Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

18 Domingo Tiempo Ordinario

Description

Domingo 4 de Agosto, 2024

 

Decimooctavo Domingo Año B

 

Nuestra hambre de Jesús

 

Pan partido para un mundo nuevo

 

Saludo (Ver Evangelio de hoy)

Hermanos: Hemos estado buscando alimento perdurable,

el verdadero Pan del cielo, Jesús mismo.

Los que creen en él jamás tendrán sed.

Que Jesús, nuestro Señor, sea siempre

nuestro alimento y nuestra bebida de vida,

y que él esté siempre con ustedes.

 

Introducción

1. Nuestra hambre de Jesús

Jesús nos confronta hoy con esta pregunta: “¿Por qué me están buscando?” ¿Por qué buscamos nosotros a Dios, a Jesús? ¿Es únicamente por las cosas que él nos da? Recibimos mucho de Dios, es cierto, pero ¿buscamos a Jesús por él mismo, por lo que significa para nuestras vidas? Él es quien da sentido a nuestra vida y quien nos dice cómo podemos seguir creciendo como hermanos y hermanas suyos. Y él nos pide también que aprendamos de él a darnos a los demás, para llegar a ser, por nuestra entrega, como comida y bebida los unos para los otros. Pidámosle que nos enseñe cómo.

 

2. Pan partido para un mundo nuevo

Hoy en día hay muchos millones y millones que padecen hambre. Pero ¿es solo de pan, o de arroz o de su alimento básico? Como cristianos, tenemos que preocuparnos por el problema del hambre en el mundo, pero no deberíamos olvidar la tremenda hambre espiritual que anhela la dignidad personal y de los valores humanos, de la justicia y la paz. Hay Alguien que vino a vivir entre nosotros para satisfacer nuestras hambres más profundas y se hizo a sí mismo Pan para la vida del mundo. Es Jesús, el Señor, que está aquí en medio de nosotros. Si creemos en él y lo seguimos en su camino de entrega de sí mismo, podemos trabajar con él para llevarle, a un mundo hambriento, el alimento que sacie toda clase de hambre.

 

Acto Penitencial

Pidamos ahora al Señor que perdone nuestros pecados;

que esta eucaristía nos acerque más a él

y suscite en nosotros sus mismos sentimientos y su mentalidad.

 (Pausa)

Señor Jesús, Pan de Vida,

tú nos alimentas con tus palabras de vida.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, Pan de Vida,

tú te das a ti mismo en la eucaristía como comida y bebida.

R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, Pan de Vida,

tú nos pides que, por nuestra entrega, nos convirtamos,

los unos para los otros, en alimento y comida.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Señor, en tu bondad perdona nuestros pecados y susténtanos con tu Cuerpo y con tu Sangre en nuestro caminar hacia la vida eterna.

 

Oración Colecta

Pidamos a Dios nuestro Padre

que Jesús sea para nosotros Pan de Vida.

 (Pausa)

Señor, Dios de vida:

Tenemos hambre de felicidad y de vida eternas

y de ver cumplidas todas nuestras esperanzas.

Sacia todas nuestras hambres

por medio de tu Hijo Jesucristo, nuestro Pan de Vida.

Y, cuando él nos haya colmado de sí mismo,

que nos guíe y fortalezca

para que sepamos proporcionar a un mundo que espera

el alimento de reconciliación y alegría

que solo tú puedes dar cabalmente.

Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Éxodo 16,2-4.12-15: Dios alimenta a su Pueblo

En su marcha hacia la Tierra Prometida, el Pueblo de Dios tiene que aprender a confiar en él. Él cuida de ellos y les da, cada día, el maná como señal de su cuidado.

En aquellos días, toda la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: "Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud".

Entonces dijo el Señor a Moisés: "Voy a hacer que llueva pan del cielo. Que el pueblo salga a recoger cada día lo que necesita, pues quiero probar si guarda mi ley o no. He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles de parte mía: 'Por la tarde comerán carne y por la mañana se hartarán de pan, para que sepan que yo soy el Señor, su Dios' ".

Aquella misma tarde, una bandada de codornices cubrió el campamento. A la mañana siguiente había en torno a él una capa de rocío que, al evaporarse, dejó el suelo cubierto con una especie de polvo blanco semejante a la escarcha. Al ver eso, los israelitas se dijeron unos a otros: "¿Qué es esto?", pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Éste es el pan que el Señor les da por alimento".

 

Salmo Responsorial

Salmo 77, 3 y 4bc. 23-24. 25 y 54

R. (24b) El Señor les dio pan del cielo.
Cuanto hemos escuchado y conocemos
del poder del Señor y de su gloria,
cuanto nos han narrado nuestros padres,
nuestros hijos lo oirán de nuestra boca.
R. El Señor les dio pan del cielo.
A las nubes mandó desde lo alto
que abrieran las compuertas de los cielos;
hizo llover maná sobre su pueblo,
trigo celeste envió como alimento.
R. El Señor les dio pan del cielo.
Así el hombre comió pan de los ángeles;
Dios le dio de comer en abundancia
y luego los condujo hasta la tierra
y el monte que su diestra conquistara.
R. El Señor les dio pan del cielo.

 

Segunda Lectura: Efesios 4,17.20-24: Llegar a ser nuevos en Cristo

Los cristianos no deberían dejarse llevar ya más ni por sus caprichos ni por deseos de inmediata gratificación personal, porque han llegado a ser nuevos en Cristo.

Hermanos: Declaro y doy testimonio en el Señor, de que no deben ustedes vivir como los paganos, que proceden conforme a lo vano de sus criterios. Esto no es lo que ustedes han aprendido de Cristo; han oído hablar de él y en él han sido adoctrinados, conforme a la verdad de Jesús. Él les ha enseñado a abandonar su antiguo modo de vivir, ese viejo yo, corrompido por deseos de placer.

Dejen que el Espíritu renueve su mente y revístanse del nuevo yo, creado a imagen de Dios, en la justicia y en la santidad de la verdad.

 

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 4b

R. Aleluya, aleluya.
No sólo de pan vive el hombre,
sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Juan 6,24-35: “Yo soy el Pan de Vida”

Los judíos tienen hambre y ansían el pan. Jesús les dice que lo busquen a él, Jesús mismo, que es el verdadero pan bajado del cielo. Él se les va a dar a sí mismo.

En aquel tiempo, cuando la gente vio que en aquella parte del lago no estaban Jesús ni sus discípulos, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste acá?" Jesús les contestó: "Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello".

Ellos le dijeron: "¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?" Respondió Jesús: "La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado". Entonces la gente le preguntó a Jesús: "¿Qué signo vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo".

Jesús les respondió: "Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo".

Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed".

 

Oración de los Fieles (Dos opciones)

1. Nuestra hambre de Jesús

Reunidos aquí en el nombre de Jesús, nuestro Señor, traemos ante él las necesidades de su Pueblo y todas las clases de hambre del mundo entero. Digámosle suplicantes: R/Señor, sé el alimento y la vida del mundo.

  • Por la Iglesia. Para que sus líderes y ministros alimenten al Pueblo de Dios con el sólido y sustancioso alimento del Evangelio, roguemos al Señor.
  • Por los millones de hombres y mujeres que hoy, en el mundo, no tienen bastante para comer y son demasiado pobres para llevar una vida digna. Para que los que viven en bienestar muestren auténtica compasión para con ellos. Compasión que les mueva a trabajar para que todos tengan una vida más decente y humana, roguemos al Señor.
  • Por los cristianos divididos. Para que pronto podamos partir juntos el único Pan del único Señor, Jesús, roguemos al Señor.
  • Por todas las comunidades cristianas. Para que aprendamos a apreciar el tremendo valor de la Eucaristía y sacar de ella la fuerza espiritual para entregarnos a nuestros hermanos, cercanos y lejanos, roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros. Para que cada eucaristía en la que participamos se convierta en un encuentro real con el Cristo vivo; que él sacie nuestra hambre de cosas perdurables y nos ayude a amarnos más unos a otros, roguemos al Señor.

Señor Jesucristo, sé nuestro Pan de Vida en la Eucaristía, pero también sé la luz y la vida de todos los que te buscan, y el cumplimiento y alegría de todos los que te han encontrado. Permanece con nosotros ahora y por siempre.

 

2. Pan partido para un mundo nuevo

En memoria de tu Siervo, Jesús, que partió para nosotros el Pan de su Amor y derramó por nosotros la sangre de su vida haciendo del servicio mutuo, del compartir y la solidaridad, los signos de un mundo nuevo, te rogamos, Dios Padre nuestro, que envíes el aliento de tu Espíritu sobre nosotros, mientras decimos: R/ Que tu nuevo mundo venga a nosotros.

  • Que venga el mundo nuevo; que llegue el día en que los pobres ya no se vean en necesidad ni se sientan rechazados por la sociedad; que venga el mundo nuevo, donde todos tengan suficiente alimento. Que lleguen los días en que todos tengan un corazón de pobre según el Evangelio, roguemos al Señor.
  • Que venga el mundo nuevo cuando la gente no viva ya más de pan material solamente sino de la Palabra de su Dios. Que lleguen los días en que los hombres no se callen ya más ni enmudezcan con temor sino que abran sus corazones para alabar a su Dios, roguemos al Señor.
  • Que venga el mundo nuevo cuando todos sean llamados y acogidos como hijos de Dios. Que lleguen los días en que la misericordia se muestre a todos, con justicia, prosperidad y paz, roguemos al Señor.
  • Que lleguen los días en que ya no haya más ni odio, ni rencor ni guerras; días en que los pequeños y los débiles no sean ya más despreciados sino que puedan ser tratados como verdaderos hermanos y hermanas, viviendo en paz y trabajando todos por la paz y el bienestar, roguemos al Señor.

 Padre de bondad: Danos la gracia de que el Espíritu de Jesús viva en nosotros, para que tu mundo nuevo vaya tomando forma en nosotros y siga creciendo. Esta es nuestra súplica hoy, por mediación de Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro:

Para este banquete de acción de gracias

traemos ante ti pan y vino,

regalos que tú mismo nos has dado.

Ellos expresan nuestra vida, con sus luchas.

Te pedimos que se conviertan en signos vivos

de la presencia entre nosotros de tu Hijo,

de modo que él nos sustente

en nuestro viaje a la vida y a la gloria eternas

y nos disponga a entregarnos con él

por la vida y felicidad de todo tu Pueblo.

Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Con un solo corazón y una sola voz alabemos y demos gracias al Padre porque, a través de Jesucristo, ha dado sentido a nuestras vidas y nos ha prometido una vida y alegría sin fin.

 

Invitación al Padre Nuestro

Con las palabras de Jesús, nuestro Pan de Vida,

pidamos a nuestro Padre del cielo

que nos dé siempre su pan, el de la Eucaristía:

R/ Padre nuestro...

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males

y concédenos la paz en nuestros días.

Haznos nuevos de mente y de espíritu,

créanos de nuevo a tu imagen y semejanza

y aliméntanos con el Pan de Vida

mientras esperamos con alegre esperanza

la venida gloriosa de Aquel

que nos llevará a tu felicidad eterna,

nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

R/ Tuyo es el Reino...

 

Al partir el Pan

El pan que ahora partimos

es el Pan de Vida destinado a ser compartido por todos.

Fortalecidos con este alimento

trabajemos esforzadamente

para que nadie permanezca ni hambriento ni sediento.

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesús, el Señor, el verdadero Pan del cielo

que sacia toda clase de hambre.

Él nos dice ahora: “Yo soy el Pan de Vida

Quien viene a mí ya no tendrá más hambre;

quienquiera que crea en mí no tendrá más sed.”

Dichosos nosotros invitados a este banquete de Salvación.

R/ Señor, no soy digno...

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios, Padre amoroso:

En el Pan partido aquí para nosotros

reconocemos a quien es la luz de vida,

Jesucristo, tu Hijo.

Danos siempre este Pan.

Que la eucaristía sea nuestro “pan de cada día”,

que resulta más sabroso cuando se comparte

con los que padecen cualquier clase de hambre.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: El Señor mismo nos ha dicho hoy: “No trabajen por el alimento que perece, sino por el alimento que da vida.” Busquemos, pues, en nuestra vida, al Señor y sus cosas de valor eterno: integridad, justicia y amor. Que éste sea nuestro camino hacia Dios y hacia nuestros hermanos y hermanas, con la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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