Martes 23 de Enero, 2024
Tercera Semana del Tiempo Ordinario
Danza ante el Arca
Oración Colecta
Dios de la alegría y la felicidad,
en esta Eucaristía nos llamas
a celebrar la alegría de nuestra liberación
por medio de tu Hijo Jesucristo.
Haz que tu alegría aclare nuestra
vida y dé significando a todas
nuestras tensiones,
nuestras preocupaciones y sufrimientos.
Que esta alegría que comienza hoy
continúe mañana, espontánea y contagiosa;
que exprese nuestra esperanza
en la alegría eterna a la que nos has llamado
en Jesucristo nuestro Señor.
Primera lectura: 2 Sm 6:12b-15.17-19: Iban llevando el Arca del Señor entre vítores
Al trasladar el Arca a Jerusalén, el nuevo centro político, David hizo de la ciudad también el centro religioso de Israel. Siempre interesado en el culto –¿acaso no está en el origen de la primera colección de salmos?– cantó y bailó ante el Arca. Porque la liturgia es vida y alegría. Es una confirmación y profundización de la vida relacionada con Dios y una nueva fuente de fuerza para hacer la voluntad de Dios con amor y alegría.
Jesús nos asegura que lo que nos acerca a Dios y nos hace sus parientes y familiares es el hacer la voluntad del Padre. Esto es lo que realmente importa, más que los lazos de sangre.
Oración de los Fieles
Oración sobre las Ofrendas
Dios de la vida y la alegría,
en estos signos de pan y vino
nosotros celebramos
el banquete de la victoria de tu Hijo
sobre la muerte.
Ayúdanos a creer
en todo lo que hay en nosotros
en su vida y su presencia.
Que nuestra vida sea alegre
y lleve a los demás alegría y esperanza
ahora y siempre.
Por Jesucristo, Hijo tuyo
y Señor nuestro.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro,
creemos en la alegría
porque tú nos ha escogido
para ser libres y felices
en tu Hijo Jesucristo.
Haz que nuestra alegría sea
imaginativa y creadora;
que podamos compartir con los demás
una esperanza y amor comunes
y construir juntos un futuro
donde sea bueno vivir
según el ejemplo de tu Hijo resucitado,
Jesucristo nuestro Señor.
Bendición
¡Si hubiese más alegría en nuestras celebraciones! ¡Si pudiésemos cantar y bailar de alegría porque Jesús nos ha redimido y está presente entre nosotros! Que Dios les conceda alegría y los bendiga el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
La comunidad-familia de Jesús está conformada por aquellos que escuchan y encarnan en sus vidas el querer de Dios. La participación de la madre de Jesús en este relato no solo resalta el paso de la maternidad biológica a la espiritual sino que valora a María como mujer-discípula dócil a la voz de Dios, dispuesta ella misma a colaborar en el proyecto del Reino. La búsqueda de Jesús por parte de los de su casa tiene como intención su vuelta razonable a la estructura patriarcal, recordándole la misión que tiene como varón primogénito de honrar a su familia. Jesús declara su pertenencia a la casa-familia-comunidad del Reino convocada para transformar las estructuras excluyentes e injustas. Quien cumple la voluntad de Dios estará dispuesto a renunciar a toda clase de egoísmo y a cuanto sea un obstáculo para no vivir el amor. Oremos por las comunidades eclesiales y parroquias para que sean continuadoras de la misión de Jesús siendo espacios familiares unidos y comprometidos con la transformación de la realidad.