Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

32 Domingo Tiempo Ordinario

Description

Domingo 10 de Noviembre, 2024

 

TRIGÉSIMOSEGUNDO DOMINGO AÑO B

 

1. En las manos de Dios

 

2.El pobre sabe cómo compartir

 

Saludo (Ver Salmo Responsorial)

Alaben al Señor

que da pan a los hambrientos

y endereza a los que ya se doblan.

Es él quien guarda a los peregrinos

y sustenta al huérfano y a la viuda.

Que este Dios de Amor esté siempre con ustedes.

 

Introducción

1. En las manos de Dios

¿Hasta qué punto nos atrevemos nosotros, cristianos, a vivir en las manos de Dios? Como cristianos, ¿no debería ser esa nuestra marca registrada, “denominación de origen”, juntamente con el amor de unos para con otros? Se supone que amamos tanto a Dios que confiamos en él completa y absolutamente, sin condiciones, sin miedo ni vacilación. Ése fue el estilo de vida de Jesús, que vivió totalmente en las manos de su Padre. Incluso en su muerte humillante en la cruz pudo exclamar: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Aun siendo nosotros tímidos y débiles, ofrecemos ahora, con Cristo nuestro Señor, nuestra confianza al Padre y le confiamos también todos nuestros seres queridos.

 

2. Los pobres saben cómo compartir

Para algunos es algo sorprendente y alentador ver cómo muchos pobres se ayudan unos a otros, cómo comparten lo muy poco que tienen y cómo lo hacen sin alardear, discreta y espontáneamente. ¿No habría de ser esto para todos nosotros una invitación a la conversión, a mayor generosidad? Esto hace que el pobre se convierta así en benefactor, el que recibe en donante, el indigente en persona rica a los ojos de Dios. ¿Dónde nos encontramos nosotros? ¿Sabemos cómo dar, con confianza en Dios y en los hermanos? Unámonos a Cristo en su sacrificio, en la eucaristía y en la vida, porque él se dio totalmente a nosotros.

 

Acto Penitencial

Dios ha sido generoso con nosotros,

pero nosotros con frecuencia hemos sido mezquinos con otros

a la hora de compartir nuestro amor y nuestras cosas.

Pidamos perdón a Dios y a los hermanos

por nuestro egoísmo.

 (Pausa)

Señor Jesús,

tú llamaste dichosos y bienaventurados

a los pobres de espíritu,

y con tu estilo de vida nos enseñaste el camino.

R/Señor, ten piedad de nosotros.

 

Cristo Jesús,

tú te entregaste totalmente a los otros

con tu vida, tu muerte y todo lo que eres.

R/Cristo, ten piedad de nosotros.

 

Señor Jesús,

tú tomaste sobre ti nuestras faltas y pecados

y nos enriqueciste con tu propia vida.

R/Señor, ten piedad de nosotros.

 

Ten misericordia de nosotros, Señor;

perdona y elimina todo nuestro egoísmo,

haznos generosos como tú lo fuiste.

Y llévanos a la vida eterna.

 

Oración Colecta

Pidamos a Dios profunda confianza en él.

 (Pausa)

Oh Dios bondadoso,

que tienes un corazón de Padre y de Madre:
Tú te preocupas por los pobres.

Por eso, otorga justicia a los oprimidos

y da alimento a los hambrientos.

En tu Hijo Jesús nos has mostrado

cómo hay que dar, no de lo que nos sobra,

sino, totalmente, a nosotros mismos.

Confunde nuestros cálculos mentales

y cambia nuestros intereses personales

por un compartir generoso,

para que nuestra forma de dar

se parezca a la tuya, sin contar nunca el costo.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

 

Primera Lectura: 1 Reyes 17,10-16: Dio lo último que tenía

En tiempo de hambruna, una viuda pagana da sus últimas provisiones al profeta Elías porque éste se lo pide en nombre de Dios. Ambos, el profeta y la viuda confían en que Dios proveerá.

En aquel tiempo, el profeta Elías se puso en camino hacia Sarepta. Al llegar a la puerta de la ciudad, encontró allí a una viuda que recogía leña. La llamó y le dijo: “Tráeme, por favor, un poco de agua para beber”. Cuando ella se alejaba, el profeta le gritó: “Por favor, tráeme también un poco de pan”. Ella le respondió: “Te juro por el Señor, tu Dios, que no me queda ni un pedazo de pan; tan sólo me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija. Ya ves que estaba recogiendo unos cuantos leños. Voy a preparar un pan para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos”.

Elías le dijo: “No temas. Anda y prepáralo como has dicho; pero primero haz un panecillo para mí y tráemelo. Después lo harás para ti y para tu hijo, porque así dice el Señor de Israel: ‘La tinaja de harina no se vaciará, la vasija de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra’ ”.

Entonces ella se fue, hizo lo que el profeta le había dicho y comieron él, ella y el niño. Y tal como había dicho el Señor por medio de Elías, a partir de ese momento, ni la tinaja de harina se vació, ni la vasija de aceite se agotó.

 

Salmo Responsorial

Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10

R. (1) El Señor siempre es fiel a su palabra.
El Señor siempre es fiel a su palabra, 
y es quien hace justicia al oprimido;
él proporciona pan a los hambrientos
y libera al cautivo. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.
Abre el Señor los ojos de los ciegos
y alivia al agobiado. 
Ama el Señor al hombre justo
y toma al forastero a su cuidado. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.
A la viuda y al huérfano sustenta 
y trastorna los planes del inicuo. 
Reina el Señor eternamente,
reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R.
R. El Señor siempre es fiel a su palabra.

 

Segunda Lectura: Hebreos 9,24-28: Cristo se sacrificó por todos

Cristo ofreció a Dios no dones artificiales, hechos por mano humana, sino que se dio a sí mismo sin medida. Por esto su sacrificio, ofrecido de una vez para siempre, tuvo suficiente poder para salvarnos.

Hermanos: Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros.

En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.

Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para salvación de aquellos que lo aguardan y en él tienen puesta su esperanza.

 

Aclamación antes del Evangelio

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Marcos 12,38-44: Ella ofreció todo lo que tenía para subsistir

Mientras otros daban lo que les sobraba, la pobre viuda dio todo cuanto tenía para sobrevivir. Fue más generosa que nadie.

En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Éstos recibirán un castigo muy riguroso”.

En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir”.

 

O bien: 
Mc 12, 41-44

En aquel tiempo, Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza ha echado todo lo que tenía para vivir”.

Oración de los Fieles

Oremos a Dios, nuestro Padre generoso, que ama a los débiles y humildes, y roguemos por todos los que son realmente pobres diciendo: R/ Escucha a tu Pueblo, Señor.

  • Señor, te pedimos por tu Iglesia. Presérvala de la tentación del poder y de las riquezas. Y así te decimos…
  • Señor, te pedimos por todos los gobernantes y funcionarios públicos. Presérvalos de la tentación de la avaricia, de la corrupción y del abuso de poder. Y así te decimos
  • Señor, te pedimos por los huérfanos y las viudas. Líbralos de la desesperación; y a nosotros haznos atentos a su necesidad de amor, compasión y ayuda generosa y eficaz. Y así te decimos
  • Señor, te pedimos por todos los pobres que se sienten inseguros por el día siguiente. Que sepamos llevarles seguridad y amor. Y así te decimos
  • Señor, te pedimos por los ricos. Para que sepan abrir su corazón y sus manos dadivosas para compartir generosamente. Y así te decimos…
  • Señor, te pedimos por esta nuestra comunidad. Haznos lo bastante generosos para compartir no sólo desde nuestra abundancia sino también, cuando sea necesario, desde nuestra pobreza. Y así te decimos
  • Señor, traemos ante ti también nuestras intenciones personales (momento de silencio). Y así te decimos…

Padre, sabemos que nos amas y cuidas de nosotros con la ternura de una Madre. Te confiamos todos nuestros afanes y preocupaciones. Sé generoso con nosotros y, como tú, haznos generosos con los demás, por el poder de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios, Padre amoroso:

En estos signos de pan y vino

celebramos cómo Jesús, tu Hijo,

se dio a sí mismo de una vez para siempre,

para que nosotros vivamos, amemos y seamos libres.

Danos la gracia de aprender de él

a no preguntarnos

cuánto podemos aportar sin que nos duela,

sino que sea él nuestra fortaleza

para que sepamos dar lo mejor de nosotros mismos

y para responder generosamente a su voz

que nos grita, pidiendo ayuda, en cualquier necesitado.

Concédenoslo, Dios Padre, por medio de Jesucristo, nuestro Señor.

 

Introducción a la Plegaria Eucarística

Demos ahora gracias y alabanzas a Dios nuestro Padre por Jesús, que se entregó totalmente a sí mismo para que nosotros viviéramos y fuéramos capaces de amar.

 

Invitación al Padre Nuestro

Dios sabe lo que necesitamos

porque él es nuestro Padre.

Le rogamos con la confianza

de Cristo Jesús.

R/Padre nuestro…

 

Líbranos, Señor

Líbranos, Señor, de todos los males

y concédenos la paz que procede de vivir en tus manos

y de descubrir tu presencia

en nuestros hermanos necesitados.

Por tu gran misericordia,

líbranos del miedo de tener

que entregarnos a nosotros mismos,

mientras esperamos con alegría la Vida y la Salvación

de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

R/Tuyo es el Reino…

 

Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Cordero de Dios

que se sacrificó a sí mismo

para el perdón de nuestros pecados

y para compartir su vida con nosotros.

Dichosos los pobres y hambrientos,

porque el Señor los invita a su mesa

para darse a sí mismo.

R/Señor, no soy digno…

 

Oración después de la Comunión

Oh Dios, Padre misericordioso:

Tu hijo vino a nosotros

para colmar con tus dones a los pobres,

conscientes de su propia vaciedad,

y los llamó dichosos y bienaventurados.

Ayúdanos a descubrir

que nosotros también somos realmente pobres

en fe, en confianza y en amor generoso.

Quédate cerca de nosotros por medio de tu Hijo,

para que nos hagamos disponibles para todos

y compartamos lo mejor de nosotros mismos

sin ninguna exhibición vanidosa,

sino con obras calladas de amor y servicio,

como lo hizo Jesús, tu Hijo,

que vive contigo y con nosotros

por los siglos de los siglos.

 

Bendición

Hemos celebrado el sacrificio de Jesús. Él dio todo lo que tenía y lo que era –todo su ser– para llevar a los otros vida y felicidad. Marchemos ahora a nuestra vida cotidiana para ser verdaderamente cristianos, es decir, personas semejantes a Cristo; que no contemos nunca el costo de nuestra donación y entrega. Y que Dios todopoderoso los bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

BibleClaret

Hong Kong

Síguenos

Copyright © Bibleclaret 2025. All Rights Reserved.