Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

ORACIÓN INSISTENTE

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Sábado 18 de Noviembre

 

32a Semana Ordinario

 

ORACIÓN INSISTENTE

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:

Sabemos que eres nuestro Padre amoroso,

que nos esperas, y que estás atento a nosotros

en cada momento de nuestras vidas.

Que nuestra oración te llegue hoy a ti

como un aliento de esperanza y un grito de confianza

que brotan de la pobreza de nuestros corazones.

Y si alguna vez tienes que denegar nuestra plegaria

cuando pedimos cosas inconvenientes o inútiles,

danos lo que realmente necesitamos

y guarda viva nuestra confianza

de que tú eres bueno y cariñoso con nosotros

ya que nos amas en Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Sab 18,14-16; 19,6-9 Se vio el mar como camino

     Para el pueblo hebreo, su liberación de la esclavitud a través de las aguas del Mar Rojo y su marcha por desierto fueron como una nueva creación. Dios los protegió y los condujo a la libertad. También a nosotros, nuestro “paso” a través de las aguas salvadoras del Bautismo nos ha recreado como el nuevo Pueblo de Dios.

 

Cuando un profundo silencio envolvía todas las cosas
y la noche estaba a la mitad de su camino,
tu palabra todopoderosa, Señor, como implacable guerrero,
se lanzó desde tu trono real del cielo
hacia la región condenada al exterminio.
Blandiendo como espada tu decreto irrevocable,
sembró la muerte por dondequiera;
tocaba el cielo con la mano y al mismo tiempo pisaba la tierra.

La creación entera, obediente a tus órdenes,
actuó de manera diversa a su modo de proceder
para librar a tus hijos de todo daño.
Una nube protegió con su oscuridad el campamento israelita
y donde antes había agua, surgió la tierra firme;
en el mar Rojo apareció un camino despejado
y en las olas impetuosas, una verde llanura.
Por ahí, protegido por tu mano, pasó todo el pueblo,
mientras contemplaba tus prodigios admirables.
Corrían como potros y brincaban como corderos,
dándote gracias, Señor, por haberlos liberado.

 

Salmo Responsorial: Sal 105 «Recuerden las maravillas que hizo el Señor» 

Salmo 105,2-3.36-37.42-43

R. (5a) Recordemos los prodigios del Señor.
Aclamen al Señor y denle gracias, 
relaten sus prodigios a los pueblos. 
Entonen en su honor himnos y cantos,
celebren sus portentos. 
R. Recordemos los prodigios del Señor.
El Señor hirió de muerte a los primogénitos de los egipcios, 
primicias de su virilidad.
Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,
y entre sus tribus nadie tropezó. 
R. Recordemos los prodigios del Señor.
Se acordó de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abraham,
y sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. 
R. Recordemos los prodigios del Señor.

 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr 2 Tes 2, 14

R. Aleluya, aleluya.
Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio,
a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lc 18,1-8: Dios hará justicia a sus elegidos

     Este evangelio nos confronta con esa perspectiva pequeña, infantil y caprichosa que tenemos a veces de Dios. Lo vemos como un Padre que debe actuar en la forma y el tiempo que queremos… Tal perspectiva nos aleja de él porque nos sentimos frustrados y vacila nuestra fe. Sin embargo, el evangelio nos invita hoy a crecer, a madurar, y nos da una clave: orar con insistencia y con confianza. Nunca nuestro amado Padre nos dejará de dar aquello que realmente necesitemos. A su tiempo y a su forma. Que son realmente perfectos.

 

En aquel tiempo, para inculcarles que hace falta orar siempre sin cansarse, Jesús les contó una parábola: «2Había en una ciudad un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3Había en la misma ciudad una viuda que acudía a él para decirle: “Hazme justicia contra mi rival”. 4Por un tiempo se negó, pero más tarde se dijo: “Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, así no seguirá molestándome”». 6El Señor añadió: «Fíjense en lo que dice el juez injusto; 7y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a él día y noche? ¿Los hará esperar? 8Les digo que inmediatamente les hará justicia. Sólo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará esa fe en la Tierra?»

 

Oración de los Fieles

  • Por los ministros de la Iglesia consagrados. Para que sean hombres y mujeres de oración y conscientes de las palabras del Señor: “Sin mí, nada pueden hacer…”, roguemos al Señor.
  • Por todos los que buscan a Dios. Para que entren en diálogo con él desde el fondo del corazón y lo descubran, roguemos al Señor.
  • Por todos los cristianos. Para que nuestras oraciones por los pobres y los que sufren nos comprometan más seriamente con ellos, proporcionándoles justicia, aligerando sus pesadas cargas y restaurando su dignidad, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro:

Tú no puedes ignorar nuestra oración

si tenemos confianza total en ti.

Que el Espíritu Santo aquí ahora entre nosotros

nos mueva a orar confiada e insistentemente.

Que él clame desde nuestros corazones

y te llame, con nosotros, “Padre nuestro”,

por medio de Aquel que se ofrece a sí mismo

y nos ofrece a nosotros a ti,

Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

Junto con Jesús hemos alzado nuestras manos

en oración hacia ti, nuestro Dios de Vida.

Con Jesús seguimos confiando en ti.

Así pues, escúchanos, también en nuestras penas y luchas,

cuando estemos desalentados

y andemos a tientas en la oscuridad,

pues creemos que tú nos amas

y quieres que encontremos la felicidad,

por medio de Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

     Hermanos: Ya hemos reflexionado que la oración a Dios no está hecho solo de ruegos y pedidos de favores sino también, y fundamentalmente, de la alabanza y la acción de gracias. Y de nuestra intercesión por las súplicas de nuestros hermanos y hermanas. Que nos haga crecer en la oración la bendición de Dios todopoderoso, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

 

     Hasta la justicia parece cansada de cómo se valen de ella para beneficiar a unos pocos y condenar injustamente a las mayorías. En la Biblia, la justicia busca no sólo saldar deudas sino restituir y restablecer las dignidades de las víctimas y los victimarios. Como en el caso de la viuda que se ha quedado a la intemperie, así están un montón de personas y familias en nuestra sociedad. Y con la misma insistencia de ella, así tienen que sumarse las voces nuestras para que el reclamo de las personas sea escuchado. Lo que no podemos hacer es actuar con indiferencia; podemos ser solidarios y ayudar a paliar necesidades urgentes. Pero, más allá de acciones de caridad, necesitamos pedir que se haga justicia en la distribución equitativa de los bienes y las oportunidades. La Palabra nos alienta a dar testimonio del Dios que escucha el clamor y baja para liberar a su Pueblo. ¿Qué clamores de justicia no son atendidos? ¿Qué puedes hacer al respecto?

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