Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

María, Madre de la Iglesia

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Lunes 9 de Junio, 2025

 

Décima Semana en Tiemo Ordinario  

 

María, Madre de la Iglesia

 

Oración Colecta

Dios, Padre de misericordia

cuyo Hijo unigénito, clavado en la cruz,

proclamó como Madre nuestra

a su propia Madre, María Santísima

concédenos, por su amorosa cooperación,

que tu Iglesia, siendo cada día más fecunda,

se regocije en la santidad de sus hijos

y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo

que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo

y es Dios por los siglos de los siglos.

 

Primera lectura: Génesis 3,9-15.20: La madre de todos los vivientes

Después de que el hombre y la mujer comieron del fruto del árbol prohibido, el Señor Dios llamó al hombre y le preguntó, “¿Dónde estás?” Éste le respondió, “Oí tus pasos en el jardín; y tuve miedo, porque estoy desnudo, y me escondí”. Entonces le dijo Dios, “¿Y quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?”
 
Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me ofreció del fruto del árbol y comí”. El Señor Dios dijo a la mujer: “¿Por qué has hecho esto?” Repuso la mujer: “La serpiente me engañó y comí.” Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente:
“Porque has hecho esto, 
serás maldita entre todos los animales 
y entre todas las bestias salvajes.
Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo 
todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, 
entre tu descendencia y la suya; 
y su descendencia te aplastará la cabeza, 
mientras tú tratarás de morder su talón”.
 
El hombre le puso a su mujer el nombre de “Eva”, porque ella fue la madre de todos los vivientes.


 
O bien: Hechos 1,12-14 La comunidad de Jerusalén
 
Después de la ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista de la ciudad lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde se alojaban, Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón el Cananeo y Judas, el hijo de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con María, la madre de Jesús, con los parientes de Jesús y algunas mujeres.
 

 

Salmo Responsorial

Salmo 87 (86), 1-2. 3 y 5. 6-7

R. (3) ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Él la ha cimentado sobre el monte santo; 
y el Señor prefiere las puertas de Sión 
a todas las moradas de Jacob.
R. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
 ¡Qué pregón tan glorioso para ti, 
ciudad de Dios!
Se dirá de Sión: “Uno por uno,  
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado”.
R. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: 
“Éste ha nacido allí”.
Y cantarán mientras danzan: 
“Todas mis fuentes están en ti”.
R. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

 

Aclamación antes del Evangelio

R.  Aleluya, aleluya.
¡Oh, dichosa Virgen, que diste a luz al Señor,
oh, dichosa Madre de la Iglesia,
que avivas en nosotros
el Espíritu de tu Hijo Jesucristo!
R.  Aleluya.

 

Evangelio: Juan 19:25-34 "Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre"

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre,  la hermana de su madre, María la de Cleofás,  y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería,  Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término,  para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo  y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo:  “Todo está cumplido”,  e inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
 
Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado,  porque aquel sábado era un día muy solemne,  pidieron a Pilato que les quebraran las piernas  y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con Jesús. Pero al llegar a él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas,  sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza  e inmediatamente salió sangre y agua.

 

Oración de los fieles

Con la ayuda de María, nuestra Madre, oremos unidos a nuestro Padre del cielo para que nos mire con bondad a nosotros, sus siervos, y haga grandes cosas en nosotros. Digamos como respuesta R/ Señor, escucha a tu pueblo.

* Para que el Señor muestre su amor y su misericordia a todos los que se esfuerzan por servirle fielmente y perdonando a los que han faltado, tanto a él como a los hermanos, roguemos al Señor.

* Para que el Señor muestre su poder y defienda al pueblo humilde, tan a menudo humillado y pisoteado, y nos disponga a todos a respetarlo y amarlo, roguemos al Señor.

* Para que el Señor nos dé la voluntad y la fuerza de llevar a cabo su Palabra en nuestra vida, día a día, con decisión y alegría, roguemos al Señor.

* Para que el Señor nos haga conscientes de la pobreza de nuestro corazón, llenándolo de su bondad, de su acogida a las personas y de su cuidado y preocupación por los más pobres y necesitados, roguemos al Señor.

* Para que el Señor nos ayude a procurar que los hambrientos reciban alimento y disponga interiormente a todas las personas y a los poderosos de este mundo a compartir justamente con cada uno los bienes de la tierra, roguemos al Señor.

* Que el Señor acoja a todos nuestros seres queridos difuntos en la casa de la alegría eterna, roguemos al Señor.

Señor, Dios nuestro: En memoria de María, Madre de la Iglesia, te rogamos: llénanos de tus bienes, para que, con María, bendigamos tu nombre, por Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración sobre las ofrendas

Recibe, Señor, nuestras ofrendas

y conviértelas en sacramento de salvación,

por cuya eficacia y por tu amorosa intervención

y por la amorosa intervención

de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia,

llénanos de santo fervor y haznos dignos de estar más íntimamente asociados a ella

más íntimamente asociados a ella en la obra de la redención.

Por Jesucristo nuestro Señor.

 

 

Antífona de comunión 

Hubo unas bodas en Caná de Galilea

a la que asistió María, la Madre de Jesús.

En aquella ocasión

Jesús comenzó sus milagros,

manifestó su poder

y sus discípulos creyeron en él.

 

Oración después de la comunión

Habiendo recibido esta prenda de redención y de vida

te suplicamos, Señor, que tu Iglesia,

por la protección maternal de la Santísima Virgen,

instruya a todas las naciones, anunciándoles el Evangelio

y llene el mundo entero con la efusión de tu Espíritu.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Nosotros, como Iglesia, estamos llamados a ser lo que María fue e hizo en la tierra: creer en los caminos y en la inspiración de Dios, incluso sin saber lo que nos depara el futuro, y estar abiertos a las necesidades de los demás, sirviendo a todos de todo corazón. Que Dios Todopoderoso os dé esta fuerza y os bendiga abundantemente: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

 

 

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