Liturgia viva

El calendario litúrgico anual

Misioneros y pobres

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Jueves 3 de Octubre, 2024

 

26 Semana en Tiempo Ordinario

 

MISIONEROS Y POBRES

 

Oración Colecta

Señor Dios nuestro:

Tú no posees nada, porque lo eres todo.

Tu propio Hijo nació, vivió y murió en la pobreza.

Señor, primeramente, haznos conscientes

de la pobreza de nuestro propio corazón,

para que estemos dispuestos

a escuchar, a esperar y a recibir

con la misma actitud de los pobres,

y para que aprendamos a dar generosamente

lo que tenemos y lo que somos,

como hizo Jesús, tu Hijo,

que vive contigo y también con nosotros

por los siglos de los siglos.

 

Primera lectura: Job 19, 21-27: Sé que está vivo mi Defensor

 Nada puede destruir la fe de Job en Dios. A pesar de todo su sufrimiento, sabe que Dios vive y es su Redentor.

Job tomó la palabra y dijo:
“Tengan compasión de mí,
amigos míos, tengan compasión de mí,
pues me ha herido la mano del Señor.
¿Por qué se ensañan contra mí, como lo hace Dios,
y no se cansan de escarnecerme?

Ojalá que mis palabras se escribieran;
ojalá que se grabaran en láminas de bronce
o con punzón de hierro se esculpieran
en la roca para siempre.

Yo sé bien que mi defensor está vivo
y que al final se levantará a favor del humillado;
de nuevo me revestiré de mi piel
y con mi carne veré a mi Dios;
yo mismo lo veré y no otro,
mis propios ojos lo contemplarán.
Esta es la firme esperanza que tengo’’.

 

Salmo Responsorial

R. (13) No me abandones, Dios mío.
Oye, Señor, mi voz y mi clamores
y tenme compasión;
el corazón me dice que te busque
y buscándote estoy. R.
R. No me abandones, Dios mío.
No rechaces con cólera a tu siervo
tú eres mi único auxilio;
no me abandones ni me dejes solo,
Dios y salvador mío. R.
R. No me abandones, Dios mío.
La bondad del Señor espero ver
en esta misma vida.
Armate de valor y fortaleza
y en el Señor confía. R.
R. No me abandones, Dios mío.

 

Aclamación antes del Evangelio

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya.
El Reino de Dios está cerca, dice el Señor;
arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
R. Aleluya.

 

Evangelio: Lucas 10,1-12: "L paz de ustedes descansará sobre ellos"

Cuando Jesús envía a sus misioneros a evangelizar a los pobres, él quiere que sean, como él, pobres entre los pobres.

En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa, digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.

Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.

 

Oración de los Fieles

  • Por los misioneros. Para que vayan al pueblo al que son enviados con humildad y con pobreza de medios, roguemos al Señor.
  • Por los evangelizadores. Para que descubran con respeto todo lo bueno que hay en las mentes y corazones de los pueblos y su cultura, roguemos al Señor.
  • Por las Iglesias jóvenes. Para que arraiguen con profundidad en el alma de su propio pueblo como comunidades de fe y amor, y que así enriquezcan a la Iglesia universal, roguemos al Señor.

 

Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:

Tu Hijo Jesucristo va a venir a nosotros,

aquí ahora sobre el altar,

para entregarse a nosotros

en la pobreza de un trozo ordinario de pan

y de un sencillo sorbo de vino.

Haznos disponibles, junto con él,

para vivir con la única seguridad

de saber que estamos en tus manos

y de que tú dispones a la gente en su corazón

para aceptar la Buena Nueva de Salvación

que les transmitimos

si nos volvemos pobres y disponibles para el Reino

junto con nuestro Señor Jesucristo.

 

Oración después de la Comunión

Señor Dios nuestro:

Tu Hijo envió a sus discípulos

a predicar la Buena Nueva de Salvación

con una pobreza de medios que desarma.

Libra a tu Iglesia

de la permanente tentación

de intentar impresionar a la gente

con riqueza, poder y prestigio.

Hazla una Iglesia humilde y servidora

que no solo conozca lo que es la pobreza

sino que también tenga el difícil valor de vivirla

con la fuerza de Jesucristo nuestro Señor.

 

Bendición

Hermanos: Hay una abundante cosecha esperando. La paz del Reino de Dios hay que llevarla a muchos. ¡Iglesia: Adelante por el camino del Evangelio! Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.

 

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