Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

31 Domingo Tiempo Ordinario

Description

Domingo 3 de Noviembre, 2024

 

TRIGÉSIMOPRIMER DOMINGO AÑO B

 

1. El amor, cumbre y compendio de todos los Mandamientos

 

2.“Comparte el Amor de Dios”

 

Saludo (Ver la Segunda Lectura)

Jesús, aquí en medio de nosotros,

se ofrece a sí mismo por nosotros.

Él vive para siempre

para interceder por todos nosotros, que venimos a él.

Que su gracia y su paz estén siempre con ustedes.

 

Introducción

1.El amor, cumbre y compendio de todos los Mandamientos

No hay mayor amor que el que nos dispone a dar nuestra vida por los demás. Jesús demostró con su propia vida y con su muerte que lo decía en serio. Insiste en que el amor a Dios y al prójimo son una sola y misma cosa; son inseparables. Nos resulta quizás fácil amar a un Dios a quien no vemos, pero con mucha frecuencia nos resulta muy difícil amar a gente cuyas debilidades vemos, gente que puede ser rara, cascarrabias, violenta y nada de fiar. Pero si no podemos amar a esa gente, realmente no amamos a Dios. Jesús, que es el Amor de Dios vivo, puede otorgarnos su Amor infinito y digno de fiar.

 

2. “Comparte el Amor de Dios”

Las personas que se aman profundamente están dispuestas a sacrificarse la una por la otra. Sin embargo, más que el sacrificio mismo, lo que más importa es su mutuo amor. El amor es la auténtica raíz. El amor es algo tan estupendo porque, antes que nada, es un regalo de Dios, que nos amó primero. Si caemos plenamente en la cuenta de esto, nos será fácil amar a los hermanos y estar en paz y en amor con nosotros mismos, porque Dios nos ama en medio de nuestra debilidad e inconstancia, y continúa aceptándonos con benevolencia. ¿Por qué, pues, no habríamos nosotros de aceptar también a los que nos rodean? En esta eucaristía le pedimos al Señor que podamos experimentar este amor y que nos haga capaces de compartirlo con nuestros hermanos.

 

Acto Penitencial

¿Quién no ha fallado a veces en el amor?

Pidamos al Señor y a aquellos a quienes hemos ofendido

que nos perdonen con generoso corazón.

 (Pausa)

Señor Jesús, comparte tu Amor con nosotros

ya que eras atento y amable con todos

y curabas sus enfermedades.

R/Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús, comparte tu amor con nosotros

ya que acogías y abrazabas

aun a pecadores y marginados.

R/Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús, comparte tu amor con nosotros

ya que te diste hasta el extremo de aceptar la muerte

para salvar al injusto, al ingrato, al cruel.

R/ Señor, ten piedad de nosotros.

 

Ten misericordia de nosotros, Señor;

perdona todos nuestros pecados.

Haznos capaces de amar

con un amor que nunca excluya a nadie

y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Roguemos a Dios, fuente de todo Amor,

que reavive el nuestro.

 (Pausa)

Señor Dios nuestro, Padre amoroso:

Todo amor auténtico procede de ti y conduce a ti.

Tú te has entregado a nosotros

en una Alianza de Amor eterno

en la persona de Jesucristo.

Ayúdanos a responder a tu Amor con todo nuestro ser

y a vivir tus Mandamientos

no como leyes impuestas desde afuera sobre nosotros,

sino como oportunidades de amarte sincera y cordialmente

a ti y a los hermanos.

Te lo pedimos por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

 

Primera Lectura: Deuteronomio 6,2-6: “Amen al Señor con todo su corazón”

Dios nos dice: “Escuchen, Pueblo de la Alianza: El Señor Dios los ama. Amen a Dios con todo su corazón”.

En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Teme al Señor, tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos siempre y así prolongarlás tu vida. Escucha, pues, Israel: guárdalos y ponlos en práctica, para que seas feliz y te multipliques. Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres, y te multiplicarás en una tierra que mana leche y miel.

Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido”.

 

Salmo Responsorial

Salmo 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab

R. (2) Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza,
el Dios que me protege y me libera. R.
R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Tú eres mi refugio, 
mi salvación, mi escudo, mi castillo.
Cuando invoqué al Señor de mi esperanza,
al punto me libró de mi enemigo. R.
R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Bendita seas, Señor, que me proteges;
que tú, mi salvador, seas bendecido.
Tú concediste al rey grandes victorias
y mostraste tu amor a tu elegido. R.
R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.

 

Segunda Lectura: Hebreos 7,23-28: Cristo, el Sumo Sacerdote definitivo

Cristo es el definitivo mediador y Sumo Sacerdote porque él es el Hijo eterno de Dios, el único que puede otorgarnos real comunión con el Padre.

Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesucristo tiene un sacerdocio eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para interceder por nosotros.

Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía: santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo eternamente perfecto.

 

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará
y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Marcos 12,28b-34: No hay Mandamiento mayor que estos dos

El evangelio nos dice: “Escucha, Pueblo de la nueva Alianza: «Ama al Señor Dios con todo lo que hay en ti; recuerda que el amor incluye a cada uno y a todos».”

En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.

El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”.

Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

 

Oración de los Fieles

El amor difícilmente puede ser “mandado”; sin embargo, debería ser el corazón de todo lo que hacemos. Pidamos al Padre de todo Amor la capacidad de amarlo auténticamente a él y a nuestros hermanos, estén cerca o lejos. Digamos: R/ Señor, haznos instrumentos de tu Amor.

  • Para que la Iglesia, por la que Cristo murió, crezca hasta llegar a ser una comunidad universal que viva y haga visible a todos el Amor incondicional de Dios, roguemos al Señor.
  • Para que los cristianos, en todas partes del mundo, no sean gente de legalismos y de observancias exteriores, sino gente con corazón que hacen lo que deben hacer y mucho más, porque son hijos de Dios, roguemos al Señor.
  • Para que las naciones del mundo aprendan a respetarse y a ayudarse unas a otras, y a construir paz y progreso no a expensas de los otros sino mediante la justicia y distribución equitativa de los bienes de la Tierra, roguemos al Señor.
  • Para que seamos amigos dignos de fiar para cuantos sufren de cualquier forma; que sepamos aligerar sus cargas y ayudarlos a seguir confiando en Dios y en los hermanos, roguemos al Señor.
  • Para que nuestro anémico, débil y mustio amor se vuelva rico y espontáneo, como un fresco aliento de vida y alegría que anime las vidas de los que nos rodean, y sea como un canto de alabanza a Dios, roguemos al Señor.

Oh Dios, fuente de Amor: Fácilmente declaramos que te pertenecemos a ti y a tu Hijo Jesús. Ayúdanos, por medio de tu Espíritu de Amor, a dar un rostro humano a tu Amor para que sepamos hacer felices a los demás y ser todos juntos tu Pueblo alegre y feliz, en Cristo Jesús, nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios y Padre nuestro:

Por medio de estas ofrendas de pan y vino

permítenos unirnos a tu Hijo Jesús

en su perfecto sacrificio de Amor.

Acepta nuestro corazón, nuestra vida,

nuestros pensamientos, palabras e intenciones,

nuestras penas y nuestras alegrías

como una manera agradecida de responder a tu Amor,

y para llevar vida y alegría a nuestros hermanos.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Con un solo corazón y una sola voz demos gracias a Dios por el Amor que nos ha mostrado en Cristo, un Amor que nos hace a nosotros capaces de amar. La obediencia de Jesús también nos ha hecho capaces de dar a Dios una respuesta de Amor.

 

Invitación al Padre Nuestro

Por el poder del Espíritu Santo

que mora en nuestros corazones,

rogamos a nuestro Padre del cielo.

R/ Padre nuestro...

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males

de insensibilidad, cálculo y egoísmo,

y ábrenos decididamente a tu Amor.

Líbranos siempre del miedo a entregamos con amor

a cualquiera que nos necesite.

Y que nuestro amor por los que nos rodean

sea la prueba de calidad de que te amamos a ti.

Ayúdanos a ser un solo corazón y una sola alma

y a ser una comunidad generosa para el servicio,

mientras esperamos con gozosa esperanza

la segunda venida de nuestro Salvador Jesucristo.

R/Tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Este es el Cordero de Dios

que entregó su vida por nosotros

y que dijo: “Conocerán todos que ustedes son mis discípulos

si se aman unos a otros como yo les he amado.”

Dichosos nosotros, invitados a participar

del banquete de Amor de Jesús.

R/Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios y Padre nuestro:

Hemos aprendido de tu Hijo

no solamente a amar a otros

como nos amamos a nosotros mismos,

sino, si es necesario,

a amarlos más aún que a nosotros mismos.

Por la fuerza de esta eucaristía,

disponnos a alegrarnos con los que se sienten alegres y felices

y también a llorar con los tristes,

a cultivar lo mejor en nosotros mismos

y a ofrecerlo a los otros como don gratuito.

Ayúdanos a no acoger nunca a Cristo sin el pueblo

y, a la inversa, a nunca acoger al pueblo sin Cristo,

que es nuestro Señor y Salvador

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hermanos: ¿Necesitábamos realmente que nos recordaran que el amor es el corazón de nuestra fe así como el corazón de toda vida humana? Con frecuencia nos olvidamos de ese Amor que permanece. Tantas veces nos parece incluso que no está… No debemos olvidar que es el mismo Cristo que sale a nuestro encuentro en los hermanos en el camino de la vida. Que el Señor nos colme con su Amor y nos bendiga: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

BibleClaret

Hong Kong

Síguenos

Copyright © Bibleclaret 2025. All Rights Reserved.