Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

28 Domingo Tiempo Ordinario

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Domingo 13 de Octubre, 2024

 

VIGÉSIMOCTAVO DOMINGO AÑO B

 

1.“Una cosa te falta…”

 

2. El Señor nos llama a su encuentro

 

Saludo (Ver Segunda Lectura)

La Palabra de Dios es viva y activa;

puede juzgar nuestras emociones

y pensamientos secretos.

Es Jesús mismo, el Señor,

quien nos dirige esa Palabra.

Que él permanezca

siempre con ustedes.

 

Introducción

1. “Una cosa te falta…”

Hoy la Palabra de Dios nos desafía seriamente: ¿Dónde ponen ustedes su corazón? ¿Dónde cifran ustedes su propia seguridad? ¿Qué es lo que da valor a su vida y la hace digna de vivirse? Una cosa les falta… Compartamos en esta eucaristía la sabiduría del Antiguo Testamento y escuchemos vivamente la Palabra de Jesús, que nos dice: “No pongan su corazón en las posesiones materiales porque llegarán a dominarlos. Que solo Dios sea su Señor, el único dueño de su corazón, el único al que sigan…”.

 

2. El Señor nos llama a su encuentro

¡Qué felices somos cuando el Señor nos invita a encontrarlo a un nivel más profundo, más allá de nuestra vida disipada y trivial, sea en momentos de oración personal, o escuchando la Palabra que él nos dirige, o en nuestra acción de gracias después de la comunión, o al admirar la belleza de su Creación...! Cuando lo encontramos de verdad, él siempre nos cambia, porque –lo queramos o no– siempre nos invita a seguirlo más radicalmente. Pidámosle al Señor en esta eucaristía que sepamos seguir siempre y con alegría su llamado e invitación.

 

Acto Penitencial

¿Nos atrevemos acaso a confiar más en Dios que en nuestras propias seguridades y posesiones? Examinémonos ante el Señor.

                        (Pausa)

Señor Jesús,

tu sabiduría y tu amor valen mucho más

que la fama, la salud, la belleza y las posesiones.

Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús,

tú bien sabes dónde está nuestro corazón y tú quieres que esté dirigido y orientado hacia Dios. Cristo, ten piedad de nosotros.

                        Señor Jesús,

tú quieres que renunciemos a las cosas mundanas y materiales que nos poseen y controlan,

y que, en cambio, te sigamos a ti más radicalmente.

Señor, ten piedad de nosotros.

 

En tu infinita bondad,

perdona nuestros apegos a lo material y a lo mundano.

Danos la gracia de poner toda nuestra confianza en ti,

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Pidamos a Dios sabiduría para seguir a su Hijo Jesús sin vacilación.

                     (Pausa)

Señor Dios nuestro:

Tu Palabra viva nos inquieta.

Tú ofreces el primer lugar en tu Reino

a los últimos y a los más pequeños:

tú declaras ricos y bienaventurados a los pobres

y pides a los ricos que se vuelvan pobres.

Danos, te pedimos, la sabiduría de vivir

para las cosas realmente importantes

y de seguir a tu Hijo

en el camino que nos lleva a ti y a nuestro prójimo,

para que estemos siempre seguros en tus manos.

Concédenoslo por medio de Jesucristo,

tu Hijo, nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Sabiduría 7,7-11: Sabios con la sabiduría de Dios

Más preciosa que el poder, las riquezas, la salud y la belleza es la sabiduría que viene de Dios. Nos hace vivir en su Amor.

Supliqué y se me concedió la prudencia;
invoqué y vino sobre mí el espíritu de sabiduría.
La preferí a los cetros y a los tronos,
y en comparación con ella tuve en nada la riqueza.
No se puede comparar con la piedra más preciosa,
porque todo el oro, junto a ella, es un poco de arena
y la plata es como lodo en su presencia.

La tuve en más que la salud y la belleza;
la preferí a la luz, porque su resplandor nunca se apaga.
Todos los bienes me vinieron con ella;
sus manos me trajeron riquezas incontables.

 

Salmo Responsorial

Salmo 89, 12-13. 14-15. 16-17

R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Enséñanos a ver lo que es la vida,
y seremos sensatos.
¿Hasta cuándo, Señor, vas a temer
compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo? R.
R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Llénanos de tu amor por la mañana 
y júbilo será la vida toda.
Alégranos ahora por los días
y los años de males y congojas. R.
R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.
Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos 
puedan mirar tus obras y tu gloria.
Que el Señor bondadoso nos ayude
y dé prosperidad a nuestras obras. R.
R. Sácianos, Señor, de tu misericordia.

 

Segunda Lectura: Hebrews 4,12-13: La Palabra de Dios es viva y eficaz

La Palabra de Dios es inquietante, nos interpela, nos desacomoda. No es un libro de historia ni un texto de literatura por sí. Es mucho más que eso: es Palabra viva que penetra en nosotros, en lo más hondo de nosotros, y nos saca de nuestra zona de confort, nos eleva, nos abre un horizonte nuevo, nos invita a cambiar y nos transforma. Nadie que pase realmente por la Palabra de Dios seguirá siendo el mismo.

Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas.

 

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Mark 10,17-30: “Ven y sígueme sin equipaje inútil

Como al joven rico, Jesús nos invita. Para seguirlo, tenemos que desapegarnos de muchas cosas que nos esclavizan porque Jesús nos llama a la libertad más plena.

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”.

Entonces él le contestó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.

Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios”.

Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”.

Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”.

Jesús le respondió: “Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna”.

 

O bien: 
Mc 10, 17-27

 

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”.

Entonces él le contestó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven’’. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.

Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios”.

Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”.

 

Oración de los Fieles

Pidamos al Señor sabiduría para apreciar sus dones con gratitud y para usarlos para el bien de todos. Y digámosle: R/ Señor, haznos sabios con tu sabiduría.

  • Por los que en la Iglesia proclaman la sabiduría de la Palabra de Dios. Para que ellos la vivan y la comuniquen desde su testimonio y su experiencia, roguemos al Señor.
  • Por los pastores que guían a tu Iglesia. Para que renuncien a toda seguridad, poder o riqueza y den ejemplos contundentes de vida evangélica, roguemos al Señor.
  • Por los gobernantes y líderes del mundo entero. Para que se comprometan en la promoción y defensa de la dignidad humana en todo el planeta, roguemos al Señor.
  • Por los que trabajan en los medios de comunicación. Para que se comprometan con la verdad y procuren hacerse eco de las necesidades del pueblo, roguemos al Señor.
  • Por los padres y educadores. Para que desafíen a los jóvenes a vivir por ideales que realmente importan. Y también por los jóvenes. Para que el sano idealismo y la generosidad sigan guiándolos en sus vidas, roguemos al Señor.
  • Por los más favorecidos. Para que aprendan a compartir lo que son y lo que poseen con los que tienen menos y con los totalmente desposeídos, roguemos al Señor.

Oh Dios, hoy te pedimos no precisamente riquezas sino generosidad y confianza, no placer sino profunda alegría. Haznos cuerdos y sabios con la sabiduría y la cordura de Jesucristo nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Tu sabiduría tiene un nombre: Tu Hijo Jesucristo.

En estos signos de pan y vino celebramos la locura de la cruz

por la que Jesús nos salvó del pecado y de la muerte.

Haznos conscientes de la pobreza y vaciedad

de nuestros corazones y del valor puramente pasajero

de las cosas de este mundo con las que nos atamos

y esclavizamos a nosotros mismos.

Convierte nuestros corazones y asiéntalos

sobre riquezas que jamás se devalúan como la justicia,

la verdad y el amor generoso.

Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria a Eucarística

Alabamos ahora y damos gracias a Dios por habernos creado y por guiar todas las cosas con su sabiduría, poder y amor. Que seamos buenos administradores de su Creación, y que sepamos usar los bienes de esta Tierra de manera sustentable para beneficio de todos y para la gloria de Dios.

 

Invitación al Padre Nuestro

 Dios es nuestra única riqueza.

 Por eso clamamos a él

 con las palabras de Jesucristo.

 R/ Padre nuestro...

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor de todos los males

y concede tu paz a este nuestro mundo

que está cansado ya de guerras y de injusticia.

Danos el don de tu Santo Espíritu, la sabiduría, para que no busquemos nuestra felicidad en el poder ni las riquezas. Ayúdanos a buscarte a ti y a tu Reino, mientras esperamos con alegre esperanza la segunda venida gloriosa de nuestro Salvador, Jesucristo.

R/Tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesús nuestro Señor, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él es el mayor don de Dios para nosotros y la riqueza de los que son pobres de corazón. Dichosos y sabios nosotros, si aceptamos la invitación de nuestro Señor y comemos este Pan de Vida.

R/ Señor, no soy digno...

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios, Señor nuestro:

Nos quedamos fácilmente satisfechos de nosotros mismos

y de nuestro propio pequeño mundo. Despiértanos

y danos el valor de ponernos en camino con tu Hijo

en su aventura de esperanza y amor.

Haznos preguntarnos no lo que hemos hecho por ti,

sino más bien lo que no hemos hecho ni hemos dado todavía.

Por la fuerza de esta eucaristía, ayúdanos a seguir a tu Hijo

hoy más que ayer pero menos que mañana.

Concédenoslo por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Cristo y su Evangelio siguen retándonos a buscar satisfacción y seguridad no en lo que poseemos (ese nuestro pequeño mundo material y mundano), ni tampoco en la propia auto-felicitación por haber obedecido, como el joven rico, los mandamientos de Dios. Queremos ser realmente felices con una alegría que nadie nos pueda arrebatar, aprendiendo de Jesús a darnos sin reservas a Dios y a los hermanos que nos rodean. Ellos son nuestra riqueza y seguridad. Que el Señor nos dé a todos esta sabiduría y fortaleza. Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros y nos acompañe siempre.

 

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