Lunes 27 de Noviembre
34a Semana Ordinario
GENEROSIDAD DE LOS POBRES
Oración Colecta
Señor Dios nuestro, Padre generoso:
El pueblo sencillo con frecuencia nos avergüenza
por su total generosidad y sincera lealtad.
Danos, Señor, la gracia de percatarnos
de que, como tu Hijo,
los verdaderamente pobres de corazón
con frecuencia nos muestran quién eres tú:
Un Dios que se da enteramente a sí mismo.
Danos también a nosotros
esa clase de lealtad y de amor generoso
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Primera Lectura: Dn 1,1-6.8-20: No se encontró ninguno como ellos
Daniel cuenta la historia ejemplar de cuatro jóvenes judíos que aceptaron el riesgo de permanecer leales a Dios aun viviendo en la corte del rey pagano. Por esta fidelidad consiguieron la protección de Dios y una profunda sabiduría.
Evangelio: Lc 21,1-4: «Esa viuda ha puesto cuanto tenía para vivir»
La viuda del evangelio de hoy, en su generosidad, da todo lo que tiene. Los pobres con frecuencia saben bien cómo dar porque saben lo que significa ser pobres y dependientes; saben cómo vivir en las manos de Dios.
En aquel tiempo, Jesús, levantando la vista, observó a unos ricos que depositaban sus donativos en el arca del Templo. 2Observó también a una viuda pobre que ponía unas moneditas; 3y dijo: «Les aseguro que esa pobre viuda ha puesto más que todos. 4Porque todos ésos han depositado donativos de lo que les sobraba; pero ella en su pobreza, ha puesto cuanto tenía para vivir».
Oración de los Fieles
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios misericordioso: Cuando tú quisiste
que alguien sufriera o muriera por el pecado
para que nosotros tuviéramos vida,
elegiste a tu propio Hijo
y él lealmente aceptó.
Oh Dios generoso, que te das a ti mismo:
Acepta estos humildes dones de pan y vino
porque en ellos ponemos nuestra propia generosidad
con la esperanza de que tú vas a incrementarla,
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre generoso:
Tú vienes a nosotros en tu Hijo Jesucristo
no en la forma ostentosa en que un hombre rico visitaría
un barrio marginado y subdesarrollado,
sino en la forma humilde de un hombre que comparte
con los que son también pobres como él.
Acepta nuestra acción de gracias por tu entrega
y por manifestar en Jesús toda la abundancia de tu Amor.
Acepta nuestros sentimientos de gratitud
por Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Cristo se entregó a sí mismo para otorgar a los hombres reconciliación y felicidad. Los cristianos tenemos que aprender de él a darnos a nosotros mismos sin contar el costo. Para eso le pedimos que nos bendiga. Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
Una viuda pobre se desprende de «cuanto tenía para vivir» en una sociedad acostumbrada a dar migajas, a dar por compromiso o a ofrendar por apariencia. Una mujer doblemente vulnerable es esa a quien Jesús presenta como ejemplo para las comunidades de fe. Como mujer, ocupa un lugar inferior y la condición de viudez expone su fragilidad frente al futuro con pocas esperanzas de vida. Su desprendimiento es total, evidenciando su confianza plena en la providencia de Dios. En una sociedad consumista que nos genera ansiedad y deseos de acumulación y acaparamiento, necesitamos optar por el camino de la austeridad y el desprendimiento que nos capacite para la solidaridad y el compartir desinteresado. No dar porque es nuestro turno, sino porque nos nace y eso nos hace personas más plenas. La verdadera ofrenda es la de quien entrega su vida, sin esperar nada a cambio, con la satisfacción de amar de corazón. ¿Cómo está últimamente tu capacidad de donación? Lo que pones al servicio ¿es movido por el amor y el desprendimiento?