Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

20 Domingo Tiempo Ordinario

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Domingo 18 de Agosto, 2024

 

VIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

La Eucaristía está en la médula de nuestra fe

“Vengan; la mesa está preparada”

“Den gracias al Señor por la Eucaristía”

 

Saludo (Ver la Primera Lectura)

            La sabiduría de Dios ha preparado su vino

                   y ha puesto la mesa.

                   Él nos invita en la lectura de hoy:

                   “Vengan a comer mi Pan

                   y a beber el vino que he mezclado.”

                   Esta es la invitación que hoy nos hace el Señor.

                   Que sepamos responder a esa invitación.

                   y que él esté siempre con ustedes.

 

Introducción

1. La Eucaristía está en la médula de nuestra fe

Sabemos que la verdadera médula de nuestra fe es que el Cuerpo de Cristo se quebró por nosotros en la cruz para derramar su sangre por nosotros, pero que resucitó de entre los muertos y está vivo para siempre. Para nosotros, el modo más profundo de participar en su muerte y Resurrección es la Misa, la eucaristía que ahora celebramos. Aquí recibimos el Cuerpo de Cristo como nuestro alimento. Celebremos esta eucaristía con gratitud, porque aquí el Señor se entrega a sí mismo totalmente para nuestra Salvación.

 

2. “Vengan; la mesa está preparada”

“Vengan, la mesa está lista.” En nuestros hogares ésta es la invitación que nos reúne a todos juntos como familia para compartir nuestro alimento y nuestro amor. “Vengan, la mesa está preparada” es también la invitación que Jesús nos hace a su eucaristía. Él toma nuestro pan humano y lo convierte en el signo de la donación de sí mismo: “Tomen y coman todos de él porque esto es mi Cuerpo.” Sentémonos a la mesa del Señor para partir y comer su Pan, y aprendamos de él a convertirnos en alimento y bebida de vida y alegría para todos.

 

3. “Den gracias al Señor por la Eucaristía”

¡Qué afortunados somos teniendo la Eucaristía! Aquí está Jesús asegurándonos: “Yo estoy con ustedes y vivo en medio de ustedes y no les doy un regalo cualquiera sino a mismo como alimento para el viaje de la vida. Coman mi Pan de Vida y beban mi vino de alegría y de redención. Esto es yo mismo que me doy por ustedes.” De esta manera Jesús nos hace también a nosotros capaces de entregarnos a Dios y a los hermanos. Que ésta sea una celebración de acción de gracias, con el Señor en medio de nosotros.

 

Acto Penitencial

1. La Eucaristía está en la médula de nuestra fe

2. “Vengan; la mesa está preparada”

 La Eucaristía nos unifica con el Señor Jesús.

 Si pudiéramos cuantificar,

 ¿en qué medida somos nosotros uno con él?

 ¿Con qué frecuencia dejamos que el pecado nos aleje de él?

 Examinémonos ante el Señor.

                             (Pausa)

  • Señor Jesús, tú nos invitas

 a alimentarnos con tu Pan de Vida y tu bebida de Salvación.

 R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

  • Cristo Jesús, tú nos invitas

 a vivir en ti y a ser uno contigo,

 para que tú puedas ser uno con nosotros.

 R/Cristo, ten piedad de nosotros.

 

  • Señor, tú nos invitas

 a tomarte como alimento,

 como nuestro Pan que vence a la muerte

 y nos hace vivir para siempre.

 R/Señor, ten piedad de nosotros.

Señor, que esta eucaristía perdone nuestros pecados, nos colme con tu Amor y tu fuerza, y nos lleve a la vida eterna.

 

3. “Den gracias al Señor por la Eucaristía”

¿Le hemos dado gracias al Señor, alguna vez, profundamente,

por permanecer con nosotros en la Eucaristía?

Aclamémoslo ahora como nuestro Emmanuel,

nuestro Dios-con-nosotros.

                       (Pausa)

Señor Jesús, toda alabanza y acción de gracias a ti

porque te nos has dado generosamente en la Eucaristía.

R/Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, toda alabanza y acción de gracias a ti

por asegurarnos que tendremos vida eterna

si nos alimentamos con tu Cuerpo y con tu Sangre.

R/Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, toda alabanza y acción de gracias a ti

por convertirte para nosotros en el alimento

que necesitamos en el viaje de la vida.

R/Señor, ten piedad de nosotros.

Oh Dios, siempre amable y compasivo, perdónanos por haber mostrado poca gratitud por la vida que nos has otorgado en la Eucaristía. Que este alimento de Vida nos lleve a la vida eterna.

 

Oración Colecta

1. La Eucaristía está en la médula de nuestra fe

2. “Vengan; la mesa está preparada”

Oremos para que la Eucaristía

nos llene con la vida de Cristo.

     (Pausa)

Oh Dios nuestro, fuente de Vida:

Tú nos permites gustar y ver cuán bueno eres

al darnos a tu Hijo Jesucristo

como Pan y bebida de Vida.

Danos hoy la Eucaristía como nuestro pan de cada día,

para que, con Cristo y por él, pasemos de la muerte a la vida.

Que su vida fluya en nosotros

y se desborde sobre nuestros hermanos y hermanas

de modo que nos convirtamos en su Cuerpo visible para el mundo.

Te lo pedimos por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.

 

3. “Den gracias al Señor por la Eucaristía”

Demos gracias al Padre

por darnos a Jesús en la Eucaristía.

                    (Pausa)

Oh Padre lleno de amor,

¿cómo podríamos conocer la profundidad de tu Amor

si tu Hijo no se hubiera hecho carne de nuestra carne

y sangre de nuestra sangre?

¿Cómo podríamos tener nunca

el valor de vivir los unos para los otros

y, si fuere necesario, morir por ellos

si Jesús no hubiera entregado su cuerpo

y derramado su sangre por nosotros?

Gracias, Padre, por hacer posible

que Jesús permanezca con nosotros en la Eucaristía

y que se convierta aquí para nosotros

en nuestro pan de cada día.

En nuestro viaje a través de la vida

haz que este Pan Vivo sea el alimento que nos dé fuerza

para, como él, vivir y morir por nuestro prójimo y por ti,

nuestro Dios de vida, por los siglos de los siglos.

 

Primer Lectura: Proverbios 9,1-6: Comiendo y bebiendo Sabiduría

La Sabiduría quiere entregarse a sí misma como alimento y bebida para dar inspiración y vida. Cristo, la Palabra de Dios, es la verdadera Sabiduría. En el banquete de la Eucaristía, nos transforma en imagen y semejanza de Dios.

La sabiduría se ha edificado una casa,
ha preparado un banquete,
ha mezclado el vino
y puesto la mesa.
Ha enviado a sus criados para que,
desde los puntos que dominan la ciudad, anuncien esto:
"Si alguno es sencillo, que venga acá".

Y a los faltos de juicio les dice:
"Vengan a comer de mi pan
y a beber del vino que he preparado.
Dejen su ignorancia y vivirán;
avancen por el camino de la prudencia".
 

Salmo Responsorial

Salmo 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15
R. (9a) Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas,
no cesará mi boca de alabarlo.
Yo me siento orgulloso del Señor,
que se alegre su pueblo al escucharlo.  
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Que amen al Señor todos sus fieles,
pues nada faltará a los que lo aman.
El rico empobrece y pasa hambre;
a quien busca al Señor, nada le falta.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Escúchame, hijo mío:
voy a enseñarte cómo amar al Señor.
¿Quieres vivir y disfrutar la vida?
Guarda del mal tu lengua
Y aleja de tus labios el engaño.;
Apártate del mal y haz el bien;
busca la paz y ve tras ella.
R. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.

 

Segunda Lectura: Efesios 5,15-20: Alabando al Padre por medio de Cristo

Es el Espíritu Santo quien enseña a los cristianos la verdadera sabiduría de la vida. En la asamblea litúrgica cantan su acción de gracias al Padre por medio de Jesucristo.

Hermanos: Tengan cuidado de portarse no como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos.

No sean irreflexivos, antes bien, traten de entender cuál es la voluntad de Dios. No se embriaguen, porque el vino lleva al libertinaje. Llénense, más bien, del Espíritu Santo; expresen sus sentimientos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con todo el corazón las alabanzas al Señor. Den continuamente gracias a Dios Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
 

Aclamación antes del Evangelio

Jn 6, 56
R. Aleluya, aleluya.
El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él, dice el Señor.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Juan 6,51-58: Compartiendo la vida de Jesús por medio de la Eucaristía

Al alimentarnos con el Cuerpo y Sangre del Señor, participamos de la vida de Jesús y estamos seguros de que él nos resucitará de entre los muertos.

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida".

Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"

Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.

Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.

Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre''.

 

Oración de los Fieles

Nuestro Señor Jesús nos ha alimentado con su Palabra de vida, y nos invita a su banquete. Presentémosle todos nuestros afanes y los de nuestros seres queridos. Responderemos a cada petición diciendo: R/Quédate con nosotros, Señor.

  • Por la Iglesia. Para que la Eucaristía siga siendo la fuente de su vitalidad y de su habilidad para dar testimonio de la presencia del Señor en la comunidad, roguemos al Señor.
  • Por los cristianos. Para que tengan hambre y sed de justicia en el mundo y puedan dar acceso a cada persona a los valores espirituales y a los bienes materiales que necesiten, roguemos al Señor.
  • Por todos los que, en tantas partes del mundo, viven en la miseria y no tienen bastante ni para comer. Para que la gente se una solidariamente y los ayude a ganar con dignidad su propio sustento, roguemos al Señor.
  • Por nosotros y por todos los cristianos que nos juntamos alrededor de la mesa del Señor. Para que Cristo nos una, alma y corazón, y nos haga como mesas abiertas a todos, roguemos al Señor.

Señor Jesucristo, tú te nos das como Pan de Vida. Ayúdanos a entregarnos a nuestros hermanos como tú, gratuitamente y sin reservas. Quédate con nosotros, Señor, ahora y por todos los siglos.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Como un Padre que se preocupa por sus hijos,

nos invitas a la mesa de tu Hijo.

Él cambiará nuestro pan en su Cuerpo,

y nuestro vino en bebida de vida.

Haznos uno con él,

sacia nuestra hambre con su Pan

y refréscanos con su bebida,

para que sepamos vivir, movidos por su Amor,

su misma vida de valor y de entrega

ahora y por los siglos de los siglos.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

En la oración eucarística cantamos nuestra gratitud y alabanza a nuestro Padre Dios, por habernos dado a Jesús como nuestro Pan de Vida.

 

Invitación al Padre Nuestro

Unidos a Jesús, nuestro Señor,

con sus mismas palabras rogamos

a nuestro Padre del cielo.

R/ Padre Nuestro...

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males,

líbranos de nuestra cobardía y egoísmo.

Nútrenos con tu Pan de Vida.

Reúnenos a todos juntos

y guárdanos siempre unidos

para que el mundo reconozca

que tu Hijo vive en nosotros,

mientras caminamos con alegre esperanza

hacia la gloriosa venida

de nuestro Salvador Jesucristo.

R/Tuyo es el Reino...

 

Partiendo el Pan

El pan que partimos es el Pan de la Resurrección

para una nueva vida y una nueva felicidad.

Es Pan para ser compartido,

porque es el Pan del Señor.

 

Invitación a la Comunión

Este es Jesús, el Señor, que nos dice:

“Mi carne es verdadero alimento

y mi sangre verdadera bebida.

Los que comen mi carne y beben mi sangre

viven en mí y yo viviré en ellos.”

Dichosos nosotros, que hemos aceptado esta invitación

para sentarnos a su mesa y comer su Pan de Vida.

R/Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Te damos gracias, oh Dios, Padre nuestro,

por alimentarnos en nuestro viaje hacia ti

con el verdadero Pan y bebida de Vida

que es tu Hijo Jesucristo.

En ésta y en cada eucaristía

que él nos habite

para que nos entreguemos unos a otros

como él se entregó por nosotros.

Que estemos presentes

y seamos serviciales unos con otros

como él está presente y disponible para servir a todos,

y que con él vivamos tu vida,

ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Bendición

Hermanos: Experimentamos día a día que vivir el Evangelio del Señor no es nada fácil. No es fácil llevar una vida digna de vivirse: ser generoso y desinteresado, compasivo, amar a todos y ayudarse unos a otros, incluso cuando es molesto, vivir una vida de integridad, construir juntos un mundo mejor... Es la verdadera sabiduría la que nos impulsa a acercarnos a la mesa del Señor para buscar su fuerza. Que el Señor nos acompañe en este camino de vida y amor. Y que Dios nos bendiga a todos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

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