Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

11 Domingo Tiempo Ordinario

Description

Domingo 16 bde Junio de 2024

 

Decimoprimer Domingo en Tiempo Ordinario

 

“Paciencia. Estas son solo semillas...”

 

Mientras el labrador duerme…

 

Saludo (Ver Ef 3,20-21)

Gloria al Padre, cuyo poder actúa en nosotros

y que puede realizar infinitamente más

de lo que pedimos o imaginamos.

A él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús.

Que este Señor Jesús esté siempre con ustedes.

 

Introducción

1. “Paciencia. Estas son solo semillas...”

Vivimos en un tiempo en el que se esperan siempre eficiencia y resultados inmediatos. Pero una planta o un árbol necesita tiempo para crecer y las relaciones humanas no pueden construirse, ni nuestros problemas resolverse, de la noche a la mañana. También la gente necesita tiempo para crecer y cambiar. Afortunadamente, Dios es paciente con nosotros. Pero nosotros debemos ser pacientes unos con otros y, con la ayuda de Dios, permitir a los demás, a la Iglesia, al Reino de Dios, de justicia, amor y paz, el tiempo necesario para crecer. Nosotros solo podemos sembrar la semilla y, a continuación, esperar con confianza. Si sembramos buena semilla, ciertamente crecerá. Jesús nos asegura que brotará y que dará fruto.

 

2. Mientras el labrador duerme…

Después de preparar la tierra con todo cuidado y depositar en ella la semilla, ¿qué puede hacer el labrador? No puede hacer más que azadonar y arrancar las malas hierbas. Y luego esperar pacientemente hasta el tiempo de la cosecha. Jesús sembró semillas de amor y justicia, pero los resultados se mantienen pobres. Sin embargo, nosotros perseveramos pacientes, como Dios es paciente, y no nos rendimos. El Reino florecerá. Mientras tanto, cada uno de nosotros es una semilla con poder para crecer. Tengo que llegar a ser un árbol y hacer crecer las ramas en las que otros puedan encontrar abrigo y protección. Con la ayuda de Dios, debo llegar a ser un árbol que limpia el aire sofocante de forma que otros puedan respirar y vivir. Con Jesús, le damos ahora gracias a Dios por ser tan paciente con nosotros, y le pedimos que sepamos ser pacientes también con nosotros mismos.

 

Acto Penitencial

Con demasiada frecuencia hemos sido impacientes

con nosotros mismos, con los otros, con nuestro mundo.

Que el Señor sea paciente con nosotros y nos perdone.

             (Pausa)

 

Señor Jesús:

Tú nos concedes a cada uno

tiempo para madurar en nuestra fe.

R /Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús:

tú das a tu Iglesia tiempo

para crecer en unidad

y en espíritu de servicio.

R/Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús:

tú das a nuestro mundo tiempo

para crecer en paz y justicia.

R/Señor, ten piedad de nosotros.

 

Sé paciente con nosotros, Señor, y perdónanos

todos los pecados que hemos cometido contra ti

y contra nuestros hermanos y hermanas.

Llévanos en esperanza a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Oremos para que demos tiempo a la semilla para crecer.

                (Pausa)           

Controla, Señor, nuestra impaciencia

cuando tratamos de imponer

tu verdad, tu justicia y tu paz

sobre una Iglesia y un mundo

quizás no dispuestos todavía a acogerlas.

Que en nuestro desaliento e impotencia

aprendamos a aceptar

que todo verdadero crecimiento viene de ti.

Nosotros solo podemos sembrar la semilla,

y tú la haces brotar y crecer

hasta llegar a ser un gran árbol

que nos posibilite dar abrigo y cobijar a todos.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Ezekiel 17,22-24: Un pequeño retoño es suficiente para Dios

Del pequeño Resto de Israel, Dios hará surgir para sí un nuevo Pueblo.

 

Esto dice el Señor Dios:
“Yo tomaré un renuevo de la copa de un gran cedro,
de su más alta rama cortaré un retoño.
Lo plantaré en la cima de un monte excelso y sublime.
Lo plantaré en la montaña más alta de Israel.
Echará ramas, dará fruto
y se convertirá en un cedro magnífico.
En él anidarán toda clase de pájaros
y descansarán al abrigo de sus ramas.

Así, todos los árboles del campo sabrán que yo, el Señor,
humillo los árboles altos
y elevo los árboles pequeños;
que seco los árboles lozanos
y hago florecer los árboles secos.
Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré”.
 

Salmo Responsorial

Salmo 91, 2-3. 13-14. 15-16
R. (cf. 2a) ¡Que bueno es darte gracias Señor!
¡Que bueno es darte gracias, Dios altísimo
y celebrar tu nombre,
pregonando tu amor cada mañana
y tu fidelidad, todas las noches.  
R. ¡Que bueno es darte gracias Señor!
Los justos crecerán como las palmas,
come los cedros en los altos montes;
plantados en la casa del Señor,
en medio de sus atrios darán flores.  
R. ¡Que bueno es darte gracias Señor!
Seguirán dando fruto en su vejez,
frondosos y lozanos como jóvenes,
para anunciar que en Dios, mi protector,
ni maldad ni injusticia se conocen.  
R. ¡Que bueno es darte gracias Señor!
 

Segunda Lectura: 2 Corintios 5:6-10: Confiamos en el Señor

En las tensiones de una vida vivida desde la fe un cristiano se esfuerza por estar cercano a Cristo, preparándose para el encuentro definitivo con el Señor.

 Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor.


Por eso procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.
 

Aclamación antes del Evangelio

 
R. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo;
todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre.
R. Aleluya.
 

Evangelio: Marcos 4, 26-34: Una minúscula semilla llega a ser un gran árbol

Dios es activo y dinámico, a pesar de las apariencias. Su Palabra dará fruto. A pesar de sus humildes comienzos, el Reino de Dios sobrepasará todas nuestras expectativas…

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”.

Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.

Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

 

Oración de los Fieles

La minúscula semilla necesita tiempo para llegar a ser una planta. Es el Señor quien da la fuerza para crecer. Oremos a Dios y digamos: R/ Señor, que venga a nosotros tu Reino.

  • Que la diminuta chispa de fe que late en muchos creyentes desilusionados de su Iglesia pueda volver a crecer y sea una luz brillante que los guíe a Dios y a sus hermanos,
  • Que la tímida semilla de paz, sembrada en tantas partes del mundo en guerra, crezca de nuevo en un esfuerzo floreciente de diálogo, humildad y mutuo entendimiento, para que podamos ver con gozo el fin de las guerras y los conflictos civiles,
  • Que nuestras escuelas implanten en los corazones de nuestros jóvenes la semilla de la fe y del amor generoso y servicial, y que el Señor bendiga a los educadores que colaboran en esta tremenda tarea,
  • Que los misioneros sigan sembrando la semilla de la alegre Buena Noticia del Señor en nuestro mundo, que con frecuencia se muestra indiferente y hostil al Evangelio,
  • Que las personas inspiradas por el Espíritu de Dios no se desalienten ni se cansen de sembrar la semilla de la justicia y del amor en las comunidades y entre las naciones, oremos.
  • Que las semillas del compartir y de la unidad sigan creciendo en nuestras comunidades cristianas, hasta que lleguen a ser un solo corazón y una sola mente en el Señor, que las reúne en esta mesa de la eucaristía,

Señor, sé paciente con nosotros y da a las semillas que tu Hijo ha plantado en nuestros corazones el tiempo y la fuerza para crecer, y para alcanzar un día la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios, Padre paciente y todopoderoso:

traemos ante ti estos frutos: el pan y el vino,

que han crecido de pequeñas semillas de trigo

y de pequeños brotes de la vid.

Por el poder de tu Espíritu

ellos se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Jesús,

tu Hijo entre nosotros.

Que la semilla de su Vida y su Palabra

dé mucho fruto en nosotros, tu Pueblo,

nos haga ser Cuerpo místico de Cristo para el mundo,

y acreciente en nosotros la confianza y la esperanza.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Demos gracias al Padre porque se ha hecho compañero nuestro en nuestra historia humana por medio de Jesucristo, su Hijo, nuestro Señor.

 

Invitación al Padre Nuestro

 Con Jesucristo

 oremos en esperanza

 para que el Reino de Dios

 venga a nosotros

 aunque nos parezca lento su crecimiento.

 R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males,

especialmente del pecado y del desaliento.

Danos tu clase de paz, justicia y amor,

ya que la nuestra está demasiado marcada

por la soberbia y egoísmo.

Mantén nuestra esperanza

y garantízanos que,

siguiendo tu propio calendario,

llevarás un día a buen término

el trabajo que has comenzado en nosotros,

mientras esperamos con alegría

la venida final de nuestro Salvador, Jesucristo.

R/ Tuyo es el Reino...

 

Invitación a la Comunión

Este es Jesucristo, nuestro Salvador,

la semilla sembrada entre nosotros

que murió, pero que resucitó

de entre los muertos.

Dichosos nosotros al poder recibirlo

ahora en comunión

y crecer cristianamente

por medio de él.

R/ Señor, no soy digno...

 

Oración después de la Comunión

Al mirar nuestros esfuerzos

y la obra de Dios en nosotros,

lo que necesitamos es paciencia,

junto con un sentido de humilde modestia.              

Nuestros esfuerzos ciertamente no son inútiles,

pero cuando intentamos hacer

el trabajo de Dios o de su Reino

tenemos que recordar y respetar siempre

que Dios es el protagonista y primer agente en todo esto:

él planta, él hace crecer, él recogerá la cosecha.

Pero él espera también

que nosotros colaboremos seriamente.

Que el Señor los bendiga por esta tarea:

el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo.

 

Bendición

Paciencia, junto con un sentido de humilde modestia,

es lo que necesitamos al contemplar nuestros esfuerzos

y la obra de Dios entre nosotros.

No es que nuestros esfuerzos sean inútiles

pero cuando intentamos hacer la obra de Dios,

hacer que nuestro mundo sea más el mundo de Dios

o su Reino, como lo llamamos

debemos recordar y respetar siempre

que Dios es el primer agente en todo esto:

él planta, él hace crecer

él hará la cosecha.

Pero espera que cooperemos con él.

Que Dios los bendiga en esta tarea:

el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. R/ Amén.

Vayamos en la paz del Señor,

y que su esperanza os sostenga.

R/ Gracias sean dadas a Dios.

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