Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

15 Domingo Tiempo Ordinario

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14 de Julio de 2024

 

DECIMOQUINTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO

 

 

“No guardes la Palabra para ti”

 

“Que tu vida refleje la Palabra de Dios”

 

“Habla en mi Nombre: Tú eres un profeta”

 

Elegidos por Dios en Cristo

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

nos ha escogido en él y con él

para vivir en su presencia

y para llevar a cabo su plan

de reunirnos a todos en el mismo Cristo.

Que la gracia y la paz del Señor estén siempre con ustedes.

 

Introducción

 

1. “No guardes la Palabra para ti”

Un buen test para conocer lo fuerte que es nuestra fe sería cuánto la queremos compartir con la gente que nos rodea. No podemos guardar para nosotros lo bueno, lo valioso, lo bello. Si el Evangelio ha modelado nuestras vidas y sentimos que ha sido algo profundo y precioso para nosotros, ¿por qué no ha de ser Buena Noticia también para otros? No todos estamos llamados a ir a predicar de palabra el Evangelio a tierras lejanas, pero sí todos estamos convocados a dejarlo hablar por sí mismo por el modo cómo lo vivimos. En esta eucaristía pidamos al Señor que nos ayude a vivir profundamente y a expandir valientemente su Buena Nueva de Salvación.

 

2. “Que tu vida refleje la Palabra de Dios”

La gente ordinaria, como tú y como yo, salimos al mundo con el mensaje de Jesús, sin otra cosa que ofrecer que la Buena Nueva del Evangelio. Y sin embargo el Evangelio se ha expandido a lo largo y ancho del mundo. En los primeros siglos después de la venida de Jesús, la mayoría de los conversos eran ganados para el Evangelio cuando se percataban de ver cómo vivían los cristianos, cómo adoraban o daban culto a Dios y cómo se amaban y servían los unos a los otros. De esa manera vivieron y predicaron el corazón mismo del mensaje evangélico. ¿No será quizás esta sencillez y sinceridad de vida lo que precisamente necesitamos hoy? Con el Señor Jesús en medio de nosotros, le pedimos que nos inspire la mejor manera para dar a conocer su Evangelio.

 

3. “Habla en mi Nombre: Tú eres un profeta”

¿Quién de nosotros se atreve a alzarse y a hablar claro al ver en nuestra sociedad o en la comunidad local algo que va contra el Evangelio y contra los genuinos valores humanos? El proclamar y difundir el Evangelio no siempre es bien acogido por la gente. Algunos fieles llegan incluso a protestar. Muchas veces los mensajeros necesitan valor y audacia porque van a disgustar a líderes políticos o económicos, quienes replicarán que el mensajero está mezclándose en política y que es un demagogo, cuando lo que hace es simplemente pedir justicia o defender y ser la voz de los pobres que no tienen voz. Pero, como cristianos comprometidos, no podemos quedar mudos; tenemos que hablar porque Dios nos ha confiado su Palabra. El profeta es literalmente un hombre que habla en nombre de Dios. En esta eucaristía pediremos al Señor Jesús, el profeta perseguido y eliminado, que nos dé valor y fortaleza para proclamar su Evangelio.

 

4. Elegido por Dios en Cristo

No hemos sido nosotros quienes hemos escogido a Dios sea porque él nos guste o porque se ajusta a las ideas que tenemos de él, o finalmente porque parece que responde a nuestras aspiraciones. Es él quien nos ha elegido para que seamos sus hijos e hijas. Ha perdonado nuestros pecados y nos ha dado vida por medio de Jesucristo. Todo se nos ha dado gratuitamente; todo es gracia. ¡Qué ricos somos! Somos el Pueblo de Dios llamado a darle gloria en nombre de todos los hombres, y a llevarlo al mundo. Con Jesús, damos gracias al Padre por habernos escogido como hijos en Cristo Jesús.

 

Acto Penitencial

Nuestras vidas han estado muy lejos de ser

Buena Noticia de Salvación para otros.

Pidamos al Señor que nos perdone.

 (Pausa)

Señor Jesús: en ti hemos sido bendecidos

con todo el amor y la gracia del cielo.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús: en ti hemos sido elegidos

para ser santos y sin mancha

a los ojos de Dios.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús: en ti el Padre nos ha escogido

para vivir en su presencia por medio del amor.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Tócanos con tu mano sanadora, Señor, y perdona todos nuestros pecados. Haznos libres y ricos en gracia y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

 

1. “No guardes la Palabra para ti”

 

2. “Que tu vida refleje la Palabra de Dios”

 

3.“Habla en mi Nombre: Tú eres un profeta”

 

Roguemos para que sepamos compartir con todos

la Buena Noticia de Jesús, Señor nuestro.

             (Pausa)

Dios de justicia y misericordia:

Tú nos has librado del mal del pecado

por la vida, muerte y Resurrección

de tu Hijo Jesucristo, que es tu Palabra viviente.

Te pedimos que su vida y su mensaje

nos inspiren siempre para expresar su verdad

y llevar su libertad a todos los hermanos.

No nos des otra certeza

que la de proclamar su Buena Nueva

y la de saber que nuestro compañero de camino

es tu mismo Hijo, Jesucristo nuestro Señor.

 

4.Elegido por Dios en Cristo

Roguemos para que sepamos vivir la vida

de los hijos e hijas de Dios.

 (Pausa)

Bendito seas, Dios, Padre nuestro,

porque nos has escogido en Cristo

para ser tus hijos e hijas,

liberados ya por la sangre de tu Hijo.

Guárdanos siempre libres

y danos la gracia de vivir una vida

que refleje la Buena Nueva de Salvación

que nos trajo Jesús.

Haz que nuestro espíritu de amor y servicio

sean contagiosos,

para que puedan inspirar y animar

a nuestros hermanos

y atraerlos a ti, nuestro Dios vivo y amoroso.

Te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.

 

Primera Lectura: Amós 7,12-15: Ve y profetiza a mi pueblo

Amós tiene que proclamar el desafiante mensaje de Dios que llama a la conversión a un pueblo autosuficiente cuyo culto es meramente exterior. Y allá va Amós a proclamar.

En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le dijo al profeta Amós: “Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan, profetizando; pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque es santuario del rey y templo del reino”.

Respondió Amós:
“Yo no soy profeta ni hijo de profeta,
sino pastor y cultivador de higos.
El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo:
‘Ve y profetiza a mi pueblo, Israel’ ”.
 

Salmo Responsorial

Del Salmo 84

R. (8) Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Escucharé las palabras del Señor,
palabras de paz para su pueblo santo. 
Está ya cerca nuestra salvación
y la gloria del Señor habitará en la tierra. R. 
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
La misericordia y la verdad se encontraron,
la justicia y la paz se besaron,
la fidelidad brotó en la tierra
y la justicia vino del cielo. R. 
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Cuando el Señor nos muestre su bondad,
nuestra tierra producirá su fruto.
La justicia le abrirá camino al Señor
e irá siguiendo sus pisadas. R. 
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

 

Segunda Lectura: Efesios 1,3-14 ó 1,3-10: Dios nos ha escogido en Cristoantes de la creación del mundo

Pablo da gracias a Dios por su plan de Amor. Porque Dios ha escogido a todos para ser sus hijos por medio de la sangre de Cristo y nos ha destinado a ser su Pueblo y herederos de una felicidad eterna.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor,
y determinó, porque así lo quiso,
que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos,
para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.

Pues por Cristo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él ha prodigado sobre nosotros el tesoro de su gracia,
con toda sabiduría e inteligencia,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo,
cuando llegara la plenitud de los tiempos:
hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
tuvieran a Cristo por cabeza.

Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.

En él también ustedes, después de escuchar la palabra de la verdad, el Evangelio de su salvación, y después de creer, han sido marcados con el Espíritu Santo prometido. Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia, mientras llega la liberación del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.


O bien:
Ef 1, 3-10

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor,
y determinó, porque así lo quiso,
que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos,
para que alabemos y glorifiquemos la gracia
con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.

Pues por Cristo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él ha prodigado sobre nosotros el tesoro de su gracia,
con toda sabiduría e inteligencia,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo,
cuando llegara la plenitud de los tiempos:
hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
tuvieran a Cristo por cabeza.

 

Aclamación antes del Evangelio

Cfr. Ef 1,17-18

R. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine nuestras mentes 
para que podamos comprendamos cuál es la esperanza
que nos da su llamamiento.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Mateo 6,7-13: Enviados para sanar y salvar

Jesús envía a sus apóstoles, y a nosotros, sus discípulos hoy, a liberar a la gente de todos los poderes del mal que los vuelven menos humanos, y a sanarlos de todas las enfermedades, tanto físicas como espirituales y morales.

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.

Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.

Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
 

Oración de los Fieles

Nosotros, y todos los miembros de nuestras comunidades, somos llamados por el Señor para anunciar y dar a conocer la Buena Nueva de Salvación.

  • Oremos juntos los unos por los otros para que sepamos responder al llamado de Dios de acuerdo con la gracia que nos da a cada uno. Respondamos a cada petición: R/Aquí estamos, Señor; envíanos.
  • Señor, Amós era solamente un pastor y un podador de árboles, pero tú lo llamaste y pusiste tus palabras en su boca. Danos el valor de proclamar tu Palabra. Por eso te decimos...
  • Señor, Moisés y Jeremías eran tímidos y tartamudos, pero tú los llamaste para hablar claro y dirigir a tu Pueblo. Danos la gracia de proclamar tu Palabra sin vacilación y sin miedo, incluso a los que no estén dispuestos a escucharla. Por eso te decimos…
  • Señor, algunos de tus apóstoles eran solo simples pescadores que estaban remendando sus redes, pero tú los llamaste para difundir el Evangelio. Haznos intrépidos para proclamar tu Palabra. Por eso te decimos…
  • Señor, el apóstol y evangelista Mateo era un cobrador de impuestos detrás de una mesa, pero tú lo llamaste para curar enfermos y arrojar demonios. Aunque estemos heridos interiormente, danos también la gracia de sanar a nuestros hermanos. Por eso te decimos
  • Señor, nosotros también en nuestras comunidades somos gente sencilla: empleados, amas de casa, oficinistas, estudiantes, sacerdotes, maestros, enfermeros, choferes... Pero tú nos llamas a no tolerar la injusticia y la corrupción, la inmoralidad y la violencia, a defender y regenerar la dignidad humana de los pobres y marginados. Queremos que tú hables claro, Señor, a través de nosotros en favor de todo lo que es justo, bueno y recto. Por eso te decimos

Oh Dios, Padre nuestro: Que la vida y el mensaje de Jesús, su Evangelio, nos inspiren de tal forma que estemos dispuestos a proclamar audazmente su verdad y a llevar a todo el mundo su auténtica libertad, para que él sea el Señor de todos, ahora y por los siglos de los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

No tenemos nada en qué confiar

excepto en tu fuerza.

Danos a tu propio Hijo Jesús en los signos de pan y vino.

Ayúdanos a ser, para el mundo de hoy,

testigos vivos de Jesús,

con su mensaje de justicia y de esperanza.

Que, mientras él se parte para nosotros

en el pan eucarístico,

sepamos llevar alimento a los hambrientos

y amor y verdad a los satisfechos,

en el nombre de Jesucristo,

Hijo tuyo y Señor nuestro

por los siglos de los siglos.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

El Padre nos ha elegido en Cristo para ser sus hijos e hijas y para llevar a cabo su plan de Salvación con Cristo y por medio de Cristo. Por todo esto lo alabamos y le damos gracias.

 

Invitación al Padre Nuestro

El Padre nos ha elegido en Cristo

para ser sus hijos queridos.

Nos dirigimos a él y le damos gracias

con las palabras del mismo Jesús.

R/ Padre nuestro...

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males

y concédenos la paz en nuestros días.

Guárdanos santos y sin mancha

para que vivamos en tu presencia por amor,

mientras esperamos la gloriosa venida

de nuestro Salvador Jesucristo.

R/ Tuyo es el Reino...

 

Invitación a la Comunión

Este es Jesucristo, el Señor,

que nos ha otorgado, por su sangre,

el perdón de nuestros pecados

y las riquezas de su gracia.

Dichosos nosotros, invitados a esta santa cena de suAamor.

 R/ Señor, no soy digno...

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:

Tú te has dado a nosotros en tu Hijo Jesucristo.

No permitas que seamos posesivos,

sino danos la gracia de percatarnos

de que tu vida y tu amor son nuestros para siempre

en la medida en que estemos sinceramente deseosos

de crecer en ellos, y de compartirlos con nuestro prójimo.

Danos esta actitud y convicción, así como la fuerza

para ponerlos en práctica en nuestra vida,

por medio de Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Dios nos ha confiado su misión: la de llevar la Buena Nueva de su Hijo a un mundo autosuficiente y materializado, poco dispuesto a recibirlo. Nosotros mismos, por nuestra parte, reconocemos que tantas veces somos testigos, pobres y mediocres. A pesar de ello, debemos proclamar el Evangelio con la palabra y con nuestro estilo de vida. Que Dios mismo sea nuestra fuerza y que nos bendiga eficazmente para esta misión, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

 

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