Domingo 29 de Septiembre, 2024
VIGÉSIMOSEXTO DOMINGO AÑO B
“No monopolicemos al Espíritu”
Muchos dones, un solo Espíritu
Saludo (Ver 1 Cor 12,4-7)
Hay variedad de dones,
pero todos proceden del mismo Espíritu;
hay toda clase de servicios,
pero todos dirigidos a un mismo Señor;
hay muchas formas de trabajo,
pero todas ellas, en toda la gente,
son trabajo del mismo Dios.
En cada uno el Espíritu se manifiesta
para el bien de todos.
Que el Señor Jesús les dé a ustedes este Espíritu
y que esté siempre con ustedes.
Introducción
1. “No monopolicemos al Espíritu”
Qué fácilmente desconfiamos de los que son diferentes a nosotros, de otras razas, pueblos, ideas políticas o religiones... Los etiquetamos y los juzgamos sin tener en cuenta quiénes son, sus historias, el bien que ellos hacen… Pero aquí viene Jesús, cuyo corazón late para todos, y nos dice que tenemos que ser de mente abierta y sin prejuicios, y reconocer todo lo bueno que hay en los demás y en sus obras, sean ellos quienes sean. El mismo Espíritu es quien trabaja en nosotros y en todos los que hacen el bien. Que el Señor abra hoy nuestra mente y nuestro corazón.
2. Muchos dones, un solo Espíritu
En nuestros días, los muros y las trincheras que hemos levantado entre personas, pueblos, razas y naciones son inmensos… Mi familia o mi clan primero, y los demás no cuentan; mi país por encima de todo y de todos; mi tribu o mi raza, y no el resto; mi grupo social solamente, y desprecio a los demás; incluso mi religión…. De aquí las guerras, las rivalidades, las persecuciones, la violencia de toda naturaleza. Es hora de preguntarnos: ¿Aceptamos o no que el Espíritu de Dios sopla donde quiere y trabaja en todas partes? Pidámosle a Jesús en esta eucaristía que abra nuestras mentes y nuestros corazones a todos, y que nos dé la gracia de reconocer a su Espíritu haciendo el bien donde la gente busque lo que es justo, lo que es bello, lo que es bueno.
Acto Penitencial
1. “No monopolicemos al Espíritu”
Pidamos al Señor que nos perdone
nuestros celos, nuestros prejuicios,
nuestra cortedad de mente.
(Pausa)
Señor Jesús,
tu Espíritu Santo sopla donde quiere;
él es quien inspira y mueve a muchos a obrar el bien.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús,
tu Espíritu derrama generosamente sus dones
en cualquier persona que esté abierta a su aliento de vida
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús,
tu Espíritu otorga sabiduría y discernimiento
donde y cuando menos lo esperamos.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
y perdona nuestros pecados de autosuficiencia e intolerancia.
Ábrenos a la fuerza de tu Espíritu
y llévanos a la vida eterna.
2. Muchos dones, un solo Espíritu
Pidamos al Señor que nos perdone,
porque hemos sido cerrados y estrechos de miras.
(Pausa)
Señor Jesús,
tú nos quieres libres.
Abre las fronteras de nuestra mente y corazón.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús,
abre nuestros ojos para ver
a los humildes y los pobres,
y a la gente que hayamos despreciado.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús,
enséñanos a ver, contigo,
todo lo bueno que hay en las personas,
aun cuando sean diferentes de nosotros.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor,
y perdona nuestros pecados.
Que seamos uno en ti,
y llévanos a la vida eterna.
Oración Colecta
Roguemos para que el Espíritu de Dios
viva en nosotros y en todos los hermanos.
(Pausa)
Oh Dios, Padre nuestro:
Derrama sobre nosotros y sobre todos los hermanos
el Espíritu vivificante de tu Hijo.
Que él abra nuestras mentes
para que veamos tu belleza y verdad
con una luz siempre nueva.
Que abra también nuestros corazones
para que podamos recibir de él cada día
una nueva provisión de coraje y valor.
Que él derrame en todos nosotros
un amor respetuoso y tolerante.
Nos atrevemos a pedirte todo esto
en el nombre de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Primera Lectura: Números 11,25-29: Nadie tiene el monopolio de los dones de Dios
Moisés se alegra por la manifestación del Espíritu de Dios en otras personas y lo pide para su pueblo. Él entiende que, en el Reino de Dios, nadie tiene el monopolio de sus dones.
R. (9a) Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta del todo
y reconforta el alma;
inmutables son las palabras del Señor
y hacen sabio al sencillo.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
La voluntad de Dios es santa
y para siempre estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Aunque tu servidor es esmera
en cumplir tus preceptos con cuidado,
¿quién no falta, Señor, sin advertirlo?
Perdona mis errores ignorados.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Presérvame, Señor, de la soberbia,
no dejes que el orgullo me domine;
así, del gran pecado
tu servidor podrá encontrarse libre.
R. Los mandamientos del Señor alegran el corazón.
Segunda Lectura: Santiago 5,1-6: Las riquezas son una responsabilidad
En términos bien claros, Santiago advierte a los ricos en bienes materiales y en talentos espirituales que, en el día del Juicio, sus posesiones darán testimonio contra ellos si no las han usado en favor de los demás.
Evangelio: Mark 9,37-42.44.46-47: “Aprecien el bien que otros hacen”
Jesús enseña a sus discípulos a apreciar el bien hecho por los otros, sean quienes sean, y a no escandalizar nunca.
Oración de los Fieles
Roguemos al Padre de todos por todos los hombres, cercanos o lejanos, conocidos y desconocidos, y digamos: R/ Señor, que tu Reino venga a todos.
Padre, haz nuestro amor tan generoso y magnánimo como el Amor que tú nos has mostrado en Cristo Jesús. Que tu Espíritu nos abra a todos. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú nos invitas a compartir con tu Hijo
su comida de comunión y de paz.
Derrama sobre nosotros aquí reunidos
el Espíritu de Jesucristo,
para que todos seamos uno
y cooperemos con toda la gente de buena voluntad
actuando con valor y coraje
en favor de la justicia y libertad
en todo tiempo y en todas partes.
Que así tu Espíritu trabaje en todos
para ofrecerte gloria y alabanza
por los siglos de los siglos.
Introducción a la Plegaria Eucarística
Unidos a nuestro Señor Jesucristo, demos gracias al Padre por congregarnos, por su Santo Espíritu, como una sola Iglesia en una común alabanza.
Introducción a Padre Nuestro
Con la diversidad de dones y misiones
con las que el Señor nos ha bendecido
y enriquecido como comunidad,
sintámonos uno en el Espíritu Santo
para dirigirnos al Padre
con la oración que Jesús nos enseñó.
R/ Padre Nuestro...
Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y concédenos la paz en nuestros días.
Ayudados por tu misericordia;
guárdanos siempre libres
de los prejuicios que nos separan,
la soberbia que descalifica a los diferentes
y el egoísmo que cierra nuestro corazón
al compartir generoso con nuestros hermanos y hermanas.
Que sepamos reconocer y apreciar
todo lo bueno que hay en los demás,
construyendo ya, aquí y ahora,
el Reino de nuestro Salvador Jesucristo.
R/ Tuyo es el Reino...
Invitación a la Comunión
Este es Jesucristo, el Señor,
que nos dejó su Espíritu
con la diversidad de sus dones
que habitan incluso en aquellos que no lo reconocen.
Vayamos a recibirlo agradecidos y dispuestos a la comunión.
R/ Señor, no soy digno...
Oración después de la Comunión
Oh Dios, Espíritu Santo:
que comunicaste a tu Iglesia los bienes y dones del cielo,
haznos receptivos a tu llamada
y generosos para ofrendar los dones que nos diste
con la fuerza y el descanso de tu Eucaristía.
Bendición
Hermanos: Pidamos a su Espíritu Santo nos fortalezca con sus dones y nos haga cada día más receptivos a sus dones, más abiertos y comprometidos con nuestra misión. Y que los bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.