Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

12 Domingo Tiempo Ordinario

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Domingo 23 de Junio de 2024

 

DÉCIMOSEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

“No tengan miedo”

 

Somos nuevas criaturas

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

Nos apremia el amor de Cristo.

Él murió por todos,

para que los que viven,

ya no vivan para sí

sino para el que murió

y resucitó por nosotros.

Que el Señor Resucitado

esté siempre con ustedes.

 

Introducción

1. “No tengan miedo”

¿Dónde estás, Señor, cuando sufrimos? ¿Por qué duermes, Señor, cuando tu Iglesia sufre? ¿Por qué hay tanto mal en el mundo? Estos son con frecuencia nuestros clamores cuando nos sentimos amenazados por las olas de la desgracia, del sufrimiento y de la maldad. Sentimos que Dios está lejos… Pero ¿dónde está nuestra fe? Volvámonos a él, que viene de viaje con nosotros, y, si es preciso, despertémoslo. Jesús, nuestro Señor, está aquí entre nosotros.

 

2. Nuevas criaturas

Todos nosotros, en nuestro Bautismo, hemos sido revestidos del amor de Cristo, que padeció, murió y resucitó para hacernos nuevas creaturas, libres de toda ansiedad por el futuro, libres de todo temor, libres de todo prejuicio, de todo egoísmo, de toda vulnerabilidad, porque Dios es nuestra fuerza, Dios es Amor. Celebremos nuestra fe como nuevas creaturas, conscientes de lo que transforma en nosotros el Amor de Cristo.

 

Acto Penitencial

Pidámosle al Señor, nuestro

Emmanuel, “Dios-con-nosotros”,

que perdone nuestra falta de confianza en él

y que ordene a las olas del miedo en nosotros

para que nos dejen en paz.

                        (Pausa)

Señor, tú mandas a nuestras olas del miedo

a permanecer tranquilas

cuando nos sacuden violentamente.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, tú acudes en auxilio de tu Iglesia

y la libras de la angustia y el temor

cuando tus fieles ponen toda su confianza en ti.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, nos alegramos, agradecidos,

por la calma y el sosiego interior que nos das

cuando creemos en ti.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Perdona, Señor, nuestra falta de fe, y ayúdanos a ponernos confiadamente en tus manos. Confiando plenamente en ti, llévanos hacia adelante, hacia la paz de la vida eterna.

 

Oración Colecta

En las tormentas de la vida, roguemos

por una ilimitada confianza en el Señor.

             (Pausa)

Oh Dios fuerte y poderoso:

Cuando clamamos a ti en las tempestades de la vida,

danos la seguridad de que tú te preocupas

y de que estás con nosotros,

aun cuando parezca que estás ausente.

Que nuestra fe permanezca pacífica y serena

y se haga más profunda en cada prueba.

Haz que sigamos creyendo

que las olas te obedecen

y que, estando a tus órdenes,

los poderes del mal no pueden dañarnos.

Quédate con nosotros por medio de tu Hijo,

Jesucristo, nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Job 38,1.8-11: Aquí se romperá la arrogancia de tus olas

Las respuestas de Dios a Job, cuando éste le implora en sus sufrimientos, son: “Fíjate en mi poder y confía en mí, aun cuando no entiendas”.

El Señor habló a Job desde la tormenta y le dijo:
“Yo le puse límites al mar,
cuando salía impetuoso del seno materno;
yo hice de la niebla sus mantillas
y de las nubes sus pañales;
yo le impuse límites con puertas y cerrojos y le dije:
‘Hasta aquí llegarás, no más allá.
Aquí se romperá la arrogancia de tus olas’”.

 

Salmo Responsorial

Salmo 106, 23-24. 25-26. 28-29. 30-31

R. (1b) Demos gracias al Señor por su bondades.
Los que la mar surcaban con sus naves,
por las aguas inmensas negociando,
el poder del Señor y sus prodigios
en media del abismo contemplaron. R. 
R. Demos gracias al Señor por su bondades.
Habló el Señor y un viento huracanado
las olas encrespó;
al cielo y al abismo eran lanzados,
sobrecogidos de terror. R.  
R. Demos gracias al Señor por su bondades.
Clamaron al Señor en tal apuro
y él los libró de sus congojas
Cambió la tempestad en suave brisa,
y apaciguó las olas. R. 
R. Demos gracias al Señor por su bondades.
Se alegraron al ver la mar tranquila
y el Señor los llevó al puerto anhelado.
Den gracias al Señor por los prodigios
que su amor por el hombre ha realizado. R.  
R. Demos gracias al Señor por su bondades.

 

Segunda Lectura: 2 Corintios 5,14-17: Lo viejo ha pasaado, ha llegado lo nuevo

Nuevas criaturas reconciliadas con Dios por Jesucristo. Esa podría ser nuestra definición de cristianos hoy. Nuestro carné de identidad. ¿En qué lo evidenciamos? Nuestra forma de vivir, de pensar, de vincularnos, de afrontar las dificultades, de comprometernos con la historia que nos toca, ¿dan realmente cuenta de que hemos sido revestidos del Amor de Jesús?

Hermanos: El amor de Cristo nos apremia, al pensar que si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

Por eso nosotros ya no juzgamos a nadie con criterios humanos. Si alguna vez hemos juzgado a Cristo con tales criterios, ahora ya no lo hacemos. El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo.

 

Aclamación antes del Evangelio

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Marcos 4,35-41: “¿Quién es éste, a quien el viento y las aguas le obedecen?”

El miedo hace tambalear la débil fe de los discípulos cuando experimentan serio peligro. También a nosotros nos pregunta Jesús: “¿Por qué tienen miedo? ¿Por qué es tan débil su fe?”

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla del lago”. Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas.

De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: “¡Cállate, enmudece!” Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: “¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?” Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: “¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?”

 

Oración de los Fieles

Dios es nuestra luz y nuestra seguridad. Expresemos nuestra confianza en él y roguemos por todos los que viajan con nosotros en la vida. Digámosle: R/ Señor, en ti de verdad confiamos.

  • Por la Iglesia de Jesús. Para que su fe y su amor no vacilen en las dificultades y tormentas de nuestro tiempo,
  • Por los que dudan en su fe y tienen miedo de afrontar el futuro. Para que Dios les dé fuerza y valor, y que nosotros los ayudemos a renovar su esperanza,
  • Por los marineros y demás gente del mar. Para que el mismo mar, del que ellos viven y donde luchan y faenan, les sea tranquilo en tormentas y generoso en pescado; también rogamos por todos los que viajan, para que puedan llegar a su destino sanos y salvos,
  • Por la comunidad de naciones. Para que todos los pueblos vivan en paz y armonía,
  • Por nuestras comunidades cristianas. Para que todos vayamos creciendo en fe confiada en Jesús, el Señor, y para que su amor nos mueva siempre a vivir generosamente los unos para los otros,

 Señor, Dios nuestro, ¿por qué habríamos de sentir miedo, convencidos como estamos de que tu Hijo Jesús está con nosotros? Danos su paz y que dure para siempre.

 

Oración sobre las Ofrendas

Padre de bondad:

A través de estos sencillos signos de pan y vino

nos ponemos confiadamente en tus manos

junto con Jesús, tu Hijo.

Haznos con él disponibles

para aceptar todas las cosas por ti

y buscar tu voluntad

en todo lo que hacemos,

porque sabemos que nos amas

y nosotros, por nuestra parte,

también te amamos

en Cristo Jesús, nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Jesús se puso en manos de su Padre en la vida y en la muerte. Con él agradecemos al Padre por responder a nuestra confianza en él.

 

Invitación al Padre Nuestro

Con Jesús, nuestro Señor,

oremos su oración de confianza a Dios nuestro Padre.

R/ Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos de todos los males, Señor,

pero sobre todo del mal del pecado.

Reaviva nuestra fe

y que ella nos traiga tu paz.

Protégenos de todo temor y ansiedad,

y danos valor y esperanza

para que podamos construir tu mundo nuevo

–nuevos cielos y nueva tierra–

mientras nos preparamos para la gloriosa venida

de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

R/ Tuyo es el Reino…

 

Al partir el Pan

Jesús tomó el pan, lo partió,

y por medio de él

compartió todo su ser con sus amigos.

Del mismo modo

nosotros partimos ahora el Pan de Vida

para unirnos todos en Jesús

y para aprender de él

a compartir unos con otros

todo lo que somos y tenemos

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

En esta eucaristía tu Hijo Jesús

nos ha dirigido palabras de ánimo

que disipan nuestros miedos

y nos ha entregado su Pan de Vida

que nos da fuerza y vigor.

Te pedimos, Señor,

que sepamos afrontar con fe y esperanza

las tormentas de las pruebas de la vida,

ya que estamos convencidos

de que Jesús está con nosotros,

aunque no veamos su mano que nos guía.

Que él permanezca siempre con nosotros

y nos conduzca, sanos y salvos,

al puerto de su Casa en el cielo;

porque él es nuestro Señor

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Esta eucaristía ha sido para nosotros una celebración gozosa en la que hemos recibido ánimo y confianza, que han disipado nuestros miedos. Dios nos lo ha asegurado: “Hasta en los días más oscuros de la vida no hay nada que temer. Yo estoy contigo. Afronta la vida y sus problemas. Yo te voy a llevar a un puerto seguro. Confía en mí.” Que Dios todopoderoso les conceda a ustedes esta fe inquebrantable. Y que a todos los bendiga el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo.

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