás más cercano a nosotros
de lo que estamos a nosotros mismos.
Tú odias el mal, y, sin embargo,
das una oportunidad al que cae.
Tú nos conoces como somos
y aun así todavía nos amas.
Enséñanos tus sorprendentes maneras,
para que tus pensamientos lleguen a ser nuestros
y para que compartamos generosamente
con los que nos rodean
todos los buenos dones y la vida que nos has dado
por la generosidad de tu corazón,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Jue 9,6-15: El Señor es su rey
Sal 21: «Señor, el rey se alegra por tu fuerza»
Mt 20,1-16: «¿Vas a tener envidia porque soy bueno?»
Enseñó Jesús: «El reino de los cielos se parece a un hacendado que salió de mañana a contratar trabajadores para su viña. 2Cerró trato con ellos en un denario al día y los envió a su viña. 3Volvió a salir a media mañana, vio en la plaza algunos que no tenían trabajo 4y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo debido”. 5Ellos se fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. 6Al caer de la tarde salió, encontró otros que no tenían trabajo y les dijo: “¿Qué hacen aquí ociosos todo el día sin trabajar?” 7Le contestan: “Nadie nos ha contratado”. Y él les dice: “Vayan también ustedes a mi viña”. 8Al anochecer, el dueño de la viña dijo al capataz: “Reúne a los trabajadores y págales su jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. 9Pasaron los del atardecer y recibieron un denario. 10Cuando llegaron los primeros, esperaban recibir más; pero también ellos recibieron la misma paga. 11Al recibirlo, se quejaron contra el hacendado: “”12Estos últimos han trabajado una hora y les has pagado igual que a nosotros, que hemos soportado la fatiga y el calor del día. 13Él contestó a uno de ellos: “Amigo, no estoy siendo injusto; ¿no habíamos cerrado trato en un denario? 14Entonces toma lo tuyo y vete. Que yo quiero dar al último lo mismo que a ti. 15¿O no puedo yo disponer de mis bienes como me parezca? ¿Por qué tomas a mal que yo sea generoso?” 16Así los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos».
Oración de los Fieles
Oración sobre las Ofrendas
Generoso Padre:
En estos signos de pan y vino tú nos das,
aunque a veces nos sintamos débiles y cansados,
a tu Hijo como nuestro compañero.
Queremos abrirnos a su fuerza y a su Amor.
Que ojalá él nos ayude en el calor sofocante del día
a portar las cargas de nuestras luchas
y a buscar tu voluntad en todo lo que hacemos.
Concédenoslo por Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Generoso Padre:
En esta eucaristía hemos experimentado de nuevo
que la vida y todo lo que somos
no son más que un regalo tuyo.
Que la exigente Palabra de tu Hijo
nos mueva a aceptar y a servir a nuestro prójimo
como tú nos has aceptado y amado a nosotros
sin ningún mérito de nuestra parte.
Y que la Eucaristía nos sustente
para poner en práctica tu Palabra.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.
Bendición
Hermanos: Hemos visto hoy a Dios como un Dios increíblemente bueno. Para Dios cada persona es valiosa, también los débiles y los que consideramos inútiles. Cada uno cuenta. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
La parábola de hoy es de los relatos más injustos que escuchamos en labios de Jesús; esto lo podría afirmar cualquiera que se gana la vida con el sudor de su frente. Sin embargo, esta parábola no trata cuestiones de justicia distributiva ni de jornadas laborales. El relato de hoy nos retrata una de las más bellas imágenes de Dios como el que sale a todas horas a nuestro encuentro, el que ama sin medida, el misericordioso. En el contexto de Mateo, la comunidad vivía con cierto disgusto que los paganos o gentiles, que no venían de la tradición judía, pudieran participar plenamente de la comunidad cristiana ya que estos «habían llegado más tarde». La parábola refleja que, no importa la hora en que se dé el encuentro con Dios, él se da a sí mismo plenamente. La tarea pendiente es ser capaces de vivir con reciprocidad al amor de Dios, amando e incluyendo a quienes, creemos, no se lo merecen. En Dios no hay premios para buenos y castigos para malos.