Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

LA SEMILLA DE LA PALABRA

Description

Sábado 23 de Septiembre

 

LA SEMILLA DE LA PALABRA

 

Liturgia de la Palabra

Primera Lectura: 1 Tim 6,13-16

     Al final de su carta, Pablo propone a Timoteo un programa de vida para permanecer fiel al Señor Jesucristo.

 

 

Evangelio: Lc 8,4-15

     Leemos hoy la versión de Lucas de la parábola de la semilla. En la intención original de Jesús la parábola describe el crecimiento difícil y progresivo del Reino hasta su plenitud. El evangelista compara la parábola con la recepción de la palabra de Dios y la vida de fe en el corazón de la gente. Dios siembra la semilla, pero todos la recibimos de distinta manera y reacciones de diversa forma. Dios espera que la hagamos crecer y permanezcamos fieles a ella incluso en los momentos difíciles de la vida. ¿Cómo crece y da fruto en nosotros la palabra de Dios?

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:

Te damos gracias por hablarnos

la palabra de tu Hijo Jesucristo

y por sembrar en nuestras mentes y corazones

las semillas de la fe.

Abre nuestros oídos, día a día,

a la semilla de su palabra,

para que vaya creciendo en nosotros

con mezcla de dolor, esfuerzo y alegría.

Que la palabra arraigue cada vez más profundamente

en nuestros corazones

y dé frutos de justicia y amor,

hasta la segunda venida de Jesucristo,

Hijo tuyo y Señor nuestro,

por los siglos de los siglos.

 

1Tim 6,13-16: «Guarda el Mandamiento sin mancha hasta la venida del Señor»

 

Sal 100: «Entren en la presencia del Señor con vítores»

 

Lc 8,4-15: Algunas semillas dieron fruto abundante

 

Se reunió una gran multitud y se añadían los que iban acudiendo de una ciudad tras otra. Entonces Jesús les propuso una parábola: «5Salió el sembrador a sembrar la semilla. Al sembrar, unos granos cayeron junto al camino, los pisaron y los pájaros se los comieron. 6Otros cayeron sobre piedras; brotaron y se secaron por falta de humedad. 7Otros cayeron entre espinas, y al crecer las espinas con ellos, los ahogaron. 8Otros cayeron en tierra fértil y dieron fruto al ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «Quien tenga oídos que escuche». 9Los discípulos le preguntaron el sentido de la parábola, 10y él les respondió: «…La semilla es la palabra de Dios. 12Lo que cayó junto al camino son los que escuchan; pero enseguida viene el Diablo y les arranca del corazón la palabra, para que no crean y se salven. 13Lo que cayó entre piedras son los que, al escuchar, acogen con gozo la palabra, pero no echan raíces; ésos creen por un tiempo, pero al llegar la prueba se echan atrás. 14Lo que cayó entre cardos son los que escuchan; pero con las preocupaciones, la riqueza y los placeres de la vida se van ahogando y no maduran. 15Lo que cae en tierra fértil son los que escuchan la palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen y dan fruto gracias a su perseverancia».

 

Oración de los Fieles

  • Señor, da sabiduría y valor a todos los maestros y predicadores en la Iglesia, para que nos ayuden a entender tu Palabra y la proclamen como Buena Noticia de Salvación; por eso te decimos.
  • Señor, inspira con tu Palabra a todos los poderosos de la tierra, para que aúnen fuerzas y lleven a todos paz duradera, alimento y dignidad humana; por eso te decimos.
  • Señor, haz que seamos receptivos a tu Palabra. Líbranos de la superficialidad y del miedo a perder nuestras seguridades y certezas. Danos una nueva actitud para acoger tu mensaje, y para vivir con coherencia según lo que firmemente creemos; por eso te decimos:

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Acepta en este pan y este vino

nuestro anhelo de recibir a tu Hijo

y escuchar su Palabra

con corazón noble y generoso.

Dánoslo como nuestro compañero de camino;

que él siga hablándonos

en la gente y en los acontecimientos de la vida.

Y que ojalá lo acojamos gozosamente

y, como consecuencia, demos rica cosecha de vida

que dure y se perpetúe

por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:

Que nuestras palabras y obras

sean el eco del mensaje de tu Hijo

y nos llenen con su vida.

Haz nuestras palabras humanas dignas de fiar

y que sirvan a la unidad y a la verdad.

Derrama sobre ellas tu compasión,

tu amor y tu alegría

para que nos den fuerza,

buena actitud y amistad,

por el poder de Jesucristo,

tu Palabra viva y Señor nuestro.

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

     Hermanos: Que la semilla de la palabra de Dios caiga en el buen terreno de nuestros anhelantes y receptivos corazones. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Sant, descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.

 

El mundo se rinde ante lo grande; de hecho, hay una frase que lo expresa bien: “mientras más grande mejor”. Esto no es raro ni nuevo, pues cada gobierno y gobernante han querido dejar su huella con alguna obra monumental, sin analizar la relación costo-utilidad. Jesús de Nazaret no fue por ahí ni lo aconsejó a sus seguidores. Más bien recomendó lo pequeño. La parábola de hoy habla de lo frágil y vulnerable, pero también de la fuerza y el dinamismo que tiene la palabra de Dios. Cabe pensar que la pequeñez de la Palabra nos solicita protección y cuidados, al tiempo que ella misma nos abriga y da seguridad. No olvidemos que la Palabra de Dios está hermanada con la palabra humana que intercambiamos unos con otros. Esta reclama que la cuidemos y la resguardemos porque es la que nos da rostro humano. Ella nos restaura la “imago Dei” y también crea comunidad. Mantengamos la palabra sincera y bondadosa.

 

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