Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

¡Hipocresía, No!!

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Miércoles, 27 de Agosto, 2025

 

21 Semana en Tiempo Ordinario

 

¡HIPOCRESÍA NO!

 

Oración Colecta

Oh Dios justo y misericordioso:

Tú conoces lo que hay en nosotros.

Perdónanos, porque con frecuencia estamos tan ocupados

que no tenemos tiempo para pararnos, mirar atrás

y ayudar a los que se sienten demasiado cansados

para seguir adelante.

Perdónanos porque muchas veces

condenamos a los demás

sin haber intentado comprenderles.

Que la justicia, la misericordia y el servicio

no sean asunto exclusivo de otros

sino que sean nuestra preocupación y nuestra vida,

motivados por Aquel que nos dijo

que teníamos que buscarlo y acogerlo en los otros,

Jesucristo nuestro Señor

que vive y reina por los siglos de los siglos.

 

Primera Lectura: 1Tes 2,9-13: Trabajando, proclamamos el Evangelio

Dichosos nosotros si podemos decir, con San Pablo, que no hemos hecho nada solo para agradar a la gente, sino que nuestro único propósito es agradar a Dios y cuidar delicadamente de la gente.

Hermanos: Sin duda se acuerdan de nuestros esfuerzos y fatigas, pues, trabajando de día y de noche, a fin de no ser una carga para nadie, les hemos predicado el Evangelio de Dios.

Ustedes son testigos y Dios también lo es, de la forma tan santa, justa e irreprochable como nos hemos portado con ustedes, los creyentes. Como bien lo saben, a cada uno de ustedes lo hemos exhortado con palabras suaves y enérgicas, como lo hace un padre con sus hijos, a vivir de una manera digna de Dios, que los ha llamado a su Reino y a su gloria.

Ahora damos gracias a Dios continuamente, porque al recibir ustedes la palabra que les hemos predicado, la aceptaron, no como palabra humana, sino como lo que realmente es: palabra de Dios, que sigue actuando en ustedes, los creyentes.

 

Salmo Responsorial

Salmo 139, 7-8. 9-10. 11-12ab

R. (1a) Condúcenos, Señor, por tu camino.
¿A dónde iré yo lejos de ti, Señor?
¿Dónde escaparé de tu mirada?
Si subo hasta el cielo, allí estás tú;
si bajo el abismo, allí te encuentras.
R. Condúcenos, Señor, por tu camino.
Si voy en alas de la aurora
o me alejo hasta el extremo del mar,
también allí tu mano me conduce
y tu diestra me sostiene.
R. Condúcenos, Señor, por tu camino.
Si digo: "Que me cubran las tinieblas,
que la luz se convierta en noche para mí",
las tinieblas no son oscuras para ti
y la noche es tan clara como el día.
R. Condúcenos, Señor, por tu camino.

 

Aclamación antes del Evangelio

1 Juan 2, 5

R. Aleluya, aleluya.
En aquel que cumple la palabra de Cristo
el amor de Dios ha llegado a su plenitud.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Mateo 23,27-32: Son hijos de los que asesinaron a los profetas

Probablemente estamos de acuerdo con la fuerte condena que hace Jesús de la hipocresía de los fariseos. Pero la hipocresía nunca murió: Todavía la tenemos aquí con nosotros hoy. El encalar y blanquear las tumbas es moda hoy todavía, y desde una corrupción inicialmente individual ha penetrado y se ha extendido en la sociedad misma. Los errores del Estado, y los de la Iglesia también, son encubiertos. Se pasan por alto y en silencio las injusticias y la explotación, o bien se las condena en términos tan generales que incluso los opresores están de acuerdo con la condena. Cerramos nuestros ojos, y nuestras conciencias se quedan tranquilas, porque pensamos que no participamos ni contribuimos al mal que continúa activo y destructor. Nuestras acciones no están a la altura ni de nuestras palabras ni de nuestra fe.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: 'Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas'! Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!"

 

Oración de los Fieles

  • Por los que dan testimonio de la verdad. Para que el Espíritu Santo ponga en su boca las palabras sabias y justas, roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros. Para que sepamos hacer nuestro trabajo y cumplir nuestra misión en la vida con toda conciencia y con todo celo, roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros, que celebramos la eucaristía. Para que Jesús, el Señor, nos haga personas auténticas y dignas de confianza, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Tu Hijo pagó con su vida

porque no pudieron convencerlo

de abandonar su propósito

de hacer al Pueblo verdaderamente libre en ti;

pero tú lo resucitaste a una vida nueva y eterna.

Al unirnos a él ahora en su sacrificio,

haznos sinceros y comprometidos con él,

en honestidad y en verdad, cueste lo que cueste,

para que podamos superar sin temor

la prueba de tu escrutinio

y vivir en tu luz,

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:

Las palabras de Jesús que hemos oído hoy

eran duras y dirigidas no solamente a otros,

sino también a nosotros,

para que las pongamos en práctica.

Por la fuerza de esta eucaristía

ayúdanos a vivir coherentes con nuestra fe

y a ser honestos con nosotros mismos y con los demás.

Haz que no solamente hablemos de paz y amor,

sino que seamos de verdad hombres y mujeres de paz

y constructores de comunidad por el amor

en y por Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: ¡No cedamos nunca a la tentación de intentar aparecer ante los demás mejor de lo que somos, e incluso impresionar al mismo Dios! Pidamos humildemente su bendición. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y permanezca para siempre.

Los especialistas en la Ley de Moisés y sus practicantes más fieles son objeto de las denuncias de Jesús, no por su adhesión a la Ley sino por lo que nutre su celo: una maldad cobijada en la piedad que es capaz de asesinar profetas. ¿Por qué puede ocurrir esto? Por el fundamentalismo relacionado a su estatus quo. Letrados y fariseos eran tenidos en gran estima por sus conciudadanos debido a la piedad que ostentaban. A partir de allí interpretan la Ley e implementan el derecho sin dejar espacio al espíritu profético ni a la vida solidaria de Jesús. El Evangelio nos pide no sólo adhesión irrestricta a la voluntad de Dios, sino implementarla con una vitalidad que nos haga mejores personas. Cierto, nuestro mundo está infectado por la utilidad y la eficiencia, como si la bondad no fuera necesaria. Una vida plenamente humana debe estar inundada de gestos y acciones buenas y bellas: alegrías simples, canciones a coro, risas y bailes. ¡Disfruta del regalo de la vida!

 

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