Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

“¡CUIDADO, NO SE DEJEN ENGAÑAR!”

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Martes 28 de Noviembre

 

34a Semana Ordinario

 

“¡CUIDADO, NO SE DEJEN ENGAÑAR!”

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:

Nuestra fe no es una serena posesión

de la verdad y de ritos religiosos que nos dan seguridad.

Haz que nos percatemos de que la fe sufre pruebas

y de que tú nos llamas

para que seamos testigos creíbles

–en nuestro tiempo y en nuestra situación–

de la Pasión y Resurrección de tu Hijo.

Danos tu Santo Espíritu para que nos guíe

y para que guarde viva nuestra fe y esperanza

de que Jesucristo es Señor nuestro

y tú, nuestro Padre Dios por los siglos de los siglos.

 

Primera LecturaDn 2,31-45: Dios suscitará un reino

     La lectura de hoy trae un guiño de esperanza a nuestro intento por construir, con todas nuestras limitaciones, una auténtica vida cristiana. No podemos solos. Las personas, como los Reinos, construidos sin Dios se desmoronan. El Señor de la historia sostiene su Reino. Y es indestructible.

 

En aquellos días, Daniel le dijo al rey Nabucodonosor: "Tú, rey, has tenido esta visión: viste delante de ti una estatua, una estatua gigantesca, de un brillo extraordinario y de aspecto imponente. La cabeza de la estatua era de oro puro; el pecho y los brazos, de plata; el vientre y los muslos, de bronce; las piernas, de hierro; y los pies, de hierro mezclado con barro.

Tú la estabas mirando, cuando de pronto una piedra que se desprendió del monte, sin intervención de mano alguna, vino a chocar con los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo pedazos. Entonces todo se hizo añicos: el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; todo quedó como el polvo que se desprende cuando se trilla el grano en el verano y el viento se lo lleva sin dejar rastro. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte, que llenó toda la tierra.

Este fue tu sueño y ahora te lo voy a interpretar. Tú, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino y el poder, el dominio y la gloria, pues te ha dado poder sobre todos los hombres, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro.

Después de ti surgirá un reino de plata, menos poderoso que el tuyo. Después vendrá un tercer reino, de bronce, que dominará toda la tierra. Y habrá un cuarto reino, fuerte como el hierro; así como el hierro destroza y machaca todo, así él destrozará y aplastará a todos.

Los pies y los dedos de hierro mezclado con barro que viste, representan un reino dividido; tendrá algo de la solidez del hierro, porque viste el hierro mezclado con el barro. Los dedos de los pies, de hierro y de barro, significan un reino al mismo tiempo poderoso y débil. Y el hierro mezclado con el barro quiere decir que los linajes se mezclarán, pero no llegarán a fundirse, de la misma manera que el hierro no se mezcla con el barro.

En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un reino que jamás será destruido, ni dominado por ninguna otra nación. Destruirá y aniquilará a todos estos reinos y él durará para siempre. Eso significa la piedra que has visto desprenderse del monte, sin intervención de mano humana, y que redujo a polvo el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro.

El Dios grande ha manifestado al rey lo que va a suceder. El sueño es verdadero, y su interpretación, digna de crédito".
 

 Interleccional Dn 3: «Ensálcenlo con himnos por los siglos»

Daniel 3, 57. 58. 59. 60. 61
R. (59b) Bendito seas para siempre, Señor.
Todas sus obras, bendigan al Señor.
Todas sus ángeles, bendigan al Señor.
R. Bendito seas para siempre, Señor.
Cielos, bendigan al Señor.
Todas las aguas del cielo, bendigan al Señor.
R. Bendito seas para siempre, Señor.
Todos sus ejércitos, bendigan al Señor.
R. Bendito seas para siempre, Señor.
 

Aclamación antes del Evangelio

Apoc 2, 10
R. Aleluya, aleluya.
Sé fiel hasta la muerte
y te daré como premio la vida, dice el Señor.
R. Aleluya.
 

Evangelio: Lc 21,5-11: «Este Templo será derribado»

     En este evangelio, la caída de Jerusalén simboliza el fin de los tiempos. Pero, para nosotros, que no sabemos ni el día ni la hora, el tiempo del Juicio es ahora: lo creamos ahora conforme el modo en que vivimos individualmente y como comunidad. “¡No se dejen engañar!”, dice Jesús. En otras palabras, su mensaje intenta sacudirnos, despertarnos para vivir ahora más radicalmente el Evangelio.

 

En aquel tiempo, a unos que elogiaban las hermosas piedras del Templo y la belleza de su ornamentación Jesús les dijo: «6Llegará un día en que todo lo que ustedes contemplan será derribado sin dejar piedra sobre piedra». 7Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está por suceder?»8Respondió: «¡Cuidado, no se dejen engañar! Porque muchos se presentarán en mi nombre diciendo: “Yo soy; ha llegado la hora”. No vayan tras ellos. 9Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, no se asusten. Primero ha de suceder todo eso; pero el fin no llega enseguida». 10Entonces les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo, reino contra reino; 11habrá grandes terremotos, en diversas regiones habrá hambres y pestes, y en el cielo señales grandes y terribles».

 

Oración de los Fieles

  • Por la Iglesia de Jesucristo. Para que su fe, su confianza y su amor no vacilen en las dificultades y tormentas de nuestro tiempo, roguemos al Señor.
  • Por los que tienen dudas de fe o tienen miedo al futuro. Para que Dios les dé fuerza y valor, y reavivemos nosotros su esperanza, roguemos al Señor.
  • En un mundo atenazado por la guerra y la violencia, por la deshonestidad y el abuso de poder, roguemos para que la gente inspirada por los valores del Evangelio conduzca al mundo por los caminos de la solidaridad, la paz, la justicia y el amor, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Ya que tú vas a santificar este pan y este vino

y transformarlos en Jesús, tu Hijo,

que el poder de tu Santo Espíritu

nos transforme en gente totalmente imbuida

de las actitudes y mentalidad de Jesucristo.

Haz que seamos más como él,

para que vivamos los unos para los otros

y no tengamos nada que temer

cuando nos llames a ti,

Dios nuestro por los siglos de los siglos.

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:

En esta eucaristía nos has dado

la Palabra y el Cuerpo de tu Hijo.

No permitas que nos dejemos engañar

por cualquiera que proclame un mensaje demasiado fácil.

Que nuestro único guía seguro y fiable sea

Aquel que es nuestro camino, verdad y vida,

nuestra esperanza y nuestra Resurrección,

Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

     Hermanos: Somos gente de esperanza. No tendríamos que preocuparnos sobre la cuestión de cuándo llegará el fin del mundo sino vivir como cristianos el Evangelio cada día. Si hacemos esto, no tenemos ningún motivo para temer. Que Dios todopoderoso los guarde seguros y salvos, y los bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

 

Es importante sabernos personas co-creadoras o continuadoras de la obra de Dios, desde esa custodia de la vida en todas sus formas. Uno de los grandes errores del mundo contemporáneo es el desplazamiento de Dios, creyéndolo invento de mentes débiles y pretexto para no asumir responsabilidades. Respetando esa perspectiva atea que prescinde de Dios, el ser humano necesita de la trascendencia para no dejarse llevar por el instinto que lo extravía o lo abroquela cuando se encuentra vulnerable frente a su finitud. Para las personas de fe y que confían en algo que va más allá de sus fuerzas terrenales, toda adversidad o crisis es una oportunidad de reinventarse o re generarse. Es necesario caminar vigilantes, con los pies en la tierra y con la mirada hacia Dios, para no dejarnos vencer por la adversidad. Propiciemos en este tiempo una renovación integral de nuestras vidas en compañía de la madre naturaleza que nos da ejemplo con su resiliencia. Acércate a la encíclica Laudato si’ y comprométete a cuidar la VIDA.

 

 

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